La promesa de dos hermanas buscadoras: “No parar hasta localizar a Guillermo”.
*Esta nota fue realizada por Zona Docs, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
#HastaEncontrarles
Una fallida investigación colaborativa entre dos estados, la falta de interés por parte de las autoridades y la incertidumbre llevó a una familia a buscar por su propia cuenta a su tesoro desaparecido.
Esta es la historia de Ruth y Brenda, quienes han tomado el amor de su madre y padre como motor para investigar el paradero de su hermano Guillermo Eduardo Santiago Toribio, quien fue desaparecido el 5 de febrero de 2023 en Zamora, Michoacán.
Texto por Aletse Torres / @aletse1799
Fotografías por Sergio Sanchez / @sergioo.jpg
El amor que Ruth y Brenda le tienen a su hermano las ha llevado a investigar por su propia cuenta la desaparición de su hermano Guillermo Eduardo Santiago Toribio, a quien han buscado en dos estados: Michoacán, un nuevo territorio para ellas, y Jalisco, donde las autoridades se han negado a colaborar para localizarlo.
Hace un año, la mañana del domingo 5 de febrero de 2023, Guillermo Eduardo y su novia, María, fueron a correr a uno de los parques naturales de Zamora, Michoacán. Después de haberse ejercitado y en camino al auto en el que llegaron; ambos fueron “levantados”. Sin embargo, María horas más tarde fue liberada en la carretera federal 35; ahí se le encontró con todas las pertenencias de Guillermo, entre las cuales estaban su cartera y su coche.
A la fecha, sobre la desaparición de Guillermo Eduardo esta es la única versión que conoce su familia. De esto han pasado ya 365 días, y ninguna de las autoridades obligadas a buscar al joven han logrado responder la pregunta que ronda en la cabeza de Ruth y Brenda: ¿Qué pasó con su hermano?
La última vez que lo vieron fue la tarde del 4 de febrero, él se dirigía por su pareja para irse de “puente” a Zamora, municipio de donde María era originaria. Su padre fue el último que lo vio y, desde entonces, no volvieron a saber de su paradero.
Ese día por la tarde, la familia recibió una llamada de María para informarles que Guillermo se encontraba desaparecido. El padre del joven fue quien atendió y, con un nudo en la garganta, le pidió a Ruth que siguiera escuchando y anotará todo lo que dijera la pareja de su hijo.
Ruth no sabía qué hacer, le acababan de decir que su hermano menor había desaparecido y se encontraba en otro estado, circunstancia que impedía que pudieran levantar la denuncia de inmediato, pues no sabía a quién llamar allá en Zamora, tampoco Ruth sabía si podría irse esa misma noche, aunque eso implicara dejar momentáneamente a su familia. Entonces, para hallar respuestas tomó a la virgen que era de su hermano y comenzó a rezar por él.
Tras rezar, muchas preguntas rondaron por su mente, pues María estaba a salvo, pero no así su hermano, quien ahora sabían que había sido desaparecido.
“A mí no me cabía en la cabeza como habían dejado ir a su novia como si nada… dónde está mi hermano, donde quedó, qué ha pasado con él. No puede ser posible que no pensaran que era raro que ella estuviera bien, libre y de mi hermano nada, como si la tierra se lo hubiera tragado” señaló Ruth en entrevista.
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Un mensaje de Ruth fue lo que despertó a Brenda de su siesta, “baja cuando despiertes, tengo que hablar contigo” leyó en su pantalla, no decía nada más. Con incertidumbre y después de marcarle más de una ocasión, Brenda bajó para enterarse que su hermano estaba desaparecido.
“¿Cómo le vamos a decir a nuestra mamá que su hijo había desaparecido?” era la pregunta que no paraban de repetirse Ruth y Brenda, para las hermanas era inconcebible contarle a su madre, era su único hijo, era su mayor confidente y no podían decirle que no sabían dónde se encontraba.
“Siempre con él… para mi mamá su hijo era su Dios … se complementaban mucho, eran de salir los domingos, pues él llegaba y le decía, vamos a comer y eran solamente ellos, eran como muy afines, eran su todo”, manifestó Brenda.
Después de un tiempo, ambas se pusieron a investigar qué podrían hacer, si era viable o posible levantar una denuncia en la Fiscalía de Jalisco o quién podría ayudarles para que comenzaran a buscar a Guillermo allá en Zamora, Michoacán.
