“Lo único que exijo es que me permitan ver a mi hijo”: madres contra la violencia vicaria reclaman justicia a sus casos
*Esta nota fue realizada por Zona Docs, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Natividad García se reconoce como una víctima más de la violencia vicaria en Jalisco. El padre de su hijo se lo llevó después de “pedírselo prestado” en mayo de 2022.
Este hombre ahora quiere que ella pierda la patria potestad del menor de edad e interpuso en su contra una denuncia por violencia que le impide tener derecho a convivencias con su hijo desde hace más de un año.
Por Dalia Souza / @DaliaSouzal
Fotografía de portada: Leslie Zepeda
Lo único que quiere Natividad García es que le dejen ver a su hijo, así como ella se lo permitió a su expareja y padre del niño antes de que se lo quitara por la fuerza. Naty, como se nombra en diminutivo, cuenta que su historia es distinta a otras, sin embargo, lo que le sucedió a ella es muy recurrente en los casos de violencia vicaria.
Naty narra que el 17 de mayo de 2022, el padre de su hijo de cuatro años le llamó “pidiéndoselo prestado” para llevarlo a comprar ropa; “yo siempre había accedido a que él y su familia se llevaran a mi niño, ellos siempre se lo llevaban en los fines de semana” explica. Se trataba de un acuerdo verbal entre ambos, pues dice que ella siempre ha creído que es justo que su hijo tenga derecho a estar con su mamá y con su papá.
Incluso, está convencida de que ella fue quien “hizo fuerte” la relación que su hijo tiene con su padre y con su familia paterna, ya que, hasta que cumplió 3 años él comenzó a tener acercamientos y a “hacerse cargo”, más allá de sólo haberle registrado con su apellido o de los $300 pesos que le daba como “manutención” cada dos o tres semanas. “A partir de los 3 años nos buscó, yo accedí a que él lo viera porque el niño no conocía a su papá, lo veía y decía que él no era su papá. Su abuela le decía que sí era. Yo hice ese lazo fuerte otra vez, porque yo sí permití que conviviera con su papá”.
Esta madre relata que se llevaron al niño y, con el pretexto de que le encontraron un golpe en el glúteo izquierdo, ya no se lo regresaron. “Se trataba de una marca de juego, pero me ponen una denuncia en Ciudad Niñez”. Desde ese entonces ha pasado un año sin que sepa de su hijo o del avance de la carpeta en la que se le señala injustamente. De forma paralela, este hombre presentó una demanda en el Juzgado Segundo de lo Familiar del Primer Partido Judicial del Estado de Jalisco, pidiendo la custodia del niño de ahora cinco años de edad.
“Él quiere que pierda mi patria potestad” afirma Naty.
La colectiva Madre Yo sí te creo, que agrupa a madres víctimas de violencia vicaria en Jalisco, ha advertido que los agresores vicarios llegan a interponer denuncias falsas -frecuentemente por violencia- en contra de las mujeres, con el fin de conseguir la custodia y la patria potestad de las niñas, niños y adolescentes. Estas falsas acusaciones dificultan aún más los procesos judiciales que estas mujeres enfrentan para recuperar a sus crías. El transcurso de estos procesos puede llegar a hacerlas esperar hasta más de 3 años. Incluso, la oportunidad de volver a verles a través de convivencias se complejiza cuando existen órdenes de restricción en su contra.
Esta madre denuncia que de las cinco audiencias que hasta ahora han sido convocadas en el juzgado, su expareja sólo se presentó una. En ésta hubo un espacio de escucha de menor, donde su hijo tuvo la oportunidad de exponer qué era lo que él quería y, aunque señala que el niño manifestó que su papá ejerce violencia en su contra con el “fajo”, asegura que no hubo reacción alguna de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA), quien se encontraba presente.
Describe que este momento fue sumamente doloroso porque, además, ella no pudo acercarse a su hijo ni él a ella, ya que mantiene una orden de alejamiento que le impide estar a una distancia no menor a 100 metros del niño “él quería venir conmigo, me decía que me amaba. La jueza vio la reacción de mi hijo y aun así hizo algo. Tengo videos donde su familia le dice al niño que no me hable, que no me vea”.
