Obispo alerta por posible confrontación violenta por límites de Chenalhó y Chalchiuitán

Habitantes de Chenalhó y Chalchiuitán temen recurran a las armas para dirimir el conflicto de tierras entre ambos municipios. Foto: Secretaría de Turismo

En el conflicto de límites entre los municipios de Chalchihuitán y Chenalhó, que lleva más de 40 años y no ha sido posible encontrar una solución de conformidad para ambas partes, haría falta la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para finiquitar el problema, consideró el obispo de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel.

En entrevista, dijo que el problema agrario de 900 hectáreas , se ha agudizado en las últimas semanas, por lo que quizá sea necesario enviarlo al Supremo Tribunal de justicia para que analicen los estudios que ya se han hecho “y resuelva, no conforme a papeles de la  Secretaría Reforma Agraria, sino conforme a los derechos naturales e históricos de los pueblos, señalados por los límites que establece el río entre ambos municipios”, dijo.

 Explicó que recientemente hablaron con él autoridades municipales y de bienes comunales de Chenalhó, acompañados por personalidades “de reconocida trayectoria histórica” para pedirle que intervenga ante las autoridades federales y estatales, “para que su litigio se resuelva en paz, con diálogos y acuerdos, no con armas ni con amenaza de cárceles”.

Los indígenas de Chenalhó se quejaron que la Secretaría de la Reforma Agraria hace 41 años adjudicó a Chalchihuitán “terrenos que históricamente han sido de Chenalhó. No se respetaron los límites naturales, marcados por el río que separa ambos municipios, sino que se trazó una raya arbitraria” y rechazan que les ofrezcan 15 millones de pesos, para que dejen de reclamar esos terrenos y les preocupa que les amenacen con encarcelarlos si no los aceptan”.

Ahora el conflicto es básicamente que los dos grupos “se declaran dueños de esas tierras. Quieren la paz, en el respeto a los límites naturales e históricos, pero temen que algunos recurran a las armas y a la violencia, para defender lo que consideran suyo”.

Ambos grupos, dijo el obispo, piden mesas de diálogo “como las que ya se han hecho y que dieron buenos resultados, pero que fueron temporales”.