“Voltea al Campo” una campaña para dignificar las condiciones laborales de las personas jornaleras migrantes
**Esta nota fue realizada por Zona Docs, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
La campaña “Voltea al Campo”, impulsada por Fundación Avina y el Proyecto PERIPLO, tiene como objetivo visibilizar y dignificar las condiciones laborales de las personas jornaleras migrantes en México. A través de actividades interactivas, busca generar un diálogo entre personas consumidoras y empresas para reconocer la importancia de garantizar los derechos laborales en la producción de alimentos.
La iniciativa destaca las vulneraciones a derechos laborales y humanos que sufren estas comunidades, entre ellas: largas jornadas de trabajo, bajos salarios y falta de acceso a servicios básicos. También hace un llamado a las personas consumidoras para que exijan mayor transparencia en la cadena de suministro.
Por: Farah Medina / @_dtfarahm_
El trabajo agrícola en México carece de formalidad para millones de personas jornaleras, muchas de ellas migrantes que, pese a ser la base de la producción de los alimentos que se consumen en el país y en otros de la región, enfrentan constantes violaciones a sus derechos laborales.
Es por ello que la campaña “Voltea al campo”, impulsada por Fundación Avina y el Proyecto PERIPLO junto a diez organizaciones civiles de México y Estados Unidos, buscan cambiar estas narrativas para dar visibilidad a las personas trabajadoras agrícolas y jornaleras migrantes.
Verónica Rodríguez, coordinadora del Proyecto PERIPLO, explica que la campaña nace de la necesidad de hacer visible la situación de vulnerabilidad que enfrentan las personas jornaleras migrantes.
“Se identifican vulneraciones graves a los derechos laborales de las personas trabajadoras migrantes agrícolas y las personas trabajadoras migrantes agrícolas ya sea del sur de México que van al norte de México como una migración interna que migran en familia o también la migración de personas de Guatemala o México que van con visas H-2A a Estados Unidos “, comentó.
El contacto directo con las personas trabajadoras ha sido clave en la construcción del proyecto. Organizaciones como la Casa del Jornalero, que recibe aproximadamente 12 mil personas al año, ha documentado violaciones sistemáticas a los derechos de estas comunidades. También, han sido expuestas las condiciones que sufren las poblaciones de personas jornaleras y trabajadoras migrantes de países como Guatemala.
En ese sentido, advierte Verónica Rodríguez, en el caso de esta población vulnerable, las vulnerabilidades son aún más complejas, puesto que, los trámites migratorios se vuelven de difícil acceso “para las personas de Guatemala que quisieran hacer trabajo agrícola en México tienen muchas complicaciones en los trámites migratorios y son trámites migratorios costosos, si quisieran ir a Estados Unidos la visa es incluso más costosa”.
Sumado a los procesos migratorios de difícil acceso, las personas trabajadoras migrantes provenientes de México o de otros países, pasan largas jornadas de trabajo en los campos y viveros, obteniendo salarios que apenas representan el mínimo y no accediendo a sus derechos a la salud y la educación, o padeciendo la falta de servicios a una vivienda digna. En el caso de las infancias, además se enfrentan a la explotación infantil.
Un aspecto crucial de la campaña es visibilizar la situación de las mujeres trabajadoras agrícolas, quienes representan aproximadamente el 11% de los tres millones de esta población en México. Organizaciones aliadas que trabajan con mujeres en Guerrero y Morelos, acompañan a estas trabajadoras en su trayecto al norte de México, con el fin de garantizar su seguridad y el respeto a sus derechos.
La campaña “Voltea al campo” se centra en crear en las personas consumidoras una reflexión sobre el origen de los alimentos que compran. Rodríguez subraya: “no es solo pedirle a las personas consumidoras que volteen al campo para ver dificultades… sino también que se involucren en conocer las herramientas que existen para cambiar esas situaciones”. Y agrega: “pensamos que es importante un cambio en la narrativa y una oportunidad de voltear al campo, mirar y conocer estas historias, estas vulneraciones, pero no solo las vulneraciones, sino también sabemos en el proyecto que hay formas de eliminarlas“.
A través de un recorrido interactivo que comprende videos, postales y testimonios, esta campaña responde a la pregunta ¿de dónde vienen los productos que consumimos? y muestra la cadena de suministro, (entre procesos y personas que la hacen posible) que se encuentra detrás de los alimentos que llegan a la mesa de las personas todos los días
“que sepamos en términos de salud y de inocuidad si los frutos rojos que estamos consumiendo han pasado por ciertos controles de producción, pero no podemos saber quién cultivó, o quién recogió esas berries y si dedicó horas extras o si era una persona menor de edad. No existe esa información“ expresa Rodríguez.
Y es que, manifiesta que es un derecho de las personas consumidoras tener acceso a esta clase de información.
La campaña se nutre de las historias de personas trabajadoras y jornaleras agrícolas que serán de ayuda para generar un diálogo directo entre quien consume y las empresas, ya que, si bien, se sabe que existen empresas que cumplen con las normativas, solo el 26% de las personas trabajadoras agrícolas laboran bajo la formalidad.
Esta situación refleja un alto grado de informalidad y precarización, así como el difícil acceso a los campos agrícolas dónde ellas desempeñan sus labores día con día, “desde el proyecto tratamos de acercarnos al sector privado, a las autoridades, sociedad civil, personas trabajadoras y a veces el reto es poder tener como un lenguaje común, poder romper barreras comunicacionales, pero también de desconfianzas que pueden que pueden existir”.
La campaña “Voltea al campo” se lanzó oficialmente el 7 de octubre con una exhibición inmersiva en la Casa Refugio Citlaltépec, en la Ciudad de México, a través de la cual buscan la participación del sector privado y la sociedad en general, tratando de dignificar la labor del trabajo jornalero agrícola, así como, fomentar la acción colectiva: “tratamos de de luchar en el proyecto en desarmar barreras y poder hacer estrategias y hacer recomendaciones que puedan sumar a la mejora de vida de las personas”.
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