De Iztapalapa para el mundo: Utopías para brincar el cerco de la marginalidad
*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Como perlas de acupuntura social, la Alcaldía Iztapalapa ha estrenado 12 centros culturales y deportivos con los que planea cambiar radicalmente la calidad de vida de sus pobladores. Las utopías son la cara más visible de un proyecto urbano que busca dar la vuelta a una larga historia de marginalidad
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- Desde la caída de México-Tenochtitlan, Iztapalapa, un territorio que antes era respetado por su esplendor quedó destinado al abandono, a la marginalidad. Ahora, un conjunto de parques rescatados podrían hacer que una de las alcaldías con más marginación de la ciudad sea la envidia de muchas colonias.
Al menos esa es la idea detrás de las Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y Armonía Social, o Utopias, uno de los proyectos sociales más ambiciosos de la alcaldesa, Clara Brugada; con actividades y equipamiento público y gratuito buscan atraer a los habitantes de lagunas de las colonias más peligrosas de la ciudad.
Esta mañana, como otras, Yusuf, un joven de 17 años que vive en Lomas de Zaragoza, despertó, salió caminando de su casa y llegó a la utopía Teotongo a hacer calistenia, como hace desde hace seis meses. Yusuf dice que jamás habría pensado tener un espacio así a cinco minutos de su casa.
“Vengo seguido desde hace seis meses, principalmente a las barras. Me gusta mucho, porque creo que le dieron bastante buen uso al espacio, antes estaba medio abandonado y la verdad no me lo creía, por fin veo algo hecho por el gobierno que sí tiene calidad”, cuenta Yusuf, que momentos antes, pasaba un pasamanos balanceándose con los brazos de una barra a otra.
El testimonio de los usuarios es muy parecido. Jamás imaginaron contar con un espacio como este, que tiene una alberca semiolímpica, salones con duela y grandes espejos para danza u otras prácticas, un gimnasio de box al aire libre, canchas de básquetbol y futbol y fosos de patinaje. Mucho menos, que fuera de acceso gratuito, así como el resto de actividades que ofrecen.
El espacio es tan ameno que al lugar no solo llegan de las colonias cercanas a San Miguel Teotongo, una de las últimas colonias al oriente de la ciudad. También llegan de Los Reyes, de Chimalhuacán y de Neza, municipios del Estado de México que colindan con Iztapalapa, reconoce un maestro de acondicionamiento físico que acaba de dar su primera clase de la mañana ante un grupo de unas 50 personas, la mayoría amas de casa.
Un rescate millonario
Según dice la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, nunca se había invertido tanto en Iztapalapa. Para crear las Utopias, que hasta el momento llegan a 12, se requirieron de 12 mil 270 millones de pesos. Pero esto no ha sido lo único. A la demarcación también llegaron proyectos de movilidad como el Trolebús elevado o la línea de Cablebús. Además, hay planes para construir al menos tres Unidades como esta, aunque podrían ser hasta cinco más.
“La verdad es que la alcaldesa Brugada sí ha hecho un cambio impresionante en la Alcaldía”, cuenta Isabel Villegas, madre de José Luis un joven de 16 años y Miriam Elizabeth, una pequeña de seis. “Es que nos ha traído todas las ayudas para la gente más pobre. Están los vales de leche, las ayudas para personas de bajos recursos, o el apoyo a quienes necesitan sillas de ruedas u otros aparatos. Todas esas ayudas son buenas, y la verdad es que hasta se siente que hay más luz en todas las calles”.
Miriam acudió junto con su familia a la inauguración del Barco Utopía, el más nuevo de estos desarrollos. Ella jamás había escuchado la palabra utopía. Como si no tuviera derecho a pensar en algo así. Ahora, su único referente son estas 12 unidades que le acercan oportunidades que nunca creyó tener. Mientras esperan a recorrer el Barco, José Luis y Miriam Elizabeth piensan en las cosas que podrían aprender en ella. A una le interesan las clases de música, al otro las de animación.
“Este es el rostro de la transformación de Iztapalapa”, dijo sobre estos proyectos la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, durante la inauguración del Barco. “Estos son lugares para las niñas, para los adultos mayores, para que jóvenes y gente de todas las edades se acerquen a la cultura, a la ciencia y al deporte, bajo el sueño de abatir las desigualdades sociales
Al nuevo transporte público y a los espacios rehabilitados se suma el esfuerzo que ha hecho tanto la alcaldía como el Gobierno de la Ciudad de México para recuperar y dignificar los espacios públicos con mayor iluminación y con la creación de miles de murales que dan otra cara a las colonias y a sus calles.
