«¿Por qué nos corren si no queremos quedarnos aquí?», autoridades acosan a migrantes en la Cdmx

«¿Por qué nos corren si no queremos quedarnos aquí?», autoridades acosan a migrantes en la Cdmx
Foto: Isabel Briseño

*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


Durante tres días, el Instituto Nacional de Migración desalojó por la fuerza a migrantes que pernoctaban en las inmediaciones de la Central del Norte. Los hechos han generado un ambiente de miedo e indignación, y pone en entredicho la nueva política que el gobierno federal presume a todo el mundo, la de una migración más humana y con respeto a los derechos humanos

Texto y fotos: Isabel Briseño

CIUDAD DE MÉXICO.- La noche del 12 de noviembre el Instituto Nacional de Migración trasladó a estados del sureste a 246 migrantes que permanecían en áreas públicas de la Ciudad de México.

Inclusive, desde días atrás, muchas de las personas migrantes ya habían sido retiradas del camellón de la avenida Eje Central. Entre el pasto quedó la huella de las familias que vivieron en casas de campaña a la intemperie. Ropa, calzado y hasta juguetes fueron abandonados por quienes al parecer, no tuvieron el suficiente tiempo para cargar con todo.

El operativo más aparatoso ocurrió en la Central de Autobuuses del Norte, donde trabajadores del Instituto Nacional de Migración hicieron una redada contra personas migrantes. Las golpearon, por el simple hecho de resistirse al desalojo.

Un día después, el ambiente en la central camionera es de silencio absoluto. Los migrantes callan, pues temen hostigamiento y represalias, pero un empleado de una tienda dulces regionales acepta hablar.

“Si estuvo feo”, dice el trabajador antes de que lleguen sus patrones.

Y añade:

“Los migrantes no querían salir, y los de la Guardia Nacional y Migración los empujaban. Más esos de migración. Los migrantes no se dejaron y se empezaron a pelear. Los niños lloraban, se espantaron, nadie se esperaba que pasara eso. Es muy triste que los corran así”.

Las contradicciones gubernamentales

Apenas hace unas semanas, el Estado mexicano asumió el compromiso ante otros 8 países de crear políticas migratorias internas que respeten los derechos humanos, resguardando la vida y dignidad de las personas. También se comprometió a generar políticas y prácticas migratorias acordes con la realidad actual de nuestra región, y ampliar los mecanismos de migración regulada.

Pero la noche del 12 de noviembre, el gobierno demostró lo contrario.

En un comunicado publicado el lunes 13, el Instituto Nacional de Migración dijo que “rescató” en acciones de verificación migratoria a 246 migrantes de Centroamérica, Venezuela y Haití que permanecían en áreas públicas de la Central de Autobuses del Norte.

La detención de 192 personas adultas y 54 menores de edad realizada durante los días 10, 11 y 12 de noviembre, dijeron, fue solicitada por el Gobierno de la Ciudad de México y la alcaldía Gustavo A. Madero.

Sin embargo, desde Cajeme, Sonora, la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, dijo lo contrario. Ahí, la canciller aseguró que los traslados se hicieron a solicitud de los propios migrantes para agilizar sus trámites de refugio.

“Muchos de estos emigrantes estaban concentrados en la Ciudad de México, y ellos han pedido que se les dé paso a poder irse a otras partes del territorio nacional. Entonces, cuando se habla de dispersión, se habla de que les está llevando a otros lugares donde puedan estar mejor atendidos, y no sólo concentrados en un sólo lugar”, dijo Bárcena el 17 de noviembre, durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Nadie, como siempre, asumió la responsabilidad de las agresiones.

Según el comunicado de Migración, las personas migrantes mayores de edad fueron llevadas a distintas estaciones migratorias para iniciar el procedimiento administrativo correspondiente. Las familias migrantes quedaron bajo la tutela de la Procuraduría de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de México, así como del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia local.

Pocos migrantes se observan en las inmediaciones de la Central de Autobuses del Norte luego del operativo de retiro realizado por el INM. Foto: Isabel Briseño.

“Ya tenemos miedo hasta de hablar”

Por su parte, organizaciones y albergues que trabajan con migrantes en la Ciudad de México, manifestaron su indignación y preocupación por los operativos con “fines de limpieza social”, así lo señaló CAFEMIN Casa de acogida, formación y empoderamiento de la mujer internacional y nacional en un comunicado.

La Asociación Apoyo a Venezolanos cuestionó a través de las redes sociales por qué las autoridades realización los operativos durante la noche.

Quienes lograron escapar de la detención realizada por el INM y permanecen aún cerca de la terminal de autobuses, prefieren callar.

“No queremos hablar con los de los de los medios porque han hablado muy mal de nosotros. Ayer nos entrevistaron y nos dimos cuenta que nos puso como extorsionadores cuando lo único que hacemos es cuidarnos de los que sí extorsionan. Nosotros trabajamos aquí para conseguir una moneda. Ve y habla con la muchacha de allá, mira cómo le dejaron los ojos de la golpiza que le dieron ayer los policías”, dijo un migrante que intentaba resolver un trámite con su celular.

Un par de mujeres extranjeras también prefirieron no hablar. “Nosotras no estuvimos anoche, no vimos nada”, dijeron. Al preguntarles sobre su país de origen, prefirieron no decirlo. «Ya tenemos miedo hasta de hablar”, aseguró.

A las personas migrantes las siguen desalojando. Los oficiales de seguridad privada de la empresa MSPV SA de CV que regulan el paso de los autos en el estacionamiento de la central camionera, realizan constantes recorridos para retirar a quienes permanecen en las inmediaciones.

“Muévanse, no pueden estar aquí, aquí los roban”, les dice el hombre uniformado.

A un hombre de camisa verde que duerme recargado en las rejas, lo despierta con cierta consideración, pero igual usa el argumento de su seguridad para retirarlo del asfalto.

Un migrante de playera roja que descansaba junto a un grupo se acerca y le cuestiona al empleado:

“¿Qué no podemos esperar aquí mientras sale nuestro camión? ¿Por qué nos corren si no queremos quedarnos aquí?»

“A mí me mandan de allá adentro”, respondió el trabajador sin alguna consideración.

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