Con frustración, venezolanos en Ciudad Juárez rechazan resultados de la elección en Venezuela
*Esta nota fue realizada por La Verdad, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
“Todo el mundo está llorando, está triste porque teníamos esperanza de que esto se iba a acomodar”. Migrantes originarios de Venezuela en Ciudad Juárez hablan sobre la incertidumbre que viven por el futuro de su país y por el temor de ser rechazados cuando logren su cita para solicitar asilo en Estados Unidos
Por Raúl Flores / La Verdad Juárez
La noticia de que Nicolás Maduro resultó reelecto como presidente de Venezuela hasta 2030 fue recibida con frustración y tristeza por venezolanos que se encuentran en Ciudad Juárez a la espera de cruzar a Estados Unidos en busca de asilo.
“Todo el mundo está llorando, está triste porque teníamos esperanza de que esto se iba a acomodar”, dijo José Castillo, de 36 años, junto con su pareja Cristina Villasana, y sus dos hijas, salieron de Venezuela hace cinco años con la idea de apoyar a sus familiares económicamente desde otro país.
El hombre y su familia llevan cuatro meses esperando su cita de CBP One, –una app creada por el gobierno de Joe Biden para ordenar el ingreso de las personas migrantes a Estados Unidos–. Este lunes habló sobre la elección de este domingo en su país al salir del comedor comunitario de la Catedral, donde se alimenta a personas migrantes que transitan por la ciudad.
“Es un fraude totalmente” dijo Castillo quien lamentó los resultados anunciados por las autoridades de su país. “Deberían darse cuenta los organismos internacionales que Venezuela sí está pasando por una dictadura donde hay represión, donde los derechos humanos no se respetan, donde hay hambre”.
Por esa condición que describe, huyó de su país hace cinco años. En ese entonces fueron para Tauramena, Colombia por un tiempo, pero optaron por irse de ahí porque los guerrilleros tomaron control del lugar, dice. Fue entonces que decidieron intentar migrar a Estados Unidos, por lo que esperan en Ciudad Juárez.
Su esposa Cristina asegura que, si cambiaran de presidente en su país, y de gobierno, no dudaría en regresar, pues allá dejaron al resto de sus parientes. Tanto ella como Castillo dejaron a sus padres, sus madres y demás familia.
A la distancia observan las movilizaciones y protestas tras la reelección de Maduro. La madrugada de este lunes, el Consejo Nacional Electoral reportó que Nicolás Maduro obtuvo 5 millones 150 mil 992 votos frente a los 4 millones 459 mil 978 que obtuvo el principal candidato opositor, Edmundo González.
Castillo mostró videos en su celular en donde primero se observa la gente festejando cuando aún parecía que la oposición se llevaría la victoria, y luego—cuando se confirmó la victoria de Maduro—la gente en las calles de Caracas protestando de forma masiva mientras que las autoridades los intentan reprimir con gas lacrimógeno.
“A la gente le están echando gas lacrimógeno, ya hay muchos muertos, hay sangre derramada”, dice por lo que ve en las imágenes y por reportes de sus conocidos desde Venezuela
Está elección no era la única que les provocaba incertidumbre acerca de su futuro. Cristina dijo que también tienen miedo de conseguir el asilo mediante la aplicación solo para que gane Donald Trump en las elecciones de noviembre y cumpla sus promesas de deportaciones masivas.
Esa inquietud la comparte también Milagro Bastidas, migrante venezolana en Ciudad Juárez, a donde llegó para cruzar a Estados Unidos. Ella está convencida que se hizo fraude en la elección presidencial de su país.
La mujer recibió mensajes de audio que están circulando en Venezuela donde se rechaza la victoria de Maduro y se hace un llamado para levantarse en armas en contra del gobierno.
“Eso fue un fraude, Nicolas Maduro perdió, perdió, perdió. El CNE se vendió” dice la persona en el audio. “Hay más armamento ahí en los cerros que en el propio gobierno, vamos con todo”.
Milagros llegó hace casi cinco meses a Ciudad Juárez, donde busca una cita para solicitar asilo en Estados Unidos. Cuenta que ella se dedicaba a la artesanía en Venezuela. Tenía su propio negocio donde vendía bufandas, cobijas, ropa de bebés y otros tipos de artesanías tejidas a mano por ella misma. Este negocio le permitió comprarse su propia casa.
Desde que Maduro entró a la presidencia, ella notó como la situación económica en el país comenzó a decaer lentamente, llegando a tal punto que decidió mudarse a Colombia en el 2018 porque ya no podía vender sus productos y la comida se encareció.
Desde entonces, no ha vuelto a Venezuela más que de visita para renovar sus documentos y los de sus hijos. Solo que cuando llegó, ya no existía su casa.
“Cuando regresé ya no tenía casa, porque los ladrones se metieron, me desvalijaron la casa, se robaron todo”, dijo. “Me quedó el terreno, desmantelaron todo, la puerta, las ventanas, el techo, hasta las paredes las tumbaron, se llevaron todo”.