“Yo tenía que hacer una denuncia, pero que tenía que ir hasta Zamora… yo le pregunté si no la podía meter aquí en Guadalajara, pero me dijeron no, que tenía que moverme y entre mas rápido mejor, pero como yo me iba a ir así, en la noche, sola y sin mis papás, sin nadie que me recibiera, con miedo, no era factible” comentó Ruth.
Dos horas después de haber recibido la llamada de María, la familia se quedó sin respuestas y sin alternativas; sin embargo, no se despegaron del teléfono para saber si marcaba de nuevo la novia para contar alguna novedad, o para atender la llamada de quienes se llevaron a Guillermo. Incluso, desearon que quien llamara fuera él para decir dónde estaba y que estaba bien, pero el teléfono nunca sonó.
Al día siguiente, María llegó al hogar de los Santiago Toribio para “entregarles” las pertenencias de Guillermo, su maleta, sus dos teléfonos, su cartera y su automóvil. La familia ahora piensa que todo eso lo hizo para que “no la culparan de nada”.
Con extrañeza, Brenda miró a María e intentó encontrar indicios de lucha o de violencia en su cuerpo, pero no lo logró. Tanto Ruth y Brenda no entendían cómo es que la habían dejado ir a ella y no a su hermano, pero sobre todo, se cuestionaron cómo es que los supuestos captores le habían dado todas las cosas de Guillermo.
“Ella nos trajo todo lo que era de Guillermo, pero ¿dónde había quedado nuestro hermano? A mí tráeme a mi hermano, no sus cosas… Dinos qué pasó…”.
Pero la versión de María fue la misma del inicio: “Fuimos a correr y al llegar al carro nos llevaron”, pero esto era algo que Brenda no creía del todo porque María se mostró siempre muy calmada. “Cómo es que estaba tan calmada si habían desaparecido a su novio”, se preguntó en ese momento Brenda.
Luego de estar unas horas en casa de la familia de Guillermo, María se fue en el mismo coche en el que se los habían llevado con la promesa de regresar al día siguiente para continuar con la búsqueda y levantar la denuncia. Pero eso jamás pasó.
De ella no volvieron a saber nada. Cambió de teléfono, en la dirección que había proporcionado no se encontraba nadie, estaba abandonado el lugar y nadie parecía tener idea de quién era María, puesto que las autoridades les dijeron que no existía nadie con ese nombre.
La única persona que fue testigo de la desaparición de su hermano se había esfumado, dejándoles una versión de los hechos que no comprendían.
“Tiempo después dijimos que no la debíamos de haber dejado ir, debimos de haberla dejado ahí y hablar a la policía para que llegaran a interrogarla o hubieran hecho algo, pero ya que pueden hacer, es como si nunca hubiera existido”.
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La denuncia que duró un mes
El martes 7 de febrero, Ruth, su mamá y una amiga de la familia se dirigieron a Zamora, Michoacán, para interponer la denuncia. Ruth fue quien se encargó de levantar la denuncia de la desaparición de su hermano en la Fiscalía de Michoacán, ahí recibió la promesa de que “harían todo lo posible por encontrarlo”.
El número de expediente de investigación por la desaparición de Guillermo Eduardo Santiago Toribio quedó registrada bajo el número 00639/UATP/ZAM/2023, pero los resultados jamás llegaron y la promesa de la ministerio público asignada a su caso, Rosalba Baltazar Cruz, no se cumplió.
Pasaron los meses y ninguna respuesta o algún avance recibieron; al contrario, tiempo después se enteraron que la búsqueda de Guillermo había sido obstaculizada y que la funcionaria a cargo se negó declaró incompetente.
“Yo conocí a un colectivo de Zamora, me acuerdo cuando les dije quién me había atendido y me dijeron “mmmm”, yo apenas empezaba en esto, no entendia ya que ella me había tratado muy bien, pero hoy lo comprendo, no hace nada ni parece importarle dónde están nuestros familiares”.
Cuando Ruth solicitó la sábana de llamadas, la licenciada le dijo que “dejara de ver tantas películas”, que si ya tenía el teléfono de su hermano no era necesario y que no se hiciera de ideas. Ruth sabía que habían borrado todos los mensajes y llamadas de los dos días previos al día que fue desaparecido Guillermo.
La misma indiferencia obtuvo Ruth cuando le fue a comentar que habían dejado “tirado” afuera de su casa el coche de su hermano. El mismo carro en el que se fue María después de entregar todas las pertenencias de Guillermo.
