Albañilas, electricistas y plomeras: mujeres y disidencias ocupan oficios del hogar

Albañilas, electricistas y plomeras: mujeres y disidencias ocupan oficios del hogar.
Foto: Especial

*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


En la Ciudad de México existe una red de mujeres y disidencias que se dedican a la albañilería y la plomería. Cada día son más, y su trabajo contribuye a romper los estereotipos de género alrededor de estos trabajos. 

Texto: María Ruiz

Fotos: Especial

CIUDAD DE MÉXICO. – Perder el miedo es lo que esta red de mujeres y disidencias están fomentando. El miedo y la creencia de que solo los hombres pueden reparar los desperfectos del hogar.

Cada día esta red va en aumento, pero para esta entrevista contactamos a Renard de Carpintería para Morras, a Luz y a Andrea de Chalanais y a Viridiana de Ecomitriks. Cada una tiene su historia contra el miedo, y nos compartieron un poco al respecto.

Perder el miedo

Renard comenzó en la carpintería durante su voluntariado en Vida Digna, un santuario de animales ubicado en Amecameca, Estado de México. Parte del trabajo que hacía consistía en reparar y crear casas para los animales, haciendo eso fue que encontró su amor a reparar y construir.

Ese amorcito lo quiso compartir con más personas y comenzó una serie de talleres que hasta hoy realiza.

“En el quehacer diario aprendí un montón, entendí las posibilidades y el alcance: que da autonomía, autogestión, independencia, confianza, seguridad y lo quise compartir con otras”, recuerda Renard.

Renard conoció a Viridiana durante la universidad. Ambas son biólogas. De hecho, Viridiana además de hacer trabajos de plomería también realiza control de plagas. Ella aprendió desde pequeña a realizar arreglos en la casa. Su abuelo le enseñó a pesar de sus prejuicios machistas. Pero fue en la pandemia cuando decidió dedicarse de lleno a esta labor:

“Empecé en la pandemia porque había cosas que arreglar en mi casa y no había quien lo hiciera. Me surgió un problema con el lavadero de los trastes y vivo sola con mi hijo. Vi que en Pilares había clases en línea y me metí y ahí empecé a aprender, luego pasé a presencial dónde justamente las maestras son mujeres. Después me empezaron a pedir ayuda mis amigas y así me empezaron a pagar. Hay mucho trabajo porque como mujeres sabemos que los hombres han sido gandallas históricamente: te acosan, te cobran de más, no hacen bien las chambas”, cuenta Viridiana.

En estos oficios una pierde el miedo. Romper las creencias de género nos da autonomía:

“Estos oficios, más que independencia nos gusta usar el concepto de autonomía, porque no se trata solo de hacerlo tú misma: sino de entenderlo. Y es lo que comentamos con las clientas, no necesariamente lo tienes que hacer tú, pero con el hecho de entenderlo te abre el camino a qué no te vean la cara y te da una sensación de empoderamiento”, explican Las Chalanais.

Autonomía de cuerpo y mente

Las Chalanais está confirmado por Luz y Andrea. Ellas son amigas desde hace diez años, y además de dar un excelente servicio: practican el autocuidado y la dignificación de su trabajo.

“Tenemos la capacidad de definir los límites de nuestra vida personal y nuestro trabajo.

Pero creo que la independencia nunca se debe confundir con la autoexplotación. Siempre tenemos que tener en cuenta que trabajamos con el cuerpo, que hay muchas lesiones de por medio y dentro de eso saber que uno de los retos es que hay que cuidarnos, procurar nuestra integridad física. Saber cuándo poner un alto y decir ‘necesito dedicarme tiempo a mi misma para descansar’. Saber cuándo parar, tener la seguridad de decir mañana continuamos porque justo en jornadas maratónicas es cuando surgen los accidentes y en este caso nosotras cobramos por trabajo no por tiempo” cuentan.

Además, señalan algo esencial, no repetir conductas machistas por probar nuestras capacidades:

“Entra el juego de que justo como somos mujeres, somos disidencias, sentimos que tenemos que demostrar nuestras capacidades y luego nos podemos sentir muy presionadas. Porque sí sentimos que para darnos nuestro lugar en estos oficios tenemos que ‘cumplir’ con estándares muy machistas” comparten.

Esta autonomía trasciende el cuerpo y la mente:

“Vencí muchos miedos muchos bloqueos que eran sociales, culturales y familiares. Decir ‘yo puedo arreglar mis llaves, puedo poner mi tanque de gas, arreglar mis fusibles y arreglar licuadora’ me ha dado mucha independencia económica pero también mental” comparte Viridiana.