Los resultados
Son las nueve de la mañana y una de las explanadas del parque de Teotongo está repleta de señoras. La mayoría pinta canas. Todas suben y bajan un pequeño cajón de madera que traen con ellas. Al ritmo de la música alzan y bajan las manos, poseídas por la coreografía de activación física. Algunas sudan, pero ninguna para.
Momentos después, mientras Irma, Flor, Sandra y Verónica, un grupo de amigas y vecinas que se conocieron en la clase descansan, se les pide hablar de los cambios que miran en sus colonias.
“Lo vemos mucho en la cuestión de la seguridad. Antes esto ya era un deportivo, pero estaba muy abandonado. No de locas nos metíamos”, dice Sandra al recordar el deportivo de San Miguel Teotongo, “Había algunas canchas, pero más bien se usaban para pasarse el vicio y las drogas entre los jóvenes. Ahora como hay más gente y está alumbrado, pues ya no se escucha tanto de violaciones ni de asaltos”.
“La mayoría somos amas de casa, y venimos, yo creo, a salir un poco de la monotonía, porque aquí encontramos formas de conocer a otras personas con las que decimos esta es nuestra hora de actividad, este es nuestro espacio y vale la pena entrarle”, agrega Verónica.
“Yo me siento con más energía, más social, puedo venir a platicar con mis amigas, y eso me emociona, porque antes no conocía a muchas personas de la colonia, pero ahora tenemos un montón de amigas y eso es lo máximo”, añade Flor.
Antes de decir algo, Irma señala un avión detenido en medio de la utopia Teotongo. “Es tan impresionante todo lo que han traído: las clases, las actividades y los talleres que ya hasta historias de fantasmas aparecieron. Una vez vino mi nieta y le dijeron que ahí en la biblioteca que estaba en el avión espantaban, ahora trae a sus amigas para que lo vean.
La historia del fantasma del avión biblioteca llegó a los oídos de la nieta de Irma gracias a la habilidad de Rosa Nájera, la responsable de la biblioteca, que además es cuentacuentos y usa sus habilidades para atraer a más personas al avión-biblioteca.
Una de ellas es Elena Illescas, vecina de la zona que usa el Trolebús elevado para venir a la biblioteca y usar sus computadoras con internet. A pesar de que Elena es una evangelista de las nuevas rutas de transporte público, aún le gustaría que hubiera más rutas de RTP, es decir, más camiones para conectar las colonias de la alcaldía.
Albercas y oportunidades al alcance del pueblo
En las UTOPIAS se pueden aprender y desarrollar muchas habilidades. No solo cuentan con espacios deportivos, sino aulas y talleres de música, artes y otro tipo de actividades. Su idea central es cerrar las brechas en el acceso a este tipo de servicios para una amplia parte de la población.
Un ejemplo claro se encierra alrededor de una de las actividades más solicitadas en estas unidades: La natación. Antes de las Utopias en toda Iztapalapa, demarcación habitada por 1.8 millones de personas, había solo una alberca pública. Ahora se espera tener más de 11, y a pesar de que 11 albercas podrían ser pocas para casi dos millones de personas, son un avance considerable.
A la utopía La Cascada Xicohtencatl asisten a diario, cerca de cien personas con horarios asignados para aprender a nadar. Quienes lograron obtener un lugar tuvieron que pasar un proceso interesante de selección
Un espacio seguro para todas y todos.
Además de las clases artísticas o deportivas, en las UTOPIAS se ofrecen servicios sociales para atender problemas como la violencia de género o el abandono a la tercera edad. Un ejemplo son las casas Siemprevivas, de las que hay una en cada utopía. En ellas se brinda atención psicológica y orientación jurídica a quienes hayan sido víctimas de violencia de género, doméstica o de algún otro tipo.
Otro ejemplo son las casas de día para adultos mayores, en donde se ofrecen servicios psicológicos, gerontológicos, de rehabilitación y terapia así como clases de yoga, cachibol (una versión menos agresiva del volibol) e hidroterapia.
