Arreglos matrimoniales tempranos en Acapulco: una práctica cultural que vulnera los derechos de los adolescentes

Arreglos matrimoniales tempranos en Acapulco: una práctica cultural que vulnera los derechos de los adolescentes
Foto: Amapola
Esta nota fue realizada por Amapola, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Texto: Marlén Castro
Foto: Margena de la O
Huamuchitos/Acapulco
Viernes 14 de marzo del 2025
Cuando suenan los cohetes por la noche, la gente de Huamuchitos y de todos los pueblos del oriente de Acapulco saben que hay una nueva pareja de novios, lo que ocurre muy seguido.
“Preguntamos: ¿quiénes son los nuevos novios? Averiguamos y luego sabemos que se trata de la hija de tal familia con el hijo de tal”, explicó Bertha Bailón, una habitante de Huamuchitos.
En este pueblo de 2,100 habitantes, a 33 kilómetros de la zona turística del puerto más importante de Guerrero, no hay nada qué hacer. Los cohetes se traducen como fiesta en los siguientes días.
Los alegres por la nueva unión, son las familias ajenas al compromiso matrimonial.
Las familias del novio y de la novia están obligadas a cumplir con una tradición que los endeuda, por la fiesta que deben ofrecer en el pueblo.
“Una se alegra cuando hay nuevos novios pero si no es nuestra hija o hijo. Cuando son los nuestros nos entristece, sobre todo si se trata de nuestra hija, porque significa que de ahora en adelante estará en otra casa y a una ya no nos va a ayudar”.
Estos hechos ocurren, casi siempre, entre menores de edad, la mayoría de veces entre los 13 y 15 años. Así ha sido siempre.
Bertha Bailón, ahora de 38 años, se puso de novia de 15, vivió seis años en unión libre y tuvo su matrimonio civil y religioso a los 22.
La comisaria municipal suplente de Huamuchitos, Leodegaria Vázquez Estrada, huyó con el novio dos meses antes de cumplir 18 años, lo que para el pueblo ya significaba que lo hizo grande.
La familia del novio truena las cohetes para que los parientes de la novia, angustiados porque su hija no regresa, se tranquilicen.
“Así la familia se entera que su muchacha no está secuestrada o desaparecida; aunque la familia se queda triste, por lo menos, se queda tranquila”, comenta Bertha.
Lo que sigue abona al compromiso social. La familia del novio, sea muy noche o ya de madrugada, busca entre sus vecinos y parientes, unas dos familias que lo acompañen a la casa de la niña que ahora tiene de nuera, a ofrecer su palabra de que su hijo va a responder responsablemente, es decir, se va a casar y va a proveer.
Esa misma noche acuerdan una fecha para juntarse y hacer el arreglo matrimonial, que no tiene que ver con negociar el matrimonio, es acordar las fechas para los enlaces civil y religioso.
El arreglo matrimonial se convierte en una fiesta grande a la que acuden todos las familias conocidas de ambas partes.
Como se trata de menores, el arreglo es como una preboda. La boda ocurrirá cuando cumplan la mayoría de edad, tiempo para el cual ya tienen uno o dos hijas o hijos.
Celia, de 14, y Gael, de 15, cuya fiesta de arreglo matrimonial ocurrió el pasado 23 de febrero, evento que se hizo viral en las redes, se casarán hasta dentro de cuatro años.
Las fiestas más populares en estos pueblos son las de los arreglos matrimoniales. Las familias pagan por un video de la fiesta. Hay muchos en Youtube sobre estas uniones entre adolescentes de los pueblos de esta zona rural de Acapulco.
“Nuestro arreglo matrimonial: Emmanuel y María”.
“Nuestro arreglo matrimonial: Antonio y Diana”, por ejemplo.
El que ya no está disponible es el arreglo entre Celia y Diego.
El grupo Producciones Beto, el que lo compartió en su página, lo bajó después de la polémica, pero mantiene las fiestas de arreglos matrimoniales de otros adolescentes.
