Caralampio, nombre prohibido
El 6 de octubre de 1966, desde Madison, Wisconsin, Rosario Castellanos le escribe a Raúl Ortiz y Ortiz, su amigo, para contarle: «Caralampio me habla por teléfono dos veces a la semana, gracias a lo cual no me he muerto de la tristeza de estar lejos de él».
Hoy este nombre popular en Comitán, donde se venera el santo ortodoxo, es «prohibido» en Sonora, donde el Registro Civil lo incluyó en una lista de 61 nombres.
Hasta el siglo pasado, el nombre de Caralampio era común entre los mestizos de Comitán y tojolabales de Las Cañadas y la Selva, donde en los ejidos y ranchos, se venera la imagen del santo en capillas e iglesias, pero de unos 20 años para acá, su uso ha disminuido como consecuencia de la migración a los Estados Unidos, consideran los oficiales de las dos oficinas del Registro Civil que se ubican en la cabecera municipal de Las Margaritas.
Pero aun cuando el nombre de Caralampio era constantemente usado por los comitecos, muchos de los que llevan esta identidad optaron por usar el segundo nombre con que los inscribieron en el Registro Civil, ya que no les gustó o sufrieron burlas de sus amigos.
Caralampia «N» de 45 años de edad, dice que desde niña detestó este nombre que le pusieron sus padres y cuando la empezaron a llamar con el diminutivo de «Lampa», decidió usar «Kary», aunque en sus documentos de estudios y de identidad aparece como Caralampia.
Humberto Caralampio, sufrió burlas de sus compañeros taxistas y algunos se refirieron de él, como «Lampito» o «Lampo». «¿Qué pasó Lampito?», le decían sus correligionarios del sitio de taxis.
Para dar un ejemplo del uso del nombre de Caralampio entre los comitecos, a 200 metros a la redonda de donde vive «Kary», fueron conocidos Caralampio Gómez, el tablajero; Caralampio Arguello, el carpintero; doña Caralampia, la tendera; Humberto Caralampio, el taxista; Augusto Caralampio, el mecánico; Caralampio, el fotógrafo; y Faustino Caralampio, el ingeniero.
En otros puntos del pueblo fueron famosos el comerciante Caralampio Pérez, Caralampio Flores, Caralampio Morales, éste un médico empírico que cobró notoriedad entre los tojolabales por sanarlos de sus enfermedades, Caralampio (a) Bishná, que fue el zapatero de los comitecos, Caralampio Culebro, un profesor que emigró a Huixtla, donde una escuela primaria lleva su nombre; también están Augusto Caralampio, el radiotécnico; Caralampio el cohetero y otros.
En la actualidad, hay dos líderes sociales que llevan este nombre: Caralampio Gómez, líder de la Organización Proletaria Emiliano Zapata (OPEZ) y Caralampio Jiménez Gómez, de la Organización Campesina Independiente para Pueblos Autónomos (OCIPA).
En la estructura del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), del EZLN, no hay comandantes con este nombre, pero si algunos que llevan esta identidad y que son parte de las Juntas de Buen Gobierno.
La historiadora Leticia Becerril dice que San Caralampio, «es un santo ortodoxo muy famoso, (pero) en el santoral católico no existe, aunque su nombre en griego es: Xaralambos (Xapaaamtioe), que significa de mucha alegría, luz, resplandeciente de xára, alegría y lambí, brillar».
Dice que Xaralambos nació en Asia, aproximadamente en el año 90 Después de Cristo y es en el año 130, cuando se ordena sacerdote. «Vivió 113 años y murió martirizado en el año 202, el 10 de febrero, que es el día que todos los ortodoxos griegos celebran su festividad».
La imagen de San Caralampio llegó a Comitán por el año de 1850, a través de un soldado de Santiago, Cuba, donde se veneraba el santo.
El comiteco Raymundo Solís, es el impulsor del culto de San Caralampio, en el barrio de La Pila y en 1862, el gobernador de Chiapas, Juan Clímaco Corzo, declaró oficialmente la festividad del santo.
Actualmente el culto a San Caralampio se ha extendido hacia el Distrito Federal, Monterrey y otras ciudades del país.
