“Mi deseo es tener mi casita”: Luisa Antonio Mendoza, la abuelita migrante que dejó Nicaragua en busca del sueño americano

“Mi deseo es tener mi casita”: Luisa Antonio Mendoza, la abuelita migrante que dejó Nicaragua en busca del sueño americano
Foto: Istmo Press

#Oaxaca (#Istmopress) – A sus 62 años de edad, Luisa Antonio Mendoza abandonó Nicaragua en busca del sueño americano; el deseo de esta abuelita quién viaja con sus tres nietos menores de edad y su hija de 32 años de edad, es trabajar en los Estados Unidos y construir su propia casa.

En México, este 28 de agosto se conmemora el Día de las abuelas y abuelos, y para Luisa esta conmemoración ni siquiera existe; en su país, los adultos mayores no cuentan, son invisibles y tienen que trabajar para poder comer.

“Allá en Nicaragua, los adultos mayores no contamos, la gente joven nos ve como un estorbo, y tenemos que trabajar para comer, por eso mueren entre los 50 y 70 años de edad, porque la vida es pobreza y abandono, no hay oportunidades para nosotras”, señaló.

Migrar para la adulta mayor que camina con sus chanclas, un short y una blusa de tirantes significa un doble esfuerzo. Su travesía la ha hecho por la frontera norte caminando desde Nicaragua hasta Juchitán, Oaxaca, en donde llegó el pasado sábado.

Para seguir su camino y alimentarse, Luisa pide dinero a los automovilistas y ciudadanos que transitan por el crucero de este municipio istmeño, algunos se detienen a darle y otros la ignoran.

“Salimos de Nicaragua sin avisarle a nadie, decidimos vivir este sueño y lo hacemos porque ya no queremos más pobreza para mis nietos que tienen 15 y 8 años de edad, ellos merecen mejores oportunidades”, recalcó.

Las canas se le notan y el cansancio también, pero la ilusión es su principal motivación para alcanzar su sueño, porque a Nicaragua ya no puede regresar.

A Luisa y su familia nadie los espera en los Estados Unidos, tener su casa propia le motivó a emigrar sin importar los riesgos que existen.

“Yo no quiero morirme sin ver mi casa terminada”, dice la mujer que al sonreír muestra un faltante de su dentadura, que representa las pocas y nulas oportunidades de los adultos mayores en Centroamérica.

Explica también, que haya en su país nunca tuvo una casa propia y su ilusión es poder tener la suya con su esfuerzo. “En estos años de mi vida anduvimos de casa en casa, de préstamo en préstamo, y finalmente decidimos aventurarnos, tengo la esperanza de que lo lograremos”.

Pero eso no es todo, Luisa también echa recuerdos. Ni ella ni su hija pudieron estudiar. A ella le hubiera gustado ser enfermera y su hija cocinera profesional, reconocen que la pobreza con la que siempre han vivido impidió cumplir ese sueño, pero están seguras que el de tener su propia casa, nadie las detendrá.

“Queremos que mis nietos se sientan orgullosa de su abuela y de su madre, que digan que nadie nos venció, por eso acá estamos firmes, caminando largos tramos, no nos hemos detenido en un solo instante, acá tenemos la meta fija, llegar a los Estados Unidos, tengo la fuerza necesaria para trabajar, ese es mi sueño”, recalcó.

Sus nietos dejaron la escuela y se reincorporan hasta el siguiente año. La adolescente de 15 años sueña con convertirse en azafata, mientras que los gemelos de 8 años de edad, uno desea ser policía y el otro, piloto aviador.

Con cartones que colocan como colchonetas en el piso, Luisa y sus familiares esperan completar el dinero para los boletos y emprender este miércoles su sueño, que aseguran “nadie les detendrá”.

Crece la migración en el Istmo

En las ultimas dos semanas el flujo migratorio aumentó en el Istmo de Tehuantepec. En las terminales de autobuses y espacios públicos del crucero de Juchitán, Oaxaca se concentran cientos de personas de más de 10 nacionalidades, desde Centroamérica, hasta africanos y asiáticos.

Chinos y japoneses así como senegaleses y etíopes rentan hoteles para hospedarse, mientras que el resto se mantiene en el piso de la terminal de autobuses.

La mayoría son jovenes, hombres y mujeres, también hay madres con sus hijas, pero adultas mayores como Luisa son contadas.

“Con tanta migración, los pueblos de Centroamérica se están vaciando, los viejos están quedándose allá, porque los jovenes salen en busca de su futuro, en mi caso, yo sí me aventuré y acá estoy padeciendo, migrar no es fácil, pero ya no podemos volver atrás, ahora toca seguir para adelante y llegar a los Estados Unidos, creo lo merezco, a mi edad, merezco cumplir mi sueño de tener mi casa”, concluyó.

Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress

Foto y vídeo Diana Manzo

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