La extraña localización del carro ocurrió, el 17 de febrero, 12 días después de la desaparición y 11 días después de que María se fuera en el carro con la promesa de volver para ayudar a buscar a su novio. Por ello, para Ruth era importante que le hicieran las pruebas necesarias para encontrar rastro de quiénes se habían llevado a Guillermo, pero solamente le dijeron “que lo guardara”.
En Jalisco, Brenda acudió a la Fiscalía Estatal para reportar la aparición del coche de su hermano, pero sólo la mandaron al área de robos y aunque también pidió que lo inspeccionaron, le dijeron que no y que, además, la cuota para resguardar el vehículo en el corralón era de 129 pesos diarios. Y, por si esto fuera poco, no le aseguraron que procediera su denuncia, así que “la mejor” opción era llevarse el automóvil.
Por su parte, Ruth se quedó un mes en Zamora, un mes donde tuvo que ir al Instituto de Ciencias Forenses de Michoacán a ver cuerpos con los mismos tatuajes de su hermano, pero no pudo reconocer en las personas fallecidas no identificadas a su hermano.
Un mes donde tuvo que moverse cada noche para que no fuera perseguida por el crimen organizado, un mes donde investigó ella sola. Un mes en el que, lamentablemente, tuvo que regresar a casa sin Guillermo.
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En Jalisco tampoco hubo respuesta, pues la actitud del personal de la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas de Jalisco fue terrible. En marzo, un mes de la desaparición de Guillermo, la familia Santiago Toribio acudió para levantar la denuncia por desaparición, pero esto les fue negado, pues a pesar de que Guillermo es originario de Jalisco, la desaparición había ocurrido en Zamora, así que las obligadas eran las autoridades de Michoacán y que ellos, como Fiscalía, sólo podrían “ayudar”, si se les pedía dicha colaboración para intervenir.
“A nadie parecía importarle que mi hermano no estaba con nosotros, que nos regresaron el coche y que MarÍa se había esfumado. A nadie le importan los desaparecidos, ni en este estado ni en ninguno de México”, comentó brenda.
En las mismas fechas, en marzo de 2023, Ruth acudió con la ministerio público de Zamora. En esta ocasión para “alargar” el expediente con lo que habían investigado sobre la familia de María. No obstante, no le dieron seguimiento a la información que proporcionaron, pero lo que si hicieron fue pedirle a Ruth que parara, que pensara en la familia de la pareja de su hermano y que “ya no le moviera más”.
“Me dijo (la ministerio público) que me pusiera a pensar en ella, en las molestias que podía ocasionar, que mejor dejara de investigar yo sola. Pero no podía, no puedo, cómo iba a poder dejar a mi hermano y ya”.
En mayo de 2023, realizaron la última llamada a la funcionaria de la Fiscalía de Michoacán, Rosalba Baltazar Cruz, esto para saber si habían obtenido algún avance, pero no, nuevamente les dijeron que: “estaban trabajando en el caso” y “no tenían indicios del paradero de Guillermo” y les recordaron, además, que “fueran pacientes”. Fue ahí cuando solicitaron la investigación colaborativa con Jalisco, pero para las autoridades de Michoacán esto “no era necesario”.
Desde entonces, Ruth no le llamó más, pero la ministerio público tampoco volvió a contactarla. A un año, la espera sigue y debido a sus trabajos, a sus familias, a la falta de ingresos y de apoyo, ni Ruth ni Brenda han podido regresar a Zamora para exigir una respuesta.
La esperanza entre las familias
Eb mas de 2023, mientras Ruth navegaba en Facebook se encontró con el colectivo “Luz de Esperanza”, espacio que se convertiría en una segunda familia para ella y Brenda, pues desde el primer momento quienes integran el colectivo de búsqueda comprendieron lo que les estaba pensando.
Comenzaron marchando con la ficha de búsqueda de su hermano en alto, el 18 de mayo de 2023 y, a partir de ahí, su vida se convirtió en la búsqueda de todas las personas desaparecidas.
En sus tiempos libres comenzaron a compartir las fichas de búsqueda de otras personas desaparecidas, también se sumaron a las pegas de fichas que cada domingo se realizan en diversos puntos del estado. También participan buscando a quienes nos faltan en hospitales, albergues y diversas zonas de la ciudad.
“Para mí es claro que ya no tengo nada más que hacer que buscar a mi hermano al lado de las compañeras, gritar su nombre y difundir su rostro para poder reencontrarnos” compartió Ruth.