En la oficialía 03 de Las Margaritas, ubicada en la 1a Sur Oriente, los funcionarios de la oficina dicen que en la base de datos «hay muchas personas con el nombre de Caralampio inscritas», pero en los recientes años los tojolabales y mestizos lo han hecho a un lado y prefieren usar «nombres raros».
Algunos padres llegan a la oficina a inscribir a sus hijos con nombres «muy raros que oyen en la televisión, pero la gran mayoría son origen anglosajón que conocieron en algunos lugares de los Estados Unidos, hasta donde han ido a trabajar».
«La instrucción que tenemos nosotros es que cuando lleguen los padres y quieran ponerle un nombre raro a su hijo, nosotros les tenemos que decir que ese nombre no es correcto, en algunos casos aceptan la sugerencia, pero otros hasta se han enojado», dice la oficial que pide no ser citada.
En los últimos tres años, ninguna familia ha escogido el nombre de Caralampio para uno de sus hijos, que ha inscrito en la oficialía 03.
«Por ahora no tenemos ninguna instrucción de las oficinas centrales para prohibir ese nombre. Se sigue usando, pero ya no con tanta frecuencia como antes. Ya es muy escaso su uso».
En la oficialía 01, ubicado a un costado de la alcaldía de Las Margaritas, los funcionarios dicen que en la base de datos que va de 1970 a la fecha, «hay muchas personas con el nombre de Caralampio, pero desde hace dos años no hemos inscrito a ningún niño».
«Lo que si tenemos ahora, son nombres como Brayan, Jordán… Hace unos días vino una familia y el padre nos pidió que apuntáramos a su hijo con el nombre de Kaka, como el futbolista, pero cuando le dijimos que le pusiera otro, el señor se molestó», dice una funcionaria de la oficina.
Una modalidad ahora, es el uso de nombres en diminutivo, como Lupita, Rosita, Paquito, Charito, Toñita, Pepe, Alex o Alexander, «pero cuando les decimos que esos nombres no son correctos, la gente se molesta. La otra vez vino una persona y le puso a su hijo Sadam Husein. No pudimos hacer nada», dicen los responsables de la oficina.
El obispo Felipe Arizmendi Esquivel se congratuló en enero pasado, con la campaña del Registro Civil de Chiapas, para cambiar el nombre de las personas que no estén conformes con «el que les hayan elegido sus padres».
Pero hizo un llamado a los padres de familia a que «sepan escoger el nombre de sus hijos» y anunció que las fe de bautizo también puede corregirse con «el nombre que no les gustó» a sus hijos.
El obispo expuso que «a veces los nombres indican una vocación sobre qué querrían los padres que el hijo fuera, pero a veces escogen los más raros que pudiera haber y eso no se vale porque después hay muchas burlas en la escuela y en otras partes y a algunos los hace sufrir el propio nombre e incluso las personas emplean un diminuto para reducir «el efecto negativo del nombre».
Arizmendi Esquivel agregó que apoyará la campaña del Registro Civil, ya que hay personas que se avergüenzan llevar el nombre que tienen y «por eso hay una oportunidad jurídica válida para poder corregir la imposición del nombre».
En su recorrido como entonces obispo de la diócesis de Tapachula, encontró hace 23 años, que un ciudadano del municipio de Amatenango de la Frontera, tenía el nombre de Obispo y cuando se iba a casar, los lugareños comentaban: «Se va casar el Obispo».
El titular de la diócesis de San Cristobal de las Casas, ha visto actas de nacimiento con el nombre de Onedollar, pero también conoció a un seminarista que su nombre era Grabiel y no Gabriel, por un error del secretario del Registro Civil, pero cuando el obispo le dijo que si quería cambiarse el nombre y realizar el proceso jurídico, el estudiante de teología, lo rechazó.
Otro seminarista originario del municipio de Amatán, llevaba el nombre de Hitler, pero por fortuna «se salió del seminario y no llegó a ser sacerdote, sino sería el padre Hitler, lo cual es absurdo realmente».
como puedo cambiarme mi nombre