*Esta nota fue realizada por Amapola, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Texto y fotografía :José Miguel Sánchez
Chilpancingo
Después de que ayer autoridades estatales, municipales y las empresas mineras asentadas en las cercanías del río Balsas se comprometieron a limpiarlo de residuos sólidos, especialistas consideraron que faltan muchas cosas por hacer si se toma en cuenta que la minería deja muchos más daños
El acuerdo entre las autoridades y las empresas fue que limpiarán el tramo del río Balsas que corre de Mezcala a la Presa del Caracol, en la zona Norte de Guerrero, que ya acumula entre 250 y 300 toneladas de residuos sólidos que contaminan el agua de las comunidades de los municipios de Eduardo Neri, Heliodoro Castillo, Cocula, Apaxtla de Castrejón y Cuetzala del Progreso, zona donde hay explotación minera a cielo abierto.
Las minas que operan en la zona son Equinox Gold y Media Luna. En el acuerdo nunca mencionaron de los residuos que generan estas mineras en el ambiente, incluido el río que, de acuerdo a la documentación de periodistas, provocan grandes daños a la salud de los habitantes.
Lo que sí destacaron es que aportaron 500,000 pesos para la limpieza y una cantidad similar las autoridades.
Para la especialistas y académica en temas del cuidado del agua y el medio ambiente, no es suficiente limpiar de residuos sólidos los ríos, «se tendría que ver también de qué manera desecha su drenaje ácido en el Balsas y hacerse responsable de eso».
Información de la Asociación Interamericana de Derecho Ambiental (AIDA) indican que la minería es una de las industrias que más necesitan agua para funcionar en el mundo, lo que afecta a la cantidad, disponibilidad y calidad en las zonas cercanas.
«La minería de tajo a cielo abierto propicia la erosión y contaminación de los suelos y arrasa de manera permanente con la orografía de los territorios en los que se realiza. La deforestación causada por esta industria afecta tanto el hábitat local de cientos de especies, como los flujos de agua que abastecen a diversas comunidades», se lee en un artículo de la AIDA.
A nivel más local no se tienen números de cuánta agua toman estas minas del río Balsas ni en qué condiciones de contaminación es vertida una vez que se ocupó.
Las minas no entregan dicha información y la autoridades son laxas al no exigirlas.
«La actividad minera consume grandes cantidades de agua que desecha en forma de drenaje ácido. Estos residuos pueden llegar a contaminar las aguas superficiales y subterráneas de los territorios con metales tóxicos».
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