El mito del conejo de Omiltemi que fue real; especie endémica de Guerrero
*Esta nota fue realizada por Amapola, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Especial
Chilpancingo
En la Sierra de Guerrero existió un mito sobre una especie de conejo color rojizo, con una pequeña cola blanca que por más de 100 años generó curiosidad a la comunidad científica, es el denominado conejo de Omiltemi, una especie que, ahora se sabe, es endémica de este estado.
El primer registro de esta especia data de 1904, un investigador llegó a Omiltemi, comunidad serrana de Chilpancingo, y los habitantes le obsequiaron algunas pieles de conejo, entre ella una muy particular, no coincidía con la de otros conejos.
El investigador trabajó con esa piel, registró algunos datos generales, altitud y características, pero nunca vio al conejo.
En 1890, en Omiltemi circuló una piel con características similares a la del hecho de 1904.
Posteriormente se vieron otras dos pieles una en el lugar, y otra en Acahuizotla, también municipio de Chilpancingo, “pero esas ya no se parecían en nada”.
La organización internacional no gubernamental Global Wildlife Conservation contactó en 2019 a un grupo de biólogos guerrerenses para retomar la investigación y constatarse de la existencia del conejo.
A través del Instituto para el Manejo Conservación y Preservación de la Biodiversidad (Imacob), José Alberto Almazán Catalán, es el responsable de la investigación sobre el conejo de Omiltemi.
Viajó a Omiltemi en 2019 para buscar al conejo, no logró verlo ni en cámaras trampa ni de manera física.
Un poblador de Omiltemi le comentó que él sí lo había visto, pero fuera del pueblo. Entonces ampliaron el rango de búsqueda.
Almazán Catalán contó que accedieron a otras pieles y a un ejemplar que fue trasladado a una menor altitud y falleció. Este tipo de hallazgos permitieron sentar las bases de la investigación del conejo de Omiltemi.
Ahora se puede decir que el conejo de Omiltemi es endémico de Guerrero y habitan en la parte central de la Sierra Madre del Sur que cruza por el estado.
“En la actualidad tenemos imágenes desde Tecpan de Galeana (en la Costa Grande), Jaleaca de Catalán, Carrizal de Bravo, Yextla, Puerto del Gallo, (en la Sierra de la zona Centro de Guerrero)”, mencionó Almazán Catalán.
Este conejo es más pequeño que un conejo común, su “coloración es más rojiza y la cola es muy pequeña, de cinco centímetros y completamente negra”.
Fue a mediados del 2020, 120 años después del primer indicio, que Almazán Catalán tuvo en las manos uno de estos ejemplares.
“De hecho es muy común verlo en las carreteras, como se alimentan del pasto que crece en las orillas de los caminos, ahí andan brincado de un lado a otro, pero como nunca les ponemos atención no nos damos cuenta que es el conejo de Omiltemi”, dijo Almazán Catalán.
Hasta el momento no existen datos o estimaciones sobre la población del conejo de Omiltemi, aún faltan estudios para ello, pero Almazán Catalán es optimista y espera que las ONG otorguen el recurso este 2023 para continuar las investigaciones.
La importancia de este ejemplar es que funciona como base de la cadena alimenticia, sus depredadores naturales son el lince, jaguares y pumas.
“El conejo de Omiltemi es la especie de lepórido más desconocida en México, además de ser una especie endémica de México que se encuentra en la parte central del estado de Guerrero, en la Sierra Madre del Sur, no se habían tenido registros de la especie desde 1904, por lo que se le considera extremadamente rara”, se lee en Naturalisa, un espacio digital que recupera la información de flora y fauna a nivel mundial.
Aun cuando se llama conejo de Omiltemi, en dicha población serrana de Chilpancingo no existe algún registro de avistamientos, por lo que conforme avancen las investigaciones el nombre puede cambiar.
Almazán Catalán, a través del Instituto para el Manejo, Conservación y Preservación de la Biodiversidad (Imacob), pretende, con el apoyo de organizaciones sociales internacionales, crear un área natural protegida que abarque el corredor del Jaguar, en la Sierra de Tecpan y Atoyac, habitad del colibrí coqueta, donde pretenden sumar al conejo de Omiltemi.
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