La libertad que intentan acallar en el ciberespacio, y Joaquín Miguel Gutiérrez
La placa de bronce empotrada en el muro trasero de la catedral expone sin preámbulos: Aquí cayó el héroe epónimo de Tuxtla Gutiérrez, don Joaquín Miguel GutiérrezCanales.
El epitafio no consigue atrapar la atención de los transeúntes del pasillo impregnado de meados, los cuales alejan más la referencia histórica del héroe del liberalismo chiapaneco.
La taza de chocolate prolonga más la caída de la noche junto a Nina. Cercado por su cintura y la llovizna, los vitrales de la catedral me trasladan al 1838 de armas y pasiones desatadas.
Me llegan los aromas esparcidos de las pomarrosas en algunos patios de la Villa de San Marcos Tuxtla, donde Joaquín Miguel moría prisionero en los estertores de su sangre.
Resuenan los pataleos del militar y periodista liberal, que bajo las estampidas de las balas y el gorjeo de las palomas sobre las almenas de adobes, organizaba su rotunda soledad para cabalgar su muerte incontenible.
La placa del callejón de la catedral condensa el adolorido luto de los padres del general, Miguel Antonio y Rita Quiteria.
Como evoca igualmente el desamparo de la amada que aquella noche aguardó al militar- periodista que no volvió.
Del hombre que nunca más cruzó la puerta de cedro y aldabas, que lo llevaban al regazo enfebrecido de aquella mujer cómplice en carne, alma y espíritu.
Le digo a Nina que los sueños de la escritura y la espada de Joaquín Miguel Gutiérrez Canales no perecieron en este callejón mal oliente que intenta sin lograrlo conservar un retazo de la historia del liberalismo chiapaneco en Tuxtla Gutiérrez.
Le insistió que, ayer como hoy, las luchas se pelean en el bando de conservadores y liberales.
Entre quienes pretenden acallar las libertades en el ciberespacio, y de los otros que, armados de razones y redes sociales, pugnan contra las balas del poder absolutista e intolerante.
Ella sin hablar, aprueba asintiendo la cabeza, cuando presuroso y anhelante le quito con mi lengua, la huella que el chocolate dejó en sus labios.
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