También, han encontrado acuerpamiento con las madres buscadoras de Zamora pertenecientes al colectivo “Buscando a nuestros corazones”, quienes cargan en sus lonas el rostro de Guillermo, y les informan lo que sucede. También les invitan constantemente a las movilizaciones para hacerles saber que no están solas y que alguien allá en Michoacán está buscando a su hermano.
“…ya no busco nomas a mi hermano, y si yo lo llego a encontrar a mi hermano, yo voy a continuar en el Colectivo ayudando a buscar a todos porque porque conozco a sus familiares directos, porque sé lo que sufren… sé lo que es estar así, muerto en vida”,manifestó Brenda.
A las hermanas nadie más las acompaña, su familia busca desde otros espacios y sus amigxs cercanos se han mantenido lejos del caso de Guillermo. Por lo mismo, entre ellas han encontrado el amor y la fuerza para impulsarse, para caminar por la ciudad, para buscar y no parar:“es más difícil para mis papás, por su salud mental, por su salud física, por mil y un factores hemos optado por ser solamente nosotras dos”.
La vida siguió y también, la llantera de Guillermo
Guillermo, tenía una llantera en la colonia de Miramar en Zapopan, la cual atendía desde las 8:00 de la mañana hasta las 7:00 de la noche, era su único negocio y de acuerdo a Ruth, su aspiración era que creciera y por lo mismo “le chingaba”.
A un mes de su desaparición, sus padres tomaron la decisión de abrir la llantera para que todo el trabajo de su hijo “no fuera en vano”. Sabe que al trabajar en el espacio y atender a sus clientes, están cuidando a Guillermo. Sienten que están cuidando lo que dejó en Guadalajara.
“Mi mamá dice que no podía dejar caer el trabajo de su hijo, que cómo iba a decirle cuando regresara que al final cerraron la llantera, que no, que debían cuidarlo” aseguró Ruth.
También, se han encargado de su mascota. Esta responsabilidad la ha tomado el padre de Guillermo, así que es éste quien le da las caminatas diarias y quien trata de “animar” a la perrita con los recorridos, cariños, comida y anécdotas sobre su hijo.
Sus hermanas también “cuidan” de Guillermo en las actividades que hacen en el Colectivo Luz de Esperanza, lo cuidan en las búsquedas en vida y las que realizan en campo. Saben que no es un “trabajo” sencillo, pero es su forma de hacerlo; por ello, cada día toman la decisión de emprender la búsqueda, de no “descuidar” el negocio de su hermano, sus intereses, sus vínculos y todo aquello que engloba a su “tesoro”.
“El amor como motor de búsqueda”
Ruth y Brenda le prometieron a su madre que buscarían a su hermano hasta encontrarlo y ésta, ha sido su mayor motivación, pero no la única para descubrir dónde se encuentra Guillermo. El amor y la esperanza son dos sentimientos que albergan ambas, que les permiten salir de sus trabajos, para hacer otro trabajo: el de búsqueda.
Guillermo, es el mediano; es decir, el “sándwich” según sus hermanas. Él es quien siempre las cuida y las defiende, él es quien estuvo al pendiente del bienestar de sus padres y quien no dudaba en darles todo para que “no la pasen mal”.
A Guillermo también lo recuerdan porque tiene una dieta estricta y por hacer mucho ejercicio, pues corría por las mañanas y después de su trabajo en la llantera. También lo recuerdan por su sonrisa y por su sentido del humor y, a la par, por sus ganas de no parar, de trabajar de lunes a domingo y de mantenerse activo.
Y bueno, sus hermanas tampoco olvidan la cantidad de tatuajes que tiene alrededor del cuerpo, todos símbolos religiosos. Así recuerdan a Guillermo, con una sonrisa en el rostro, lo recuerdan con esa sensación y eso es lo que las impulsa a buscar a su mayor tesoro, eso es lo que las mueve para exigir a las autoridades respuestas. Eso es lo que las motiva a cumplir la promesa que le hicieron a su madre.
“A lo mejor yo descanso el día que Guillermo está con nosotros, pero eso no lo sé, a lo mejor continuó, pero necesito encontrarlo, necesitamos que regrese a su hogar”, finalizó Ruth.
“Yo amo a mi hermano como nadie, fíjate que no caminaba antes, pero esto me ha llevado a hacerlo, el cariño que le tengo es tan grande que he llegado a lugares que no me hubiera imaginado, porque sólo se busca lo que se ama y no podemos descansar, hasta encontrarlo”, sentenció Brenda.
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