Salirse del folclor heteronormado: transmasculinidades bailando huapango

Salirse del folclor heteronormado: transmasculinidades bailando huapango
Ilustración: Corriente Alterna Mx

*Este trabajo fue realizado sin fines de lucro para la Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) de la Coordinación de Difusión Cultural UNAM, y publicado originalmente en la plataforma Corriente Alterna. Queda prohibida su reproducción total o parcial sin autorización previa de la UIP. La publicación original la puedes consultar AQUÏ


Simón y Nicolás son dos hombres trans apasionados por la danza. Nos hablan de cómo el baile ha sido espacio de descubrimiento, sanación y reivindicación de las disidencias sexogénericas.

Mentoría: Rafael Cabrera

Las luces blancas del escenario de Casa Club Roshell iluminan a Simón y Nicolás, ambos hombres trans de 22 y 18 años. Estando uno frente a otro intercambian miradas, listos para bailar un huapango que en los esquemas tradicionales de la danza folclórica sólo se baila entre un hombre cis y una mujer cis.

Del escenario cuelgan un par de estrellas doradas que contrastan con la cortina roja utilizada como fondo. Sobre los extremos de la cortina están colocadas tiras de papel metálico de colores. Los bailarines de guayabera blanca y pantalón negro se sonríen entre sí.

En cuanto comienza a sonar El Tulipán, la complicidad entre Simón y Nicolás detona gritos eufóricos en el público. El evento de este 28 de septiembre titulado “Día de la Euforia Transmasculina” es parte del festival “Entre CompiTrans” del colectivo Transmasculinidades Mx.

La canción habla de la belleza y elogia el bailar de una mujer. “Por tu gran porte y finura, quien te ve queda maldito” canta el grupo Temple Huasteco. Entre giros y contacto visual constante, Simón y Nicolás zapatean al ritmo de los acordes de la jarana y la quinta huapanguera.

Al ser el huapango un baile que implica un coqueteo y contacto físico constante con la pareja, en una parte de la pista Nicolás toma de la cintura a Simón y mirándose a los ojos continúan bailando. La compatibilidad entre ambos emociona al público que aplaude y mira con detalle la escena.

Este baile ha sido una de las tres propuestas artísticas presentadas esta noche por hombres trans para corporalidades desplazadas por los estándares heteronormativos de las disciplinas artísticas.

Este evento también ha permitido al colectivo Transmasculinidades Mx, recaudar fondos para la compra de kits de higiene a transmasculinidades privadxs de su libertad en el Penal de Santa Martha.

Desde su fundación en 2014, Casa Club Roshell ha tenido como objetivo ser un espacio de desarrollo y disfrute desde y para la población LGBTIQ+. La actriz, activista y fundadora, Roshell Terranova, ha impulsado que en este espacio se desarrollen shows de travestismo y cabaret, cursos, talleres, consejería, conferencias, servicios de estilismo y maquillaje dirigidos a las disidencias sexuales.

Bailar con una identidad distinta a la asignada al nacer

Hace seis meses Simón dejó de bailar porque en su anterior grupo de danza folclórica vivió un acto de transfobia. El grupo, de iniciativa privada, le cerró las puertas. Él narra que uno de sus sueños siempre ha sido bailar la danza del venado. En esta interpretación es necesario que el hombre que asume el papel de venado utilice una prenda llamada taparrabos, una cabeza de venado y lleve el torso descubierto.

“Yo como hombre trans que todavía no tengo la mastectomía pues me daba miedito salir así”, explica Simón quien simultáneamente planteó a su profesor la posibilidad de presentarse usando cinta kinesiológica o binder para cubrir su torso.

La respuesta del profesor le dejó en claro a Simón dos cosas: que las disidencias sexuales en ese grupo de folclor no eran bienvenidas y que su identidad no era validada.  “Me dijo que no, que porque yo era un intento de hombre, que no podía bailarla y que además no contaba con la corporalidad necesaria para la danza”.

Nico, quien también inició una trayectoria en el baile desde niño, menciona que el cuestionamiento a su corporalidad casi le motiva a retirarse del ballet clásico. Cuando decidió iniciar su transición hace cuatro años, cuenta que los profesores no confiaban en su fuerza física, por lo que incluso le sugirieron quedarse sólo en danza contemporánea.

Ante esta situación Nico alzó la voz. Luego de un periodo de negociación con los directivos de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea perteneciente al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, éstos le permitieron hace meses, ya con terapia de reemplazo hormonal, iniciar de nuevo la carrera de ballet asumiendo un rol masculino.

Antes de su transición el uniforme requerido en ballet le hizo sentir siempre incómodo con su cadera, pecho, la forma de las piernas, la forma de la espalda y la cintura. “Yo no sabía cómo salir, estudié más de cinco años con el rol femenino” explica Nico. Luego de haber iniciado la transición la preocupación por la opinión de las personas comenzó a ser constante.

“Durante los primeros meses de mi transición veía cómo se les veía el uniforme a mis compañeros varones y veía mi cuerpo que era diferente, bueno sigue siendo diferente”, explica aludiendo a sus recuerdos. Sin embargo, en este proceso declara “dejé que todo fluyera y entendí que el proceso iba a ser lento y que quizás nunca iba a llegar a verme como quisiera. Pero pues que no estaba mal porque era mi cuerpo y la danza es para todos”.

Según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género 2021, una de cada veinte personas se identifica dentro del espectro LGBTIQ+, es decir, alrededor de cinco millones de personas en México. En el caso de la población transgénero, transexual u otra identidad de género distinta al sexo asignado al nacer, se registran 909 mil personas.

De este total de 909 mil personas trans en México, el INEGI reporta 520.5 mil personas asignadas mujer al nacer y 388.1 mil personas asignadas hombres al nacer. Además, Ciudad de México es la segunda entidad federativa que concentra mayor cantidad de población LGBTIQ+.  No obstante, es preciso destacar que este ejercicio estadístico es una aproximación al número de personas trans en México debido a que la encuesta fue realizada en línea y durante un periodo de tres meses.

Hacer posible espacios artísticos disidentes y seguros

Simón y Nicolás coinciden en afirmar que en su transición de género la danza les ha permitido conectar, sanar y aceptar su corporalidad. La colectividad generada con otros hombres trans en el ámbito artístico también ha sido espacio de acompañamiento y apoyo a expresiones que se alejan de la heteronorma.

La colaboración de Simón con la asociación FLUX México le ha permitido aprender sobre la propuesta y gestión de presentaciones artísticas desde la comunidad trans y no binaria. Hasta ahora han organizado eventos en la alcaldía Xochimilco y en la estación Chabacano del metro.

Ante la pregunta sobre el objetivo de espacios donde se reivindique la danza de formas distintas a la heteronormada, Nico responde que estos espacios de expresión además de dar más visibilidad a las disidencias sexuales permiten la convivencia y el disfrute.

Por ejemplo, el primer y segundo festival de artes transmasculinidades ha sido espacio de encuentro desde disciplinas del arte como standup, poesía, clown, danza folclórica, danza contemporánea y drag king. En estos eventos además se impulsa la venta de emprendimientos de personas trans.

Nicolás también argumenta que la experimentación en estos espacios diversos le abre al panorama. “Me gustaría estar en un espacio en el que pueda incluso tomar un poco de mi feminidad y llevarla al escenario sin ser juzgado, porque a veces como hombre trans sientes que tienes que cumplir ciertos estereotipos que la sociedad impone y te alejas de la feminidad que a veces es sano recordar. No todo es blanco o negro”, argumenta el bailarín de ballet, folclor y hip hop.

La transfobia en grupos artísticos ha sido impulso para Simón, quien ha planeado junto con otros hombres trans abrir un grupo de danza folclórica únicamente para transmasculinidades. La propuesta la está gestionando en colaboración con el gobierno de la Ciudad de México, ya que están a la espera que les asignen instalaciones para llevar a cabo los ensayos.

“Yo soy un hombre trans y quiero ayudar a otras masculinidades a que puedan bailar seguros. Hay varios hombres trans que todavía no empiezan en la testosterona, el cambio de voz o la disforia les incomoda. Por eso veo importante los proyectos que se salen de la norma del folclor mexicano y se vuelven espacios seguros para las disidencias”, asegura.

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.