El Grito que replegó a los maestros en Chiapas
El rostro de ambos lados era el mismo. Tanto los policías como los maestros tenían la incertidumbre de lo que sucedía. Ambos no tenían claro lo que habían negociado las autoridades del gobierno del estado como los dirigentes sindicales durante el mediodía en Palacio de Gobierno.
Desde las 17:00 horas elementos policiacos llegaron a la zona donde mantienen su plantón los maestros. Los docentes temían un desalojo debido a lo que sucedió en el zócalo del Distrito Federal.
Dirigentes en Chiapas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) les explicaron a sus compañeros en un mitin improvisado frente a Palacio de Gobierno que habían acordado con el gobierno ceder la plaza central para los festejos patrios del fin de semana, pero que el plantón continuaría y les pedían moverse a la calle y avenida central.
Los policías antimotines, disfrazados como quien está dispuesto a un enfrentamiento, avanzaban poco a poco por la plaza de la ciudad. Se quedaban hasta por más de una hora esperando una nueva indicación, mientras los docentes se replegaban hacía los campamentos.
“Nos dicen que no nos van a desalojar que solo nos salgamos de la plaza, que ya hubo un acuerdo con el gobierno para que no nos desalojen, pero que les dejemos la plaza para que el “güero” de el grito” explicaba una maestra a sus compañeros, que incrédulos se negaban a abandonar la plaza.
Los maestros no terminaban de estar convencidos de que no iban a ser desalojados. Con altavoces los maestros pedían a sus compañeros abandonar la plaza e irse a los campamentos de la avenida y calle central. Así lo hicieron.
Mientras bajo la lluvia los policías rodeaban el parque central y terminaban de poner las vallas metálicas, los profesores también montaban sus casas de campaña y lonas en la zona aledaña.
En el sonido local se escuchaba “no caigan en provocaciones, maestros. Nos replegamos, pero no abandonamos la lucha. Aquí seguiremos en plantón. Estamos en alerta máxima” repetían una y otra vez.
“Nosotros seguimos ordenes. Si nos dicen avancen, avanzamos y si nos dicen retrocedan, pues, retrocedemos. Cuando hay desalojo nos lo dicen a la hora. Aquí en Palacio nos tienen encerrados desde hace tres días. Mi uniforme si me lo quito queda como armadura de tan tieso que está por la suciedad” cuenta un policía, ya que la plaza central está totalmente rodeada de vallas metálicas, los policías acuartelados y los profesores replegados.
En el sonido local, que han instalado los plantonistas, se escucha el relato de una maestra que cuenta cómo su esposo, profesor chiapaneco, fue reprimido en el zócalo del Distrito Federal. La maestra termina llorando y los policías, atrás de la muralla metálica, solidarizándose con ella. “Pobres, es que allá se pasaron. Cómo los agarraron” decían entre ellos un grupo de policías.
Al rato se escuchó en el mismo sonido local el agradecimiento para los vendedores ambulantes y padres de familia que llegaron a dejar pan y café a los maestros. A diferencia de los refuerzos de los policías que llegaban con toletes y escudos, los de los profesores llegaban cargando ollas de café y canastas de pan.
La imagen que se queda al final del día es un tanto surrealista. El patio de Palacio de Gobierno con las mesas listas para la cena que se dará el 15 de Septiembre. El parque central, ya con sus adornos propios del mes de Septiembre, rodeado por vallas metálicas y alrededor de mil 700 policías acuartelados en Palacio de Gobierno y Palacio Federal. Afuera de esa valla miles de profesores en plantón que esperan que el Gobierno cumpla su promesa y no haya desalojo.
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