“No sabemos porque estos muchachos tuvieron mala suerte y salió su arreglo en todos los medios”, cuenta la comisaria suplenta Leodegaria Vázquez.
“Estas fiestas solo son del pueblo y con Celia y Gael, Huamichitos se hizo famoso”, expresó Bertha.
Celia y Gael: escondidos por la comisaría para que la polémica se olvide
Este martes 11 de febrero, el pueblo estaba en los preparativos de la velada de la Virgen de Guadalupe, es la fiesta anual más importante de Huamuchitos.
En la iglesia, señoras y señores cuidaban las ollas de comida. En la calle principal, los juegos mecánicos y los puestos de la feria, anunciaban fiesta.
El comisario iba y venía para atender los contratiempos, entre ellos, que el corral de toros, el que registraba varias averías, estuviera bien para el jaripeo de la tarde.
Se excusó para atender al único medio de comunicación que se presentó en la comunidad para explicar a la audiencia, la noticia viral del matrimonio entre adolescentes.
Comisionó a la comisaria suplente, Leodegaria Vázquez, quien explicó las tradiciones de las uniones matrimoniales, acompañada de varias señoras de diferentes edades que cuando adolescentes les tronaron los cohetes cuando se fueron de novias, tuvieron su fiesta de arreglo matrimonial y, después, su boda civil y religiosa.
Durante la plática con las señoras del pueblo, todo indica que el comisario giró indicaciones para que escondieran a Celia y a Gael.
En la casa de Gael, a dónde viven, los familiares dijeron que él y ella se habían ido a otra comunidad a visitar un familiar enfermo de Celia. Informaron que tampoco estaba la mamá y el papá de Gael. Los que estaban en casa, hermanos, hermanas o tíos de Gael anticiparon que no sabían nada.
El comisario y todos en la comunidad están molestos con los medios de comunicación por hacer viral la noticia, sin confirmar detalles sobre los hechos.
“Dijeron que vendieron a la muchacha. Aquí no se venden a las muchachas, no hay nada de eso”, expresó la comisaria suplente.
La familia de Gael vive, digamos, en el centro de Huamuchitos, muy cerca de la iglesia.
Antes, en la plática con el puñado de señoras, contaron que por la lejanía y el costo económico de salir, los habitantes hacen esto muy poco.
Salen solo si tienen que vender sus productos como jamaica, ajonjolí o semilla de calabaza, pero a estas alturas del ciclo agrícola, ya no les queda nada por vender. El contexto de los habitantes está reducido al pueblo que, a la vez, parece una isla por la marginalidad en la que les puso el abandono institucional. Para llegar de la zona conurbada de Acapulco a este pueblo se requieren al menos de dos horas en carro y cruzar un río en pangas.
Al buscar a la familia de Celia, algunas personas no quisieron dar informes. Incluso dijeron que no la conocían.
La familia de Celia vive alejada del centro, en un caserío disperso entre los cerros, en dónde para llegar se camina por el cauce de una barranca que durante las lluvias forma un incipiente río, pero en tiempo de secas corren aguas negras.
En la casa de Celia tampoco estaba la madre y el padre, solo una hermana y una cuñada que, dijeron, venían de otro pueblo para la fiesta de la Virgen de Guadalupe.
La hermana dijo que no estaba enterada de nada y no sabía dónde habían ido su mamá y su papá, tampoco su hermana. Estaba molesta también por la noticia del arreglo matrimonial de Celia.
Uniones tempranas sinónimo de pobreza intergeneracional
Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y El Caribe, consideró que cuando se normaliza que las uniones tempranas llevan siglos realizándose es lamentable porque se convierten en el mecanismo con el que se perpetua la herencia intergeneracional de la pobreza.
¿Por qué? Porque esos adolescentes pierden la posibilidad de tener una formación académica, quedan condenados a trabajos precarios y a la dependencia del subsidio familiar.
