Marisela Ríos: 21 años esperando a su esposo desaparecido en el mar

Marisela Ríos: 21 años esperando a su esposo desaparecido en el mar
Foto. Revista Espejo

*Esta nota fue realizada por Revista Espejo, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


Marisela Ríos, cocinera de Costa Azul, lleva 21 años esperando el regreso de su esposo, desaparecido en el mar junto a dos compañeros. A pesar de la pérdida, sacó adelante a su familia y sigue trabajando en su comunidad, donde vislumbra un futuro prometedor para el ecoturismo.

Marisela Ríos Avilés de la comunidad de Costa Azul, nació en Guaymas y tiene un hijo y dos hijas. Es cocinera en un restaurante de mariscos, lleva 20 años con ese trabajo que le gusta mucho.

El mar le ha dado muchas cosas a Marisela, pero también le ha quitado. Hace 21 años su esposo entró al agua y mientras estaba trabajando llegó un mal tiempo; ni él ni sus dos compañeros de embarcación han sido encontrados, tampoco la panga en la que salieron.

Las familias los buscaron por años, a veces las esperanzas salían a flote y de repente los ánimos se hundían. Su hijo y su hija mayor resintieron la ausencia más que su hermana menor, que no tenía edad para dimensionar todo lo que ocurría, no entendía la pérdida.

“Es complicado el vivir con eso… no hay dónde ir a llevarle una flor, de ir a velarlo el Día de Muertos”, el sentimiento no ha cambiado en 21 años para Marisela, “no sabemos dónde quedó”. Tiene en su casa una foto para ponerle una veladora.

En lo económico y en lo emocional, Marisela buscó sacar a la familia adelante. Su hijo es pescador, desde que tenía 15 años y ya tiene 37, es miembro de una cooperativa desde los 18 años. Inició saliendo con sus tíos a tareas menores en la pesca, ahora tiene su propia panga y motor.

Tenían mucho apego a su padre, que al desaparecer en el mar, hubo actitudes como arranques de ira y coraje, pero eran por la impotencia de buscarlo y no encontrarlo.  ¿Por qué a mí, por qué a nosotros? se cuestionaron más de una vez, sin la oportunidad de despedirse de su ser querido.

“No se supera totalmente, pero se vive con eso”, ha entendido Marisela con el tiempo. En una ocasión les dijeron que había una persona con las características de su esposo en otro estado, rápido su cuñado y su hijo fueron a ver si era él, con la esperanza que el mar lo haya llevado a otra cosa, tampoco lo encontraron.

La infancia de Marisela fue muy bonita, la vivió en el puerto de Guaymas donde convivía con sus vecinas y vecinos, no como ahora que considera que la niñez pasa mucho tiempo frente a las pantallas. Fue allá en su ciudad que conoció a su esposo cuando iba a los barcos, él es de Costa Azul, pero se iba por temporadas con su familia a trabajar.

Le gustó la tranquilidad de Costa Azul cuando se casó y llegó a la comunidad, ahora no se quiere ir por si su esposo regresa después de 21 años, la encuentre ahí, con el resto de su familia que no deja de añorar ese día.

El restaurante en el que trabaja ahora es de su cuñado Alfonso. Después de trabajar en empaques y no aguantar estar lejos de sus hijas e hijo, le dio la oportunidad de ser cocinera en su restaurante ahí mismo y la aprovechó.

Cocina de todo, los pescados y los camarones. Antes había más producción, las cooperativas todo el día tenían movimiento de pangas que iban y venían colmadas de producto; ahora son muchos pescadores y no alcanza el camarón.

El restaurante está frente al mar, en el nuevo malecón. Vislumbra un buen futuro para el ecoturismo que permita a la ciudadanía conocer las islas, como la de Altamura. Comer, dar la vuelta y bañarse son algunas de las actividades que se pueden hacer.

Solicita ayuda a los diferentes niveles de Gobierno para que tengan más opciones de entretenimiento para propios y externos, como un parque bien cuidado, parapentes, más paseos en lancha y en catamarán.

Marisela siempre puso a su familia por delante y se quedó en Costa Azul, donde crió a sus tres descendientes. Además, está agradecida con las personas de la comunidad que la han hecho sentirse como si siempre hubiera vivido ahí y que junto con ella, esperan el regreso de su esposo.

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El proyecto Memoria y Verdad: Historias desde la pesca se desarrolló en colaboración con el Fondo Resiliencia, un esfuerzo conjunto para fortalecer las respuestas locales y la resiliencia comunitaria

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