Pablo González Casanova: una ola brava

Pablo González Casanova: una ola brava
Foto: Pie de Página

*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


A 103 años del nacimiento de Pablo González Casanova, diversos intelectuales, activistas y amigos lo homenajean en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Durante el evento se comprobó que su obra sigue estando más viva que nunca

Texto y fotos: Fernando Santillán González

CIUDAD DE MÉXICO. – El conversatorio Pablo González Casanova. Memorias a 103 años de su nacimiento se erigió como un espacio de reflexión y homenaje al legado del destacado sociólogo y académico. El evento reunió a amigos, colegas y estudiantes que compartieron anécdotas y reflexiones sobre la vida y obra de un hombre cuyo pensamiento crítico sigue vigente en la academia y en la lucha por los derechos humanos.

Raúl Romero, colaborador de Don Pablo y moderador del evento, destacó las múltiples facetas de González Casanova: exrector de la UNAM, director del Instituto de Investigaciones Sociales, fundador de los Colegios de Ciencias y Humanidades, impulsor de la educación a distancia y defensor incansable de los derechos de los pueblos originarios. También fue un referente en la lucha por la democracia en México y América Latina, además de mantener un vínculo histórico con movimientos sociales como el zapatismo.

«He identificado al menos tres dimensiones en su trayectoria: el González Casanova rector, forjador de instituciones y reformas universitarias; el académico que revolucionó la sociología con obras como La democracia en México; y el comandante Pablo Contreras, comprometido con las causas sociales», expresó Romero.

Un pensador crítico inigualable

Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, compartió cinco viñetas que retratan al intelectual como un lector apasionado, un luchador político y un académico comprometido con la justicia social. Subrayó su habilidad para entrelazar poesía y ciencias sociales, así como su influencia en la sociología latinoamericana:

«Cada noche, antes de dormir, Don Pablo leía poesía o teatro. Era su escape del universo de categorías científicas en el que navegaba, a veces a favor de la corriente, a veces contra ella».

Magda Gómez, profesora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), reflexionó sobre el impacto de su obra en su generación:

«Su libro La democracia en México nos brindó una mirada crítica frente al autoritarismo imperante. Visibilizar la desigualdad en un régimen que se autoproclamaba democrático fue un acto revolucionario. Hoy, su pensamiento sigue siendo clave para cuestionar qué tan cerca estamos de una verdadera democracia».

Un ser excepcional

Miguel Álvarez, cercano colaborador de González Casanova, lo describió con una metáfora:

«Don Pablo era como una ola brava. Quien lograba entrar en su corriente vivía una experiencia extraordinaria, pero no siempre fue fácil conectar con él. Quienes tuvimos el privilegio de conocer su corazón encontramos a un ser excepcional».

Destacó su rol como mediador en conflictos sociales y su enfoque en procesos colectivos:

«No buscaba protagonismo, sino crear herramientas para que las comunidades las hicieran propias».

Y contó:

“Me tocó conocer a un Don Pablo, que mientras fue mediador, era crítico al zapatismo. Hubo dos momentos de crisis que no viene al caso contarles, y él optó por apoyar a Don Samuel en esa situación y cuando dejó de ser mediador no dudó en ser plenamente zapatista, pero él no jugaba dobles opciones, dobles caras”.

Un testigo de la historia

Mariana Mora recordó su participación en la Convención Nacional Democrática de 1994, donde el sociólogo rechazó privilegios y optó por compartir las condiciones adversas de los asistentes: «Esa decisión simboliza su filosofía: pensar no es un acto abstracto, sino un ejercicio que se hace desde el lodo de la realidad».

Lo que pasó, narró Mora, fue que Casanova se negó a buscar refugio en un lugar seguro y prefirió estar en el lodo con los demás incluso en condiciones difíciles.

“Para mí era un momento muy importante para decir, ah, tú puedes ser alguien de la talla de Don Pablo, y ser rector de la universidad, y aceptar estar enlodado con todos los demás, y no, y renunciar a esta comodidad en medio de la selva».

Además, resaltó su interés por integrar la perspectiva de género en sus análisis, incluso en etapas avanzadas de su vida:

«Reconocía vacíos en su obra y buscaba entenderlos. A los 100 años, seguía aprendiendo».

Maritza, colaboradora del académico, enfatizó su curiosidad intelectual:

«Nos insistía en que no basta criticar el pensamiento hegemónico: hay que comprenderlo para transformarlo. Su autocrítica constante lo convirtió en un maestro incomparable».

El conversatorio concluyó con un llamado a mantener vivo su legado, como señaló Romero:

«Su obra sigue dialogando con nosotros. No solo para recordarlo, sino para hallar claves que nos ayuden a entender y transformar el mundo, como él siempre aspiró».

El evento, organizado el 11 de febrero por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, se realizó en el Aula Centenario del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la misma universidad.

El video del conversatorio está disponible aquí:

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