Lo anterior porque el hombre tiene que demostrar que es un buen hombre siendo proveedor y la mujer de que es una buena mujer teniendo hijos.
Para Pérez García la validación social que hay en las comunidades a las uniones tempranas es una imposición y presión del mundo de los adultos, atropellando los derechos de las niñas y los niños.
Si las madres y los padres quieren dar su apoyo a sus hijas e hijos, los menores involucrados tienen que estar en libertad de tener un noviazgo, sin sucumbir a la coacción social de que los obliguen a vivir juntos.
“A los 13 o 14 años ningún niño o niña está en condición de decidir algo tan trascendental como una relación de pareja”, asegura el experto.
“Lo más seguro es que cuando cumplan la mayoría de edad ya no estén pensando lo mismo, pero quedan atrapados por la presión y coacción de las familias”, agregó.
Consideró que si la comunidad en su conjunto está molesta por la exhibición de la unión temprana y la condena de la sociedad “es porque siguen sin entender nada de los derechos de niñas y niños”.
El experto dijo que espera que esta comunidad y otras donde continúan las mismas prácticas “vean que hay otra forma de ver el mundo, que lo que ellos creen que está bien puede ya no ser apropiado”.
Condenó el papel del Sistema del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) porque cuando ocurren estas uniones tempranas solo atiende que no ocurra un acto civil de matrimonio entre menores, lo que no ocurre porque la ley no lo permite, pero pocas veces aprovecha para realizar actividades con toda la comunidad, para abordar el rechazo social, no contra la comunidad sino por la vulneración de los derechos de los menores.
Por el caso de Celia y Gael, el DIF visitó a las familias de ambos menores y emitió un comunicado en el que reprobaba cualquier “práctica” en contra de los derechos de la niñez y adolescencia. También difundió que acordó con las madres y los padres intervenir de manera integral en la comunidad a fin de brindar información a la población sobre los derechos de las infancias y adolescencias, como el cuidado y prevención del embarazo infantil.
Pero las mujeres sentadas en la iglesia también criticaron que el gobierno, en lugar solo de condenar la unión de estas uniones tempranas, debería de tener un programa al menos de pláticas entre los jóvenes para transmitirles que hay muchas cosas por hacer, como estudiar, antes de casarse. Lo que significa que el DIF no ha brindado ninguna información.
En Guerrero, el 20 de octubre del 2022, el Congreso local aprobó reformas al Código Penal para prohibir y sancionar conductas relacionadas con el matrimonio infantil, la cohabitación y las uniones tempranas.
Es decir, que Celia y Gael cohabiten como pareja también está penado.
Educación y empleo, la solución
Antonia Ramírez Marcelino, una lideresa nahua de la Montaña, originaria de Ocotequila, municipio de Copanatoyac, expone que los matrimonios forzados y las uniones tempranas se acabarán cuando la autoridad lleve las oportunidades de educación a estas comunidades apartadas.
Acercar los servicios educativos, además deben de ir acompañados de estrategias para que las y los adolescentes tengan los recursos económicos para ir a la escuela.
En las zonas indígenas, principalmente entre los me’phas, acceden a casar a sus hijas a temprana edad, porque eso significa recursos para la sobrevivencia del resto de la familia.
Antonia Ramírez cree que un programa de empleo para los varones en las comunidades donde se da este fenómeno podría desactivar tales arreglos tradicionales.
Antonia, como integrante de una comunidad nahua, sabe que su destino era casarse de unos 15 años, pero tuvo la fortuna de ir a la primaria y continuar por esa ruta de su preparación hasta hacer estudios de licenciatura y a eso deben tener acceso todas las mujeres como una norma, no como excepción.
Actualmente Antonia Ramírez es la directora de la radiodifusora La Voz de la Montaña y consejera electoral federal, en su caso, en su familia, rompió la condena de la pobreza intergeneracional, y la educación es la razón.

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