A estas casas asisten adultos mayores solos o en grupo. Como las mujeres de la comunidad Una rosa de Emma Godoy, que desde hace 20 años se reúnen en el espacio de la Utopía La Cascada antes de que adoptara ese nombre. Las señoras están agradecidas por contar con estos servicios y por las mejoras al espacio que desde hace un par de décadas usaban para hacer rondines de activación física, mismo que ahora hacen con asesoría y supervisión de personal especializado en geriatría.
José Sanchez Ramírez también es beneficiario de este tipo de programas. Tiene 66 años, pero sus pasos parecen de alguien mayor. Asiste a rehabilitaciones de hidroterapia que, si no existieran estas instalaciones, no podría tener. Además hace manualidades y conoce a gente de su edad.
“Está muy bueno, es una maravilla poder tener todo esto. Antes aquí era todo tierra, un polvorín al que los jóvenes venían a jugar futbol, pero no de una forma sana, porque después de los partidos habían cervezas, vicios y drogas, pero ahora todo eso está muy controlado y ya no se ven ese tipo de cosas”, dice aliviado.
La fragilidad de lo público y gratuito
Una de las primeras UTOPIAS en abrir sus puertas fue la de Olini, que se volvió famosa la Semana Santa de 2023 por albergar la única alberca de olas de la Ciudad. Construida en frente del deportivo Francisco I. Madero, el más grande de la Alcaldía, incluye instalaciones de gimnasia y natación olímpica, así como una pista de hielo y una serie de carpas geodésicas en las que se desarrollan diversas actividades. También se le construyó un lago artificial en el que nadan patos y alrededor del que la gente se relaja.
Una de ellas es Rosa María Barragán, quien no es usuaria de los servicios de la utopía, pero que acompaña a su mamá a clases de Taichi, Yoga y Acupuntura. “Yo no vengo a los talleres que ofrecen, principalmente por mis actividades laborales que me consumen de 9 a 6, que es cuando están la mayoría de los talleres, pero cuando puedo aprovecho y acompaño a mi mamá y paseo junto al lago.
Ahí, a la orilla del agua y entre los graznidos de las aves, Rosa María platica con Jessyca Torres. Ambas coinciden en que los servicios de la utopía han ido bajando su calidad e incluso revelan que en los casi tres años que lleva de servicio alguien ya se robó las regaderas de la alberca olímpica y también algunas camas del salón de acupuntura.
“Tal vez si cobraran, algo, aunque fuera mínimo, la gente valoraría lo que tiene”, dice una. “O si hubiera una forma de donar algo, para mantener las instalaciones en condiciones, igual así la gente lo cuidaría más”, dicen sobre la tragedia que rodea los servicios públicos en México.
Algo parecido sucede en otras UTOPIAS. En San Miguel Teotongo, por ejemplo, Lorena Mendoza, mejor conocida como La Diabla, espera que el apoyo al deporte y a la cultura que llegó con estas instalaciones no muera con el cambio de administración.
La Diabla da clases de box a una decena de alumnos. A ninguno les cobra. Lo hace con la convicción de quien recibió una vocación de forma gratuita. “Cuando yo empecé a boxear estaba Clara como jefa delegacional (cargo que ocupó de 2009 a 2012). En ese entonces había mucho apoyo de su parte, pero se fue y los que quedaron en el gobierno jamás nos volvieron a voltear a ver”.
La Diabla empezó a boxear en un gimnasio público y gratuito que rehabilitó un vecino de su colonia, preocupado por la juventud. El apoyo del gobierno local llegó después, cuando ya habían muchos chamacos entrenando, según cuenta. “Cuando debuté como profesional, Clara me dio para mis estudios médicos y para mi licencia de boxeadora, pero después de ella, los que siguieron, nos abandonaron”.
Hoy, La Diabla entrena a un grupo de cerca de 20 jóvenes boxeadores entre los que cree pueden haber grandes promesas del deporte, como uno de los chicos que entrena frente a ella. “Ese, el de la playera tricolor entrena conmigo desde los tres años. Ya fue campeón nacional amateur y tiene mucho potencial”, dice orgullosa.
Ella, como sus alumno y miles de personas más. espera poder seguir usando estas instalaciones después de este gobierno y sueña que las nuevas UTOPIAS que se abran no solo abarquen colonias de Iztapalapa, sino de toda la ciudad.
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