INM y GN presionan a migrantes para bajar de tren; denuncian desaparición de 12 compañeros
*Esta nota fue realizada por Raíchali, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Un grupo de 15 migrantes se desesperó y decidió caminar. Más tarde llegaron 3 de ellos. “Regresaron asustados, corriendo, que los habían secuestrado a los otros (…) Un compañero que está con nosotros, fue un primo que se fue y es uno de los secuestrados. Él le estuvo llamando y no contesta ni nada, o sea, no se sabe el paradero de él. Pudimos avanzar gracias a Dios, a la prensa y a todas las personas que nos apoyaron”, denunció Kervin y lo confirmaron otros de sus compañeros, quienes pidieron omitir sus nombres por seguridad.
Por Patricia Mayorga
Más de cincuenta agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) acompañados de elementos de la Guardia Nacional llegaron al patio de Ferromex para convencer a más de alrededor de mil migrantes centro y sudamericanos, de que bajaran del tren, pero no lo lograron.
El grupo de migrantes que llegó por la mañana a la ciudad de Chihuahua quedó varado el jueves en una zona desierta del municipio de Enrique Estrada, del estado de Zacatecas (aproximadamente a 2 horas de Aguascalientes). En su desesperación, 15 de ellos caminaron, regresaron asustados porque secuestraron a 12 de ellos. Hasta ahora no saben nada de ellos.
Permanecieron a la intemperie hasta el sábado pasado por la tarde. Al llegar este lunes a los patios de Ferromex en Chihuahua, de acuerdo con el testimonio de migrantes entrevistados y videos grabados por ellos mismos, los agentes llegaron alrededor de las 13:00 horas. En un parte de videos grabados, se escucha que les gritan: “Si nos apoyan van a ser apoyados. Están en una propiedad privada, no pueden estar aquí ¿Entienden con eso? Bajen del tren, ya que están corriendo riesgo allá arriba”.
Mientras avanzaban unos 50 agentes de la Guardia Nacional con escudos y con cascos y alrededor de 50 agentes del INM, uno de los migrantes les preguntó: “¿Qué seguridad nos da usted, de que no nos van a deportar o nos van a multar?”. Nadie bajó.
Arriba de más de cien vagones de ese tren, viajan familias completas: mujeres, varias de ellas embarazadas, jóvenes, niñas y niños, hombres que dejaron en otro país a su familia. Son miles de historias que tienen un mismo destino: llegar a Estados Unidos para buscar las oportunidades que en sus países les cerraron sus autoridades.
Llegaron hasta este estado fronterizo desde Guatemala, El Salvador, Ecuador, Venezuela, Perú, entre otros países. Cientos de venezolanos huyeron por segunda vez de países que les habían dado acogida como Ecuador, Colombia y Perú, pero debido a que estos países también enfrentan crisis política y económica como consecuencia, decidieron ir por “el sueño americano”, contó Kevin, uno de los migrantes que ha recorrido México arriba del tren.
Quienes salieron de Sudamérica, recorrieron la selva del Tapón del Darién, localizada en la frontera de Panamá con Colombia. Ese trayecto que cruzan entre 4 y 10 días, según el paso de las personas migrantes, ha dejado imágenes muy fuertes en quienes han pasado por ahí porque no es fácil recorrerlo.
Sólo en 2023 han pasado alrededor de 400 mil migrantes por el Darién y la mitad menores de edad, tanto niñas, niños como bebés, de acuerdo con el Ministerio de Seguridad Pública de Panamá, reportado por diferentes medios de comunicación.
Desconocen el paradero de 12 migrantes que viajaban en ese tren
Kevin continúa: “Decidimos agarrar el tren y ha sido fuerte porque primero nos dejaron en el desierto como por cinco días y llevamos niños, muchas mujeres embarazadas. Y la única forma como pudimos avanzar fue con la prensa, gracias a Dios la prensa fue, nos ayudó, llegaron muchas personas y nos apoyaron con abrigo, ropa”.
Recuerdan que en la zona de Zacatecas donde los dejaron, el conductor del tren paró de reprente, despegó la locomotora y se fue sin decirles nada. Sólo alcanzaron a ver cómo se iba la locomotora y los dejaron casi tres días ahí.
Un grupo de 15 migrantes se desesperó y decidió caminar. Más tarde llegaron 3 de ellos. “Regresaron asustados, corriendo, que los habían secuestrado a los otros (…) Un compañero que está con nosotros, fue un primo que se fue y es uno de los secuestrados. Él le estuvo llamando y no contesta ni nada, o sea, no se sabe el paradero de él. Pudimos avanzar gracias a Dios, a la prensa y a todas las personas que nos apoyaron”, denunció Kervin y lo confirmaron otros de sus compañeros, quienes pidieron omitir sus nombres por seguridad.
“Llegamos acá. Esta vez despegaron la locomotora, el chofer se fue y ahora llegó Migración. El que nos traía que nos dejó en el desierto (Zacatecas), él nos entregó a MIgración allá. Como ninguno quisimos bajar, en los vagones últimos vagones de atrás venían menos personas, venían como unas 200. Pensábamos que nos iban a soltar para avanzar, pero el tren paró para que se llevaran a todos los que iban atrás”, contó el grupo de Migrantes.
Aparte, Marco Antonio viaja desde Guatemala. Tiene 35 años y en su país era bananero, se dedicaba a la cosecha de plátano y manajeaba un mototaxi en el sur del país. “No se gana demasiado. Y está difícil allá la situación por las pandillas. Te piden dinero, te extorsionan, te amenazan y si no das, te matan”.
Marco Antonio ha encontrado amigos en el trayecto, prefiere ya no andar solo porque lo asaltaron en el estado de Puebla, le quitaron su celular y todo el dinero que llevaba.
Bryan, un joven de 26 años que viaja con sus dos hijos pequeños y su esposa desde el sur de Venezuela, relata que la gente les ha tratado bien en todas partes de México, pero el problema son los agentes de Migración.
En Venezuela, dice Bryan que lo más que pueden ganar en su país trabajando independiente, son 20 dólares y un paquete de pan cuesta 3 dólares. La vida es insostenible, dice.
Bryan dice que intentaron viajar en autobús, pero de Ciudad de México a Ciudad Juárez les cobraban más de 2 mil pesos. “Nos dicen que es bajo nuestro riesgo y que tenemos que llevar 2 o 3 mil pesos más para darles a los de Migración, para que los dejen pasar. Está difícil porque somos varios de la familia”.
Alexander es otro venezolano que primero salió a Perú, ahí vivió tres años. Trabajó en restaurante de pollo y le iba bien, pero la situación política y económica se deterioró. “No hay futuro allá”. Dejó a su esposa y a su hijo en Lima para llegar primero él a Estados Unidos. Espera que en noviembre lo alcancen. Él tuvo que pasar por el Darién, pero su familia viajará en avión hasta la frontera sur de México para evitar ese trayecto.
Esta es la segunda vez que intenta cruzar Alexander con sus amigos. Hace unos dos meses lograron entrar a Texas pero los detuvieron y los regresaron a Ciudad de México hace quince días. Esperan tener mejor suerte esta ocasión. Para ellos, cruzar México es más difícil que el Darién.
El tren viaja a 30 kilómetros por hora por la cantidad de migrantes que lleva, por lo que se estima que de la capital de Chihuahua a Ciudad Juárez, harían más de 16 horas.
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