Después de ser desalojada, Itele planea resistir contra un gigante inmobiliario
*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
En abril de 2024 Itele Yelín fue notificada que la casa hipotecada en la que vivía, sería desalojada. Años antes, un constructor inmobiliario anunció que la anhelaba, este cuatro de septiembre fue desalojada. Itele no dejará de defender su hogar
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Cortesía Mariana Lailson
CIUDAD DE MÉXICO.- “Es que pareciera que los chicos malos tiene permiso”, dice Itele Yelín al recordar su desalojo. Itele tiene 68 años, y en 2009 estaba liquidando una hipoteca sobre su casa, pero en 2010, un arquitecto le compró la hipoteca al banco y con ella, la propiedad de la casa, todo sin avisarle a Itele.
El pasado 4 de septiembre, a pesar de que los poderes judiciales tanto Federal como de la Ciudad de México, estaban en paro, una actuaria llegó al 142 de la calle Presa de azúcar, en la colonia Irrigación, acompañada de 30 cargadores y un puñado de policías antimotines.
Desde que fue notificada del desalojo, que asegura se desprende de un juicio irregular, sus nervios salieron de la casa y de su cuerpo, por lo que empezó a tomar tranquilizantes. La madrugada del 4 de septiembre, Itele despertó cuando habían policías tocando en la puerta de su cuarto. No escuchó los golpes en la puerta de la calle, que forzaron entre nueve policías.
“No me despertaba por los calmantes, al principió pensé que era la presión arterial, pero eran los golpes en la puerta. De pronto escuché: ¡Venimos al desalojo! Y que me volteo al otro lado de la cama y dije: Adiós pesadilla, pero pues los golpes siguieron”.
La empresa Residencial 142 compró en un remate hipotecario, hace 14 años un millar de propiedades, entre ellas la de Itele, dicha empresa es liderada por David Galker Nates, quien también es director de GCI Real Estate, una empresa que desde los 90 se ha dedicado a construir condominios de lujo en la zona de Interlomas y Polanco.
Ante el paro del Poder Judicial, una semana antes de su desalojo, Itele acudió a la Alcaldía Miguel Hidalgo para intentar proteger su propiedad, pero no tuvo respuesta. Incluso, mediante un amparo ella intentó protegerse de que el arquitecto Galker Nates se hiciera de su casa. Gracias a él, logró obtener medidas precautorias para que ni él ni “interpósita persona”, se acercaran a más de 500 metros de ella o su casa.
A pesar de pedir apoyo a la policía de su colonia para que no se le acercaran los trabajadores que fueron a sacar sus muebles a la calle, estos nunca llegaron, pues un grupo de policías cerró el acceso a su calle durante el desalojo, según cuenta.
No fue la primera vez que su “código águila” no funcionaba para hacer cumplir sus medidas precautorias; desde junio del año pasado notó que empleados del arquitecto montaban guardias ya fuera enfrente de su casa, o en la esquina. El acoso que ha recibido no se limitó a ello, hace meses vio un dron volando en la sala de su casa.
“Por lo pronto mi abogado me ha dicho que no reconozca el acto porque había suspención de actividades jurídicas, por el paro de los jueces”, dice antes de llamar a un par de personas con quien busca asesoría para su caso. Esta sería la tercer a persona que la asesora, porque los demás, han sucimbido por el acoso que han sufrido, ella cree que viene de parte del abogado.
“A uno me lo secuestraron. A los días de que lo liberaron me dijo: mire señora, yo no sé quiénes me secuestraron, pero ellos sí saben quiénes son mis hijas, mejor bórrame de su teléfono. A otra, me la amenazaron o me la compraron, ya no sé”, cuenta.
Un mes y medio antes, el mismo Galker Nates visitó la casa que pretende demoler para construir un complejo de 22 departamentos de lujo. “Yo la estoy tratando de ayudar”, cuenta Itele que le dijo entonces. “Te dejo a estos señores para que te ayuden a empacar, porque no sabes el problema que te estás comprando”, le dijo ese día, que era acompañado señalar a dos fortachones.
Preocupada, Itele busca otras formas de actuar. “Mi abogado me dice que lo deje trabajar, lo mismo me dice el juez, pero eso mismo me han dicho antes y ya me parcharon por estarles teniendo paciencia”.
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