«Tengo miedo, pero no tengo tiempo», el día que la Línea 12 volvió a funcionar
*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Después de casi tres años cerrado por el derrumbe de 2021, el tramo elevado de la Línea 12 del Metro volvió a abrir, y con esto, se mejorará la movilidad de miles de usuarios de la periferia de la Ciudad de México
Texto y fotos: Alejandro Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO. -Diana vive en Tláhuac, y diario viaja hasta Azcapotzalco para trabajar. Ella es obrera, del turno nocturno, y todos los días sale de su casa a entre las tres o cuatro de la tarde para llegar a tiempo, y poder comer algo en el camino.
Ahora son casi las cinco de la tarde, y es una de las pocas pasajeras en la estación Tláhuac de la Línea 12. Junto a ella hay no más de 10 personas en el anden que sale hacia Mixcoac. Un tercio de ellos son reporteros.
«La verdad es que sí aliviana que la hayan abierto, nomás de aquí de Tláhuac a Calle 11 hacía como una hora, imagínese. Sí era necesario», dice.
Como ella, miles de habitantes de Iztapalapa y Tláhuac verán reducidos sus tiempos de traslado, pues este 30 de enero el gobierno de la Ciudad de México reabrió el tramo elevado de esta línea, el mismo que colapsó entre las estaciones de Tezonco y Olivos en 2021, cobrando la vida de 26 personas.
«Le voy a ser honesta, la verdad sí tengo miedo, pero lo que no tengo es tiempo. Entonces, no toca de otra», agrega.
Inauguración tardía
7 horas antes de que Diana se subiera al metro, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, encabezó el acto de reapertura del tramo elevado de la Línea 12, que corresponde a las estaciones de Tezonco, Olivos, Nopalera, Zapotitlán, Tlaltenco y Tláhuac.
En el evento, donde también estuvieron la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Calderón; el encargado de Despacho de la Alcaldía Iztapalapa, Raúl Basulto; el secretario de Movilidad de la Ciudad de México, Andrés Lajous; el secretario de Obras y Servicios, Jesús Antonio Esteva; el director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Guillermo Calderón; y el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores del STC Metro.
En su mensaje, Batres señaló que la obra cuenta con el registro de Constancia de Seguridad Estructural en todos los tramos, y que los trabajos fueron supervisados por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y que el proyecto de reforzamiento lo diseñó el Comité Técnico Asesor.
«El día de hoy, tras largos meses de trabajo, entregamos a las mujeres y hombres del sureste de nuestra capital, de Tláhuac, Iztapalapa, Milpa Alta, la Línea 12 del Metro. Así, la gente humilde y trabajadora de esta zona podrá acudir con más facilidad y rapidez a sus centros de trabajo o a gozar de los servicios que tiene nuestra gran ciudad», precisó.
Además, reiteró que los trabajos de construcción los realizó Grupo Carso, y la empresa CICSA, propiedad del multimillonario Carlos Slim, quien construyó la Línea 12 inaugurada en 2012, durante el gobierno de Marcelo Ebrard.
«Quiero agradecer al ingeniero Carlos Slim, quien tomó el compromiso de reconstruir y reforzar la Línea 12 del Metro sin costo para las arcas de la Ciudad de México. Muchas gracias al Grupo Carso, al ingeniero Carlos Slim y a la empresa CICSA».
En total, la reconstrucción de los 6.7 kilómetros del tramo elevado contempló la intervención de 260 claros, de los cuales 257 fueron reforzados, y tres se reconstruyeron en su totalidad. La reapertura se había agendado para diciembre de 2023. Sin embargo, las pruebas de velocidad y peso tomaron un mes más de lo anunciado.
Horas después de que Batres se subiera a un vagón, en la estación Tláhuac personal del gobierno de la Ciudad orientan a los usuarios, explicándoles las conexiones de la línea, y su importancia. La gente, desconcertada, pregunta incrédula: «¿De verdad ya abrió?» y los trabajadores le responden: «Sí, ya. Y es seguro para todos».
«Que bueno, pero todavía falta apoyar a las víctimas»
José Luis sube en la estación Tláhuac, y mientras descansa en un vagón vacío, comienza a contar su historia:
«A mi, personalmente, no me tocó la caída del metro. Afortunadamente yo estaba en mi casa. Al que sí le tocó fue a mi yerno, quien me llamó y me dijo: ‘¡No manches se cayó el metro!’. Ese día yo no fui a trabajar, me tocó descanso, y que suerte. Pobre gente a la que le tocó la mala».
Mientras José Luis platica su historia, los trabajadores de Carso siguen realizando obras entre el tramo de Tezonco y Olivos. La maquinaria detiene el tráfico, y en algunos locales se ven unas cartulinas con mensajes importantes: «Soy otra víctima más de la Línea 12».
La denuncia la hacen comerciantes de la zona, quienes se vieron afectados por el derrumbe y el caos de movilidad y tráfico que generó el cierre de la Línea 12 durante tres años.
«A nosotros no nos dieron ningún apoyo, tratamos de sobrevivir y salir adelante con lo que pudimos. Imagínate, si así está ahorita, con el tráfico a lo que da, cuando todavía no abrían la Línea estaba peor. Sí afectó a mi negocio», dice una comerciante ubicada frente a la Avenida Tláhuac, justo en la parte donde el metro colapsó.
«Que bueno que ya la abrieron, pero ojalá el gobierno no se olvide de las víctimas», dice José Luis, quien va a su trabajo hasta Santa Fé.
–¿Cuánto hace usted de trayecto?
–Sin la Línea, 4 horas. Ahora con la Línea yo espero que sea como antes, una hora y media o dos horas.
Antes de advertirlo, José Luis llega a la estación de Mixcoac, haciendo un viaje de terminal a terminal. Mira su reloj: «Hicimos 40 minutos. Está muy bien».
«Ya era hora»
Cada mes, Brisa viaja desde Toluca para ver a sus papás, quienes viven por la estación Tlaltenco.
«Fíjate, hoy coincidió que reabrieron la línea, y hoy vine a ver a mis papás. Antes me hacía 5 horas, no te miento, yéndome a buen tiempo. El tráfico en Tláhuac está horrible, y las combis son bien inseguras. Ahora hasta hago tiempo aquí sentada», dice, mientras espera en los escalones de la estación.
Sube al metro, e igual que en los viajes de Diana y José Luis, los vagones se ven vacíos.
«Yo creo que la gente todavía tiene miedo, y no la culpo. Pero aún así, sí es un aliviane. Imagínate a la banda que diario va a trabajar al Centro, o a otras partes de la ciudad. Sí es un aliviane. Ojalá que ahora sí la hayan construido bien y se eviten tragedias».
Su trayecto hasta Mixcoac duró 40 minutos, y junto a ella, cientos de personas bajan en esa estación para repartirse por toda la ciudad y hacer que la capital del país se mueva.
«Ya era hora», dice, despidiéndose, y el tren anuncia la salida.
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