Muere bebé ódami en situación de desplazamiento, por presunta negligencia médica
*Esta nota fue realizada por Raíchali, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Ángela era la primera hija de un matrimonio de adolescentes ódami, que viven en la ciudad de Chihuahua en situación de desplazamiento forzado por la disputa violenta entre dos grupos delictivo en el municipio de Guadalupe y Calvo. Por la barrera del idioma y presunta negligencia médica, la situación empeoró para la salud de la pequeña
Por Leonel Barro / Raíchali
Fotos: Leonel Barro y Patricia Mayorga
Con un traje pequeño de blusa fucsia y pantalón gris, la pequeña ódami Ángela fue velada en una humilde casa de lámina y cartón, que habitó los 3 meses de su vida al lado de sus padres y lejos de su tierra, porque desde hace más de un año se encuentran en la ciudad de Chihuahua por desplazamiento forzado, obligados por la violencia que se vive en el municipio de Guadalupe y Calvo.
La niña ódami falleció presuntamente por una negligencia médica, a sus 3 meses de edad. La causa de muerte quedó registrada como asfixia, muerte de cuna, y uno de los médicos forenses explicó que fue broncoaspiración lo que le impidió respirar.
Leonel Quiñones y Marisela Soto, los jóvenes ódami padres de la bebé fallecida, salieron de sus comunidad Santa Rosa y La Reforma, respectivamente, hace más de un año y medio, en busca de su seguridad y tranquilidad por la situación que vive actualmente aquella región, donde se han registrado desplazamientos masivos desde diferentes rancherías, hace meses.
Ángela dejó de respirar la madrugada de este domingo. Murió en su casa en la colonia Rinconada Los Nogales, al sur de la ciudad de Chihuahua.
Sus papás llegaron a esa zona porque ahí habitan más familias ódami que se han desplazado en diferentes momentos y escaladas de violencia en Guadalupe y Calvo, desde hace 10 años. Las viviendas están construidas con el material que han conseguido, porque se asientan sobre el terreno trasero y contaminado de la exfundidora Ávalos, por lo que no tienen servicios de agua ni de luz.
Con el dolor dibujado en sus rostros y cubiertos con ropa delgada, mientras la temperatura descendía rápidamente de la tarde del sábado al domingo, los padres de la bebé recorrieron las instalaciones de la Fiscalía para tramitar lo necesario y dar sepultura a su hija.
Marisela Soto, de 17 años, dijo en una entrevista en idioma ódami con Raíchali, que su hija tuvo fiebre el viernes y la llevaron a una clínica pública de Rinconada de Los Nogales, donde sólo le recetaron algunos medicamentos, la checaron y nada más. Sin embargo, no le comentaron si era necesario llevarla a otra clínica o hacerle algún estudio para tener un diagnóstico más completo. Todo parecía que estaba mejorando.
Un día después, el sábado 4 de enero por la tarde, la bebé comenzó a llorar. Su mamá le daba el medicamento que le habían recetado. Alrededor de la una de la mañana, la niña se despertó, tosió un poco y lloró, su mamá la amamantó y la pequeña volvió a dormir. Pasaron tres horas y la niña despertó de nuevo pero ya no quiso pecho. Se quedó dormida de nuevo y mientras la mamá consiguió dormir alrededor de 15 minutos, su hija despertó de nuevo.
Marisela observó que a su bebé le salía sangre de su boca y de la nariz, y de inmediato dejó de respirar hasta que se apagaron sus signos vitales. Ya no tuvieron tiempo de llevarla al hospital. Los papás avisaron a sus familiares y a conocidos que viven en la colonia, para que les ayudaran.
Los jóvenes no se han adaptado a la ciudad, sobre todo por la barrera del idioma y la cultura, por lo que no sabían cómo solicitar apoyo para los trámites que seguían después del dolor que estaban enfrentando.
Leonel y Marisela cuentan que comenzaron a pedir ayuda por mensajes de WhatsApp y llamadas, para que sus familiares los asesoraran y saber qué hacer.
Alrededor de las 10 de la mañana de este domingo, llegó la policía investigadora en criminalística y personal de una funeraria que les ofreció el servicio a un costo imposible de pagar para ellos. Les pedían de inmediato 3 mil pesos para llevar el cuerpo al Servicio Médico Forense (Semefo) y el resto lo tendrían que pagar para el servicio completo, es decir, más de 12 mil pesos junto con la autopsia.
La familia hizo lo posible para conseguir el dinero, uno de los vecinos pidió apoyo al DIF estatal y los representantes de la dependencia llegaron alrededor de las 12 de mediodía para investigar el caso y llevar el cuerpo al Semefo.
Los papás acudieron a la Fiscalía Zona Centro para dar sus declaraciones y que les pudieran entregar el cuerpo de Ángela. Otra funeraria, en la que labora uno de los vecinos, se hizo cargo de los trámites que fueron mucho menos costosos y la Secretaría de Pueblos y Comunidades Indígenas se comprometió a hacerse cargo de los gastos funerarios.
El cuerpo de Ángela llegó a su casa por a las 11:40 de la noche, vestido con su pequeño traje rosa y gris, donde fue velada con su familia y seres queridos. Los padres se encuentran sumidos en el dolor y en la incertidumbre, expresan, porque perdieron a su primera hija lejos de su tierra y no pueden velarla en su tierra, en su comunidad.
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