Provocación y represión, la respuesta del gobierno de Chihuahua a la marcha del 8M
*Esta nota fue realizada por Raíchali, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
Con gases lacrimógenos y bombas de humo, personas dentro del Palacio de Gobierno de Chihuahua provocaron al contingente de casi 7 mil mujeres que marchó en el marco del Día Internacional de la Mujer. Las exigencias de justicia, la sororidad y las intervenciones públicas, culminaron con el despliegue de decenas de agentes de seguridad estatal del gobierno de Maru Campos.
Por Karla Quintana y Óscar Rosales
CHIHUAHUA.- La glorieta de Francisco Villa nunca se había visto igual. Llegaban por decenas desde los cuatro puntos cardinales, hasta convertirse en cientos, para luego ser miles. Hijas, madres y abuelas; en colectivas, con las amigas o en familia; de pie o en silla de ruedas, con lonas o pancartas; de violeta o de verde. Todas estaban listas para marchar, para exigir por sus derechos y demandar un estado en el que puedan vivir sin miedo y en libertad.
Fueron alrededor de 7 mil mujeres las que marcharon desde el monumento del famoso caudillo hasta Palacio de Gobierno. Las consignas retumbaron cada metro de calle que avanzaban: “Mujer escucha, esta es tu lucha”, “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”. Colectivas y agrupaciones de mujeres trans también se sumaron a la movilización.
Al grito de “fuimos todas”, intervinieron calles, edificios públicos y las oficinas de algunos medios de comunicación locales. En estos, escribieron los nombres de varios feminicidas y agresores sexuales. Pintaron con manchas rojas por las mujeres asesinadas y tapizaron cualquier superficie a su paso con las pesquisas de niñas y mujeres desaparecidas en el estado.
Tras una hora, la marcha llegó al Palacio de Gobierno y a la Plaza de Armas, junto al Congreso del Estado. En ambos lugares, los ánimos se elevaron un poco. En las paredes ambos recintos comenzaron a escribirse consignas de justicia y presuntos acosadores y violadores. En la Cruz de Clavos, símbolo que recuerda a las victimas de feminicidio en Chihuahua, se dejaban flores y tejidos violetas. Un contingente más pequeño intervino de la misma forma el edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh).
En las calles se escuchaba “Maru no es aliada, es privilegiada”.
Poco después de la intervención que se realizó a la puerta del Palacio de Gobierno, hecha con pintas y algunos golpes, se comenzó a disparar gas lacrimógeno en contra de las manifestantes, lo que generó un gran descontento, ya que cerca de la zona había niñas y niños que acompañaban a sus madres y abuelas en la marcha. Algunos transeúntes y varios trabajadores de la prensa, también resultaron afectados por el gas.
La provocación de las personas dentro de edificio gubernamental generó una respuesta inmediata de varias mujeres en el contingente, quienes con lonas y cartulinas, trataron de impedir los disparos del gas hacia el exterior. Del otro lado, frente a la explanada de la Plaza del Ángel, las mujeres gritaron enardecidas por las acciones que comenzaban a tomarse en contra de la marcha.
Apenas y pasaron alrededor de veinte minutos, cuando desde el balcón del palacio, dos hombres vestidos de civiles lanzaron bombas de humo hacia el contingente. Las detonaciones generaron angustia y temor entre las manifestantes, por lo que muchas corrieron hacia la Plaza del Ángel para resguardarse.
Varias mujeres buscaron una forma de defenderse de los ataques y encendieron con fuego algunas ventanas del Palacio de Gobierno. La respuesta desde el interior del edificio se repitió: se lanzaron gases lacrimógenos. Sin embargo, los afectados fueron muchas y muchos más.
En la explanada de la Plaza del Ángel, mujeres y hombres tosían y escupían, con los rostros completamente rojos. Varios grupos de mujeres auxiliaron a otras: se echaban aire y daban de beber agua. Una mujer explicaba por un altavoz que nadie debía tallarse los ojos, que el ardor pasaba con solo parpadear.
La manifestación se extendió hasta las ocho de la noche. Colectivas y agrupaciones feministas pedían a las y los asistentes que se retiraran debido a que se advertía el despliegue de fuerzas policiacas. Diversas denuncias a Raíchali indican que a varias jóvenes que regresaban de la marcha, les negaron el acceso a la ruta troncal del Bowi (o ViveBus).
Para las nueve de la noche, tanto el Palacio de Gobierno, así como el ayuntamiento de Chihuahua, fueron acordados y resguardados por elementos de seguridad municipal y estatal.
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