“Alto a la tala ilegal”; comunidad rarámuri exige respeto a su territorio

“Alto a la tala ilegal”; comunidad rarámuri exige respeto a su territorio
Foto: Raíchali

*Esta nota fue realizada por Raíchali, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


La comunidad denunció formalmente la actividad forestal irregular desde febrero ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) pero la dependencia no ha realizado inspecciones.

Por Karla Quintana / Raíchali

Chihuahua – Habitantes de la comunidad indígena de Bosques San Elías Repechique, del municipio de Bocoyna, se manifestaron en el aeropuerto regional de Creel para exigir la intervención de las autoridades ante la tala ilegal que continúa en su territorio, a pesar de contar con una suspensión definitiva otorgada en el juicio de amparo 642/2018.

La comunidad denunció formalmente la actividad forestal irregular desde febrero ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) pero la dependencia no ha realizado inspecciones.

Uno de los gobernadores de la comunidad de Repechique, quien junto a las demás personas manifestantes solicitaron reservar sus datos por el riesgo que existe en contra de la comunidad, informó que la denuncia se presentó el 24 de febrero de 2025, un día después de celebrarse una asamblea comunitaria donde se acordó denunciar públicamente las violaciones a su territorio.

En el escrito, dirigido a Lilia Aidé González Bermúdez, encargada del despacho de Profepa en Chihuahua, se expone que personas ajenas a la comunidad siguen ingresando para talar árboles en los predios denominados “Rinconcito Lejano” y “Batuyvo”, sin contar con documentación legal visible ni autorización vigente.

“Ellos dicen que tienen guía, pero los mismos habitantes han sido amenazados cuando cuestionan de dónde proviene la madera”, relató otra de las personas de Bosques de San Elías Repechique.

La Profepa confirmó que no existe autorización vigente para la extracción de madera en la zona, pero hasta ahora no ha realizado las visitas de inspección, a pesar de que se comprometió a hacerlo en un plazo de 15 días.

En 2018, por decisión de la asamblea, se interpuso un juicio de amparo radicado bajo el expediente 642/2018 con el objetivo de solicitar la nulidad de los permisos de aprovechamiento forestal y obtener el título de propiedad sobre su territorio, de un aproximado de 10 mil 700 hectáreas.

El juicio fue radicado en el Juzgado Décimo de Distrito del estado de Chihuahua, y el 18 de diciembre de ese mismo año se otorgó la suspensión para que dichos permisos no fueran ejecutados mientras se resolvía el juicio.

Con fecha 31 de enero de 2024, el juzgado dictó sentencia en la que, entre otros puntos, se declararon nulos los permisos de aprovechamiento forestal otorgados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), al considerar que se autorizaron sin respetar el derecho a la consulta libre, previa e informada, establecido en el Convenio 169 de la OIT y la Constitución Mexicana.

“Se advierte que la comunidad indígena rarámuri recurrentemente ha sido afectada por actos de autoridad que inciden directamente en su territorio, sin que medie consulta alguna”, señaló el juzgado en la sentencia.

Inconformes con la resolución, los particulares y las instituciones interpusieron recursos de revisión, y el caso fue turnado al Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal y Administrativa del Décimo Séptimo Circuito, donde aún está pendiente de resolución. Por lo tanto, el juicio no ha concluido, aunque la suspensión definitiva sigue vigente.

Las y los habitantes detallaron que la tala ha generado un grave deterioro ambiental en el territorio: “Antes llovía, la gente tenía animales, sembraban. Ahora ya no hay agua, se está acabando todo”, expusieron.

Según relataron, la tala ha provocado incendios forestales, ya que las ramas y residuos quedan esparcidos en el bosque seco, lo que facilita la propagación del fuego. “No tenemos herramientas, nomás con rastrillos andamos apagando la lumbre”, comentó otra de las habitantes.

Desde su cosmovisión, el bosque representa la vida misma: es fuente de agua, alimento y equilibrio. “Queremos que nos respeten dentro de la comunidad. No pedimos solo para nosotros, también para los que están talando, porque ellos también necesitan agua. Si destruyen el bosque, se acaba el agua para todos.”

Finalmente, hicieron un llamado urgente a las instituciones para que actúen con responsabilidad y cumplan con sus obligaciones: “Pedimos que hagan su trabajo como debe ser. Que respeten lo que se ha pedido desde la comunidad.”

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