“Imagínate el daño psicológico que se le causó a mi hijo en medio de esa situación. Para mí ha sido muy fuerte, llevamos más de un año separados. Yo no lo he visto y tampoco me le he acercado porque me quedó claro que el día de la escucha del menor él se fue con su corazón roto por no poder acercárseme”.
Natividad García muestra la playera de su hijo y el mensaje “Alexander, 4 años, 205 diastólico sin su mamá”.
A Naty sólo le importa que su hijo sepa que ella no le ha abandonado, sino que las autoridades no le han permitido acercarse a él. Sin embargo, sigue luchando por recuperarlo. Durante la última audiencia el pasado 24 de abril, Naty solicitó a la jueza del juzgado segundo de lo familiar, Mayra Nayely Cervantes Gutiérrez, que le permitiera tener acceso a convivencias.
“Yo hablé con la jueza el día de la escucha del menor. Ella me dio un documento para ver si en Ciudad Niñez ya no tenía medidas de protección para que me dieran convivencias. Pero es hora que no me resuelven nada. Ya son más de dos meses, no sé qué está pasando. No me han dado respuesta”.
Y es que, como explica Naty, en Ciudad Niñez aún no procesan su solicitud para conocer si cuenta o no con las restricciones que hasta el momento le han impedido tener un acercamiento con su hijo, por lo tanto, ha tenido que recurrir a hacer público su caso para intentar llegar a más personas y que alguna autoridad muestre voluntad para resolver su petición.
“Lo único que exijo es que me permitan ver a mi hijo, de cualquier manera, no importa si es detrás de una reja. Poder decirle que lo quiero y que lo extraño y que mamá siempre va a estar luchando por él. Ha sido muy difícil estar sin él. Que las autoridades hagan algo para volver a ver a mi hijo, ya es mucho tiempo y es injusto para muchas mamás”.
Durante el avance de estos procesos, Naty relata que tuvo que interponer una denuncia en octubre de 2022 en contra del padre de su hijo y su pareja actual, por amenazarla y violentarla. Según explica, ambos realizaban videollamadas en donde le mostraban a su hijo y, si bien, dice que verlo “le pone feliz” señala que estas comunicaciones sólo buscaban causarle daño.
De manera particular, Naty asegura que su expareja le amenazó diciéndole que “se iba a arrepentir”, cuando se enteró que ella comenzó a participar activamente dentro de una colectiva feminista “yo estoy haciendo esto para recuperar a mi hijo” expresa. Lamentablemente, ambos señalamientos no se judicializaron. Ahora, ella teme por su seguridad y la de su hijo “tengo miedo de que en algún momento, cuando pueda tener a mi hijo, que ellos quieran hacerme daño. Tampoco tengo un pulso de vida para sentirme segura al salir a la calle” finaliza.
Hasta agosto de 2022, Jalisco concentraba el 21% de los casos de violencia vicaria en México, de acuerdo con el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria (FNCVV). Sin embargo, no existe hasta el momento una ley en el estado que sancione esta forma de violencia que busca provocar daño a las mujeres a través de sus hijos e hijas, así como despojarlas de su vínculo filial materno.
En febrero de 2022, la diputada Dolores López Jara presentó una iniciativa de ley en la materia y aunque seis meses después la Comisión de Igualdad Sustantiva y de Género del Congreso del Estado de Jalisco avaló el dictamen, aún no ha pasado a pleno.
Esta demora en el deber de legislar sólo ha generado que las mujeres continúen siendo víctimas de esta forma de violencia sin ninguna protección y sanción a sus agresores, provocándoles daño a ellas y a sus hijos e hijas.
La iniciativa reforma y adiciona un total de 17 artículos en 5 diferentes leyes del estado, entre ellas: la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia; el Código penal; el Código civil; la Ley de los derechos de las niñas, niños o adolescentes y la Ley para prevenir y atender la violencia intrafamiliar. Además, establece una sanción de dos a diez años de prisión a quien resulte culpable de este delito y contempla la pérdida de los derechos que el progenitor tenga respecto de las víctimas directas e indirectas, incluida la patria potestad de hijas e hijos.
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