Naufrago salvadoreño regresa a Pijijiapan

Naufrago salvadoreño llegó a El Fortín, acompañado de personal de una televisora a la que le vendió los derechos de su historia, y de otros medios de comunicación. Foto: Amalia Avendaño

Naufrago salvadoreño llegó a El Fortín, acompañado de personal de una televisora a la que le vendió los derechos de su historia, y de otros medios de comunicación. Foto: Amalia Avendaño

 

El Fortin, Pijijiapan. Salvador Alvarenga, el famoso naufrago salvadoreño, quien afirma haber sobrevivido más de un año en una barca a la deriva en el océano Pacífico, por fin cumplió la promesa que hizo a su compañero de infortunio, Ezequiel Cordova Ríos (presuntamente muerto a los cuatro meses del naufragio), de contarle a sus últimos momentos y las palabras que envió a su madre en esta comunidad.

A ella le reveló que echó al mar el cuerpo de su compañero, tres días después que  murió. «Le contó que él se ponía a llorar frente a Ezequiel, hablándole, diciendo que no estaba muerto, que solo estaba dormido. Le toco echarlo al agua  finalmente», relató Benedicto Perea, abogado que acompaña a Salvador y a sus padres en la visita a México.

El abogado salvadoreño, presente durante las dos horas del encuentro con Rosalía Ríos, madre del pescador mexicano que resistió sólo 4 meses en la embarcación,  por quién la familia celebrara una ceremonia fúnebre el 31 de marzo próximo, aunque no sepan el día exacto que murió.

“A medio mar, no tenía forma de saber la fecha, no tenía un calendario, pero para mí fue en marzo y así lo recordaremos”, expresó la madre, quien recibió al centroamericano con lagrimas y un largo abrazo para luego manifestarle que “siento alegría que este aquí, que ha vuelto, que más me hubiera gustado que mi hijo volviera con él”.

 Ezequiel Cordova Ríos, presuntamente murió a los cuatro meses del naufragio.

Ezequiel Cordova Ríos, presuntamente murió a los cuatro meses del naufragio.

Rosalía Ríos, junto a sus 4 hijos que le sobreviven, tíos, abuelos y vecinos, compartieron la comida, una sopa de gallina “como en familia” en esta comunidad de El Fortín, ubicada a 3 horas de Tuxtla Gutiérrez, junto al mar en la costa del pacífico mexicano.

Al concluir la entrevista Salvador, explicó que mantiene distintos tratamiento médicos por un parásito en su organismo, y los dientes “que están rotos”. Sin embargo hizo el esfuerzo de viajar a México, disculpándose en todo momento por no poder hacerlo antes.

-¿Cambió algo dentro de ti ahora que hablaste con la señora?

“Uuuuf, si,  me siento yo desahogado, me siento yo tranquilo, me siento yo feliz de haber cumplido con la promesa que hice a mi compañero, no dije mentiras, ya quedo yo conforme que cumplí con mi promesa”.

Sobre el mensaje personal que llevo a la madre, no quiso hablar, pero relató a los hermanos el principio del naufragio el 17 de noviembre de 2012 cuando salieron a pescar tiburón de la playa de Chocohuital:“Nos agarró el mal tiempo, el norte, se daño  el motor, quedamos a la deriva, fue muy complicado; sólo Dios sabe porque pasan las cosas, que  no fui yo el que fallecio, que  fue mi amigo, yo no hubiera deseado que fuera así, yo viera querido que los dos estuviéramos aquí, pero no fue así”, lamentó

-Que vas a hacer ahora, como va a ser tu vida?

-Ir a las Iglesias, cerca de Dios, como se lo prometí, ese va a ser mi trabajo, predicando la palabra de Dios y espero que Dios me escuche,y tengo fe en eso, que él fue el que me dio mi vida, sin él yo no estaría aquí.

Confirmó que no volverá al mar y se quedará a vivir con sus padres en El Salvador, junto a su esposa y su hija a quienes, doce años antes del naufragio había dejado para ser pescador en las playas mexicanas.

Rosalía Díaz, agradeció la presencia del compañero de su hijo. “Me siento mejor, más tranquila, porque ahora ya se que fue lo que pasó, cuáles fueron las últimas palabras de mi hijo que dijo, eso me llena de tranquilidad. Me las voy a guardar, es algo tan lindo o también tan triste, que no me gustaría publicar, me lo voy a reservar para mí, era para mí, me llena de tranquilidad el saber el final de esta historia que se vivió en esa inmensidad del mar, y de donde ya tristemente no salió con vida. Agradezco a Dios y a estas personas que lo trajeron a Salvador y que hemos convivido en este día. Hemos tenido un acercamiento tan bonito nos sentimos como en familia porque compartimos el mismo dolor, las mismas penas, las mismas tristezas”.

El jurista Perlea, relató que al principio del encuentro se “quebraron” ambos.  “Han sufrido mucho, ahora están satisfechos, quiero aclarar algo que algunos medios habían desvirtuado comentando que la familia quería actuar en contra de Salvador y aquí esta la familia dice hoy que no es cierto que hayamos dicho eso, al contrario querían que viniera acá».

Explicó que se documentaran los testimonios y actas a partir de la desaparición para la formalidad de declarar fallecido al joven chiapaneco que se mantenía como desaparecido , “se hace un acto jurídico postmortus, pero en este caso como existen varios testigos, nosotros y los medios, ahí se hará una fe pública con un abogado para que la familia reciba el acta de asentamiento de persona fallecida extraviada fuera de los alcances y se llama por causa de fuerza mayor o causa de cosa fortuita, para eso también tenemos que hablar con el juez para eso ocurra” .

Después de comer, acompañado de sus padres y la familia de su compañero recorrió nervioso los 500 metros que separan al mar de la vivienda para abordar una lancha similar a la que le sirvió de refugio durante 14 meses en su odisea, “a ver como me va”, respondió  entre risas a los pobladores que le saludaban al pasar a “la Chancha”.

Sobre las olas, durante unos 25 minutos bromeo o celebró las bromas de los pasajeros de la lancha y llegó finalmente a Chocohuital, a la comunidad de pescadores de la playa Costa Azul de donde había partido y donde “lo dabámos por muerto” decían hombres y mujeres que lo abrazaban, se tomaban fotos junto a él y relataban sin fin las anécdotas de cuando vivió con ellos más de una década.

Los pescadores también relataron historias de quienes para siempre se perdieron en el mar,  “es muy bonito, pero muy dura la vida aquí, son muchos los que se pierden, porque se arruina el motor, se descarga el radio, el temporal voltea las lanchas, pasa seguido”.

El abogado hizo un llamado a la ”parte patronal” de los pescadores de las empresas que no asumen ninguna responsabilidad , “al menos en este caso, ni siquiera una responsabilidad moral, ya que no han ido a ver a la familia de Ezequiel al menos para presentar sus condolencias, desde cuando se confirmó que el muchacho ya había fallecido”.

-Porque le dicen La Chancha?

-Quien sabe, así le dicen desde siempre, -responden entre risas los compañeros que lo invitaron a participar en una fiesta en un rancho cercano para celebrar su retorno, antes de que se regrese a su país, sobre todo “a continuar su tratamiento para restablecer completamente su salud”, informó su abogado.

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