Juez absuelve a Abarca de la desaparición de los 43 normalistas. Seguirá en prisión por otro caso
Un juez de Tamaulipas absolvió al exalcalde de Iguala José Luis Abarca de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Sin embargo el político no saldrá libre, ya que enfrenta la ejecución extrajudicial y desaparición forzada de Arturo Hernández Cardona. Alejandro Encinas advirtió quee la Fiscalía General de la República “tiene suficientes elementos para apelar”
Texto: Lydiette Carrión en Pie de Página
CIUDAD DE MÉXICO.- El juez primero de distrito de Procesos Penales en Tamaulipas, Samuel Ventura Ramos, absolvió a José Luis Abarca –acusado de participar de forma intelectual en la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014.
Previo a esta absolución, Ventura Ramos ya había dejado en libertad a 77 personas vinculadas a la desaparición forzada de los 43 estudiantes. Estas personas fueron exoneradas debido a que habrían sido objeto de torturas. Sin embargo, aunque el juez alegó esto para liberarlos, no inició ningún procedimiento en contra de las autoridades que habrían cometido estas violaciones de derechos humanos.
En el caso de José Luis Abarca, aunque fue exonerado por Ventura Ramos, él no saldrá libre pronto, ya que está sujeto a otro proceso, por ejecución extrajudicial y desaparición forzada en contra de Arturo Hernández Cardona, en 2013.
Este mismo caso –el de Hernández Cardona– fue admitido recientemente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos para conocerse a fondo. Y es que Hérnández Cardona fue víctima de desaparición forzada, tortura y ejecución extrejudicial –testigos narraron desde 2013 que vieron a Abarca disparar personalmente el arma– y aunque denunciaron, ninguna autoridad procesó al entonces presidente municipal, sino hasta el caso de los 43 estudiantes.
Ante la noticia de la absolución de Abarca, el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Alejandro Encinas, advirtió en su cuenta de Twitter que la Fiscalía General de la República “tiene suficientes elementos para apelar”.
Tras la difusión del informe, Encinas advirtió que hay datos de la comunicación de Abarca con varios miembros del crimen organizado, durante la desaparición forzada de los jóvenes. En efecto, en conferencia de prensa Alejandro Encinas aseguró que la persona identificada como A1 en los anexos del informe sería en realidad José Luis Abarca.
Todo esto habría sido documentado por medio del cruce de llamadas telefónicas, radiolocalización y reconstrucción de los hechos.
La ejecución extrajudicial de Hernández Cardona
Para el 29 de mayo de aquel año, Arturo Hernández se presentó ante el cabildo con sus compañeros de la UPEZ. Quienes estuvieron ahí refieren que las cosas se pusieron muy tensas. Abarca al final gritoneó:
–Dejen de estar chingando, porque yo tengo gente que me haga el trabajo.
Hernández Cardona le reviró:
–¿Para qué tienes gente, presidente? ¿Para qué trabajo?¿Nos vas a matar?
Ese mismo día, varios miembros de la UPEZ interpusieron una denuncia contra el presidente municipal y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, y contra Felipe Flores Velázquez, secretario de Seguridad Pública Municipal.
El 1 de junio de 2013, familiares denunciaron la desaparición de los ocho activistas de la UP19, organización de corte campesino que se había enemistado con el presidente municipal José Luis Abarca.
El 3 de junio de 2013, a las 6:00 horas, fueron encontrados muertos en la carretera federal Chilpancingo-Iguala los señores Arturo Hernández Cardona, Félix Rafael Bandera Román y Ángel