Las madres de Ayotzinapa
Las madres- coraje llegaron a Chiapas con su adolorida esperanza bajo la bruma de noviembre, en un capítulo más de la tragedia de Ayotzinapa.
La breve estancia en la escuela normal rural Mactumatzá de Tuxtla Gutiérrez apenas fue para el abrazo solidario y el pésame encubierto. Esa palabra que no acaba de desgajarse pero que ya está en el llanto contenido.
Casi 60 días de áspera espera. Paréntesis que se resiste a romper la frágil crisálida que protege a la mariposa de la esperanza para que no mude en el horror del sacrificio consumado.
Diálogo a media voz. Compartimiento de la pena, de la zozobra y la incertidumbre.
Los viajeros de la caravana Daniel Solís Gallardo estiraron las piernas, probaron el sorbo de café, trazaron ruta de viaje y relataron cómo el dolor se expande de su lecho consanguíneo y cimbra los cimientos del país.
Rostros calados por lágrimas y orfandad de hijos. Ilusión reiterada en invocación para seguir desterrando las interpretaciones y las certezas de la muerte.
La ilusión del reencuentro con los 43 llegó y viajó en cuatro autobuses. De Guerrero al sur de México se lanzan semillas para la vida, no importa que se diga que los jóvenes fueron asesinados, convertidos en cenizas y llevados por el río.
El viaje a esta tierra, de 45 sacrificados también en Acteal, para decir de viva voz cómo están las cosas en la encrucijada de Ayotzinapa – Río de calabacitas, o quizá ya río de calaveritas- es un reguero de dolor, de furia, de hartazgo y desconcierto.
Es reclamo emergente para refundar el Estado nacional. Llamado hacia la alborada de un nuevo amanecer.
Las Dolorosas de Ayotnizapa en su esencia rural mestiza e indígena con abolengos de luchas, poseen la resistencia amorosa y justiciera de Las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina.
Como aquellas sudamericanas, que por décadas han buscado a los hijos y los nietos arrancados por la dictadura militar, las guerrerenses tambien transitan y hurgan en las diferentes radiografías del dolor.
Daniel Solís Gallardo se concentró en San Cristóbal de las Casas con su marcha mitin y exigencia por la reaparición de los estudiantes de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos.
En el Caracol de Oventic en San Andrés Larraínzar las trashumantes de la pena se reunieron con mandos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Les expusieron la tragedia de sus hijos, el levantamiento de la indignación que causa su ausencia. Los embozados de la rebeldía indígenales prometieron articular un movimiento nacional en torno a los grandes temas del México actual.
La caravana concluyó este domingo su recorrido por Chiapas con una marcha pacífica en Tuxtla Gutiérrez, en la que pidieron al gobierno de Enrique Peña Nieto que se deje de juegos políticos y entregue vivos a los raptados.
Inés Abraján, tía de Adán Abraján, dijo que no creen la versión sobre los cuerpos calcinados ofrecidas por los últimos tres detenidos, por ello esperan a los desaparecidos.
Queremos que vuelvan ya ; no sabemos en dónde están, si están comiendo o no.
Estamos llenos de coraje y tristeza.
Palabras lanzadas en el sopor de la tarde.
Al verlos y escucharlos tan físicamente endebles, a punto de romperse- sus chanclitas, sus pants, sus mochilitas hirsutos también- uno se interroga, por qué pierden siempre los mismos, ellos que generacionalmente no saben del sabor de pequeñas victorias de la vida humilde, sencilla y simple
Los vimos retornar en autobuses hacia la incesante búsqueda. Se fueron y tras la partida dejaron abiertas las preguntas: cuántos kilómetros y dolores serán necesarios para reencontrarlos, así fuera vivos o muertos.
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