Pero no ha sido un camino fácil. La creencia de que son oficios para hombres las han hecho pasar malos ratos y se les ha exiliado de estos trabajos por años. Su análisis es que tiene que ver con el machismo.

“Es un exilio, una negación. Nos limitan de muchas formas: simbólica, física… desde que leen tu cuerpo feminizado ya hay una negación. En resumen es una cuestión de estructuras de poder alrededor del género. Desde ahí muchas crecen y se creen impotentes de hacerlo y de eso se habla también en los talleres, que es un desbloquear, un reiniciar un chip”, cuenta Renard.

Dignificar el trabajo

A Renard una vez le vendieron material en mal estado en una carpintería por ser morra. Viridiana cuenta que hay clientas que desconfían de sus capacidades por ser mujer; y Las Chalanais comparten que les han pedido que rebajen sus precios:

“Otro reto es la dignificación de nuestro oficio. Mucha gente se acerca a nosotras queriendo algo barato y nos causa conflicto porque lo que nosotras hacemos tiene su costo, la dignificación viene de ida y vuelta, no es una cuestión de cobrar un montón, se cobra lo justo y que te digan algo barato es como decir bajar la calidad de los materiales y eso lo único que va a generar es que se quede en entredicho tu trabajo” señalan.

Además de ser albañilas, plomeras y electricistas: son pedagogas. Lo son desde el primer momento, cuando dan un servicio y explican a sus clientas la razón de sus problemas. También, cuando dan talleres donde invitan a que más morras y disidencias adquieran estos conocimientos.

“Sin importar a quien contraten nunca se queden con dudas, pregunten. Alguien que sabe lo que hace y que confía en su trabajo en ningún momento se va a negar a responder. Estás en tu derecho de entender lo que están haciendo en tu casa porque al final nos estás dejando entrar en el lugar más íntimo de ti que es el lugar en el que habitas. Y si quieren aprender, hay muchísima información en internet, busquen tutoriales, no tienen que empezar con una labor titánica, pueden empezar cambiando una manguera, conociendo las herramientas. Todo esto es como cualquier cosa que se aprende, es de a poquito” aconsejan.

Romper estereotipos

Contratar a mujeres y disidencias rompe estereotipos. Aprender a reparar y estar listas para emergencias, también. Y lo que está haciendo esta red, generar colectividad es un reto grande, y cada día más posible:

“Con unas compas estamos intentando crear una colectividad en la que nos podamos compartir los trabajos, podamos colaborar juntas y que sea en la horizontalidad , que pueda ser parejo, en confianza. Entre nosotras estamos intentando hacer eso, que si llega un trabajo poderlo compartir con otra a la que a lo mejor no le ha llegado trabajo. Ahí vamos porque trabajar desde la colectividad sí suena bonito pero cuesta trabajo porque cargamos con muchas dinámicas jerárquicas o cuesta trabajo asumir, aceptar las equivocaciones. Practicar el ejercicio de la reciprocidad y de tratar de que sea parejo para todas. Creo que en eso estamos, vamos bien pero ahí vamos” comparte Renard.

Todas comparten un sueño: que la red siga creciendo. Viridiana lo explica de una forma bella:

“Siento muy chido ser parte de esta generación de morras que ya no nos estamos creyendo esto de que nacimos para ser las mujeres “que tenemos que ser”. Estamos siendo las mujeres que podemos ser y me late sentir esta libertad de hacer lo que yo quiera y ser lo que yo quiera. Me gustaría muchísimo que más mujeres sientan esta libertad. Es mentira que son oficios para batos, es mentira que no tenemos la fuerza o el ingenio para hacerlos. Lo tenemos, y si no, los generamos, la práctica hace a la maestra. Creo que cualquier adulto funcional debería saber que hacer en un caso de fuga de agua o si se te va la luz, incluso debería enseñarse desde educación básica. Mi deseo es que muchas mujeres se animen a perder el miedo y sientan el poder que tienen en sus manos de resolver los problemas que les vengan a la vida. Qué sigamos haciendo red y cada vez seamos más sosteniendo nos unas a otras” comparte Viridiana.

Te dejamos los datos de contacto de quienes conforman esta red para la próxima vez que necesites un servicio:

Carpinteria para morras 

Instagram: @carpinteria_para_morras

Las Chalanais 

Instagram: @chalanais

Ecomitriks 

Instagram: @ecomitriks

Las Mai

Instagram: @lasmaioficial

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