Luego se vio forzada a salir de Colombia por la misma razón que Venezuela. La comida comenzó a subir de precio rápidamente, el dinero no alcanzaba, y la inseguridad aumentó.
“Colombia se pactó con Maduro, o sea el presidente de Colombia es amigo de Maduro, y ahora ellos dos están acabando con todo, van a acabar con Colombia también”, dijo.
Milagro dijo que, como muchos otros, estaba contenta con la pérdida de Maduro. Ella incluso pensó que, si ganaba la oposición, y no recibía su cita de CBP One en un lapso de dos meses, regresaría a Venezuela.
“Yo quisiera volverme a ir, pero Venezuela si no cambia no me regreso, no puedo regresarme así”, dijo.
Milagro aseguró que la oposición ganó la elección a pesar de lo que haya declarado el CNE. Dijo que Maduro seguramente ganó “pero con trampa” y por eso la gente en el país se está “poniendo brava”.
Según ella, la situación puede escalar a un golpe de estado, ya que la gente esta cansada de que no haya luz, de que el agua salga amarilla, de la escasez de comida. “Maduro sale porque sale” dijo Milagro, aunque teme que habrá muchas muertes.
Milagro y sus dos hijos llegaron a Ciudad Juárez el 18 de marzo, pero el camino no fue fácil. Atravesaron la mayoría del país a pie y pidiendo “ride” en la carretera porque no les vendieron boletos de camión sin los documentos apropiados.
Los tres fueron secuestrados en Río Grande, Zacatecas y de ahí fueron llevados a Durango, donde duraron cinco días. Luego los vendieron por mil 500 dólares cada uno, y los miembros del cartel que los compró les exigió 4 mil dólares por cada uno para dejarlos libres.
A pesar de no tener el dinero para la cuota, eventualmente los liberaron, dijo la mujer de 40 años. Les consiguieron pasaje a Ciudad Juárez y hasta les dieron 200 pesos para que comieran algo en el camino.
Desde la segunda mitad del 2022, la frontera de Ciudad Juárez- El Paso, Texas, se convirtió en una región de tránsito para miles de migrantes de origen venezolano, incluso instalaron campamentos a la orilla del río Bravo, donde ondeaba la bandera de su país, en espera de entrar a Estados Unidos. Actualmente los migrantes de Venezuela encabezan a las nacionalidades en los nuevos casos de asilo que han recibido las cortes de inmigración estadounidenses.
Una bandera de Venezuela instalada a la orilla del río Bravo en un campamento de migrantes venezolanos que esperaban para cruzar a Estados Unidos. Octubre de 2022. Fotografía: La Verdad Juárez – Archivo.
Pero muchos aún esperan en la frontera mexicana. Como es el caso de José, Cristina, Milagros y muchos más. Entre estos también está el caso de Yugeidy Bastidas, de 37 años, que al igual que sus compatriotas en Ciudad Juárez rechaza el resultado oficial de la elección en su país.
Maduro no hubiera entregado la presidencia, aunque el CNE lo hubiera declarado perdedor, asegura.
Dijo que una de sus hermanas—que aún vive en Venezuela—le mando un mensaje diciendo que tras la elección todos se encerraron porque circulaban en las calles hombres vestidos de negro, encapuchados, presuntamente con ordenes de agredir a aquellos que protesten la victoria de Maduro.
“De verdad está triste Venezuela porque ahorita hay muchos muertos” dijo ella. “Maduro junto con su gente agarraron el país y ya es tiempo de que entreguen la presidencia por todo lo que ha pasado, no hay alimento, no hay médicos”.
Yugeidy dijo que ella y su esposo, Robinson Duque, junto con sus hijas, salieron de Venezuela en el 2019 cuando comenzó la crisis. En ese entonces, el dinero de una semana de trabajo alcanzaba para un kilo de arroz y un kilo de harina.
“La crisis fue tan fuerte que hubo niños muertos de desnutrición” dijo. El precio de alimentos y productos básicos tales como aceite o jabón se convirtieron en lujos. Hubo gente que recurrió a lavar ropa con ceniza porque no podían comprar detergente.
El padre de Duque murió de un ataque al corazón que no pudo ser atendido a tiempo, ya que en ese momento no había gasolina y la única manera de transportarlo a un médico fue mediante un camión del transporte público.
“La gente que no tiene dinero para pagar sus tratamientos médicos se muere”, dijo. “Allá no te dan ni un vaso de agua”.
Yugeidy y Duque vendieron su casa por mil 200 dólares—él vendió su panadería y con ese dinero se fueron al país vecino, Colombia, donde vivieron hasta el 2023.
Decidieron volver a Venezuela ya que era muy difícil para los migrantes conseguir trabajo en Colombia, sin embargo, la situación económica aún estaba difícil, y en cuestión de un año tomaron la decisión de migrar a Estados Unidos.
Ahora esperan en Ciudad Juárez para cruzar la frontera.
Sin comentarios aún.