Llaman a SRE a salvar a familia mexicano-palestina
*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Familia palestina pide al gobierno mexicano que interceda para su rescate desde Gaza. Foto: Cortesía
Urge que el gobierno mexicano tome el caso, porque esto es una carrera a contrarreloj para salvarles. Si la diplomacia mexicana se compromete, podría salvar la vida de 18 personas, ocho de ellas, infancias. La más pequeña, es una bebé que no ha cumplido ni un año de vida.
Lydiette Carrión
Fotos: Cortesía de la familia
“Si el gobierno mexicano no intercede con las negociaciones con Israel, va a ser muy difícil sacarlos”, reconoce Ishtar Mubarak, joven mexicana libanesa que forma parte del colectivo De Gaza a México y quiere ayudar a esta familia.
Urge que el gobierno mexicano tome el caso, porque esto es una carrera a contrarreloj para salvarles. Si la diplomacia mexicana se compromete, podría salvar la vida de 18 personas, ocho de ellas, infancias. La más pequeña, es una bebé que no ha cumplido ni un año de vida.
La historia es compleja y la familia ha debido enfrentarse a dilaciones legales. Pero actualmente, 15 de 18 de sus miembros ya tienen aprobado el estatus de refugiado en México, así como la residencia permanente. Sin embargo, para que puedan viajar a México, Israel debe aprobar su salida. Sólo con la intermediación de un Estado o de organizaciones internacionales, Israel lo aprobará, ya que actualmente no está dejando salir ni siquiera a personas con padecimientos graves de salud, explican.
Kamal Abed, con la bandera de Palestina. Foto: Cortesía
La historia de una migración
Kamal Abed se cansó de ver destruido su negocio de mármol una y otra vez con cada guerra, en Jabalia, norte de Gaza. Hace 16 años migró. Huyó de las constantes guerras y del bloqueo económico impuesto a la Franja de Gaza, y salió de la Franja para trabajar y proveer a su familia que debió dejar atrás.
Como hacen muchos mexicanos que van a Estados Unidos, Kamal, este palestino que viajó a México, no pudo traer a su familia. Llegó sólo en 2008 y se puso a trabajar. Instaló otro negocio de mármol y 10 años después –en 2018– se naturalizó mexicano.
“Siempre amó México”, explica Shadi Aabed, su hijo, de 33 años. Shadi alcanzó a su padre en México en abril de 2018. Habla el español con cierta dificultad pero es claro: “yo me considero mexico palestino”.
Fue muy difícil salir de Gaza.
“Cuando salí fue muy complicado. Fui y hablé en la embajada (de México) en Jordania. Porque en Egipto nunca me dieron documentos. En Jordania me ayudó una muchacha muy noble”.
Shadi le explicó que su padre ya estaba en México, así que quería una visa para visitarlo. Pero México impone restricciones. La joven le explicó que necesitaba tener un documento que probara que tenía una empresa o una cuenta de banco. Tales cosas no eran posibles.
“Porque, ¿cómo vas a sacar una cuenta?, es Gaza”.
Entonces Shadi le explicó que su papá estaba en el hospital (lo estaba en ese momento), así que tramitaron un documento del hospital, y también Shadi tuvo que pedir a su padre Kamal que le hiciera un testamento. Con esos dos documentos la joven pudo tramitar una visa.
“Me dieron una visa de visitante (en abril de 2018). Llegué aquí a México, me dijeron que yo no puedo estar en México más que 6 meses”. Pero Shadi sabía que no podía volver y pidió ayuda. “De Migración me mandaron a Comar, porque yo soy refugiado. (Les dije) que no puedo volver a mi país. Hoy soy refugiado”.
“Tengo problema, cuando yo salí, Israel no quiere que yo esté de turista, para que yo no saque noticias delicadas del país. Lo amenazan. Justo ahí en Comar tengo lo que yo dije. Yo no puedo porque me amenazaron porque no puedo seguir trabajando en la revista el árabe”.
Shadi era periodista, por lo que obtuvo el estatus de refugiado en 2018
Para su padre Kamal, era muy importante sacar a su familia.
“Él quería a su familia aquí”, explica Shadi.
El sabía que “no hay futuro” en las condiciones actuales. “Toda mi familia (han estudiado. Estudian, tienen títulos, buscan trabajo y no es fácil conseguir un trabajo en Gaza. Somos 2 millones de personas y trabajo casi no hay”.
Mi papá se perdió el trabajo por la guerra. Él tiene una bodega de marmol. Pero el trabaja muy lento y quería ayudar a mi familia.
Después de los hechos del 7 de octubre de 2023, tanto Kamal como Shadi se acercaron a la Cancillería mexicana para pedir ayuda y sacar a su familia. Pero de entrada les dijeron que no era posible, si bien esto posteriormente resultaría falso.
Kamal, desesperado, viajó desde México a Egipto en febrero de 2024. Ahí, de nueva cuenta pidió ayuda en la embajada mexicana. Explicó que era ciudadano mexicano y quería sacar a su familia.
Sin embargo, las autoridades mexicanas en Egipto respondieron que no era posible porque cuando Kamal obtuvo la ciudadanía mexicana sus hijos ya eran mayores de edad, y que la única a la que podía solicitar era a su esposa.
Entonces Kamal sufrió un infarto, ahí, en Egipto, mientras trataba de rescatar a su familia. Su familia atribuye su muerte a la tensión y el sufrimiento que esta circunstancia ocasionó. Estaba por cumplir 67 años.
Para entonces el colectivo de Palestina a México tomó el caso por completo, empezaron a tocar puertas, buscar ayuda. Fue por medio de Gaby, una integrante del colectivo, que llegaron a la Clínica de Refugiados de la Ibero.
Ahí los abogados les explicaron que sí había una ruta. Reconocieron que por la vía de Kamal era más difícil pero Shadi, con su estatus de refugiado, podía solicitar la reunificación familiar.
Este derecho aplica hasta el grado 4 consanguíneo. Fue así que pudieron tramitar refugio a la mamá de Shadi, sus hermanas, hermanos y sobrinos.
Un tema pendiente son las tres cuñadas de Shadi, ya que no tienen lazos sanguíneos, y según la burocracia, tendrían que solicitar su salida una vez que sus hijos estuvieran en México. Esto, sin embargo, viola los derechos de sus hias e hijos, quienes los más pequeños tienen dos años y ocho meses.
El 9 de abril de 2024 el colectivo y Shadi entregaron toda la documentación a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). A partir de esa fecha, la Comar tenía legalmente 45 días hábiles para responder, “pero nosotros apelamos a otro reglamento de esa ley, que cuando existan amenazas a la vida la Comar deberá apelar a (la seguridad del) refugiado” explican en el colectivo.
Los supuestos 45 vencían el 12 de junio, pero la Comar cerró sus oficinas unos días antes porque se trasladaron de sede. Esto retrasó su respuesta dos meses más.
Finalmente a inicios de agosto, la familia de Shadi recibió una resolución positiva para los 15 familiares de Shadi. No aceptaron los casos de las tres cuñadas. Actualmente se interpuso un recurso ante la Comar para que reconsidere esta resolución. Dejar sin protección a las tres mujeres sería también violar los derechos de las niñas y niños.
Pero ahora, tras este periplo legal, queda el obstáculo más grande: que la familia pueda salir de Gaza. Y esto es lo más difícil.
En los hechos, sólo con la mediación de un Estado será posible. El colectivo se ha acercado a organizaciones que están trabajando con refugiados, y este punto es el más complejo. Actualmente, explican, siguen acompañados de Amnistía Internacional, la ACNUR, la clínica de Refugiados de la Ibero. Buscan acercamientos con Cancillería y la Presidencia.
Necesitan la ayuda urgente, a contrarreloj, para salvar a esta familia palestino mexicana (Kamal, el padre y abuelo, murió siendo mexicano).
Ojalá, piden, México recupere su tradición de profundo compromiso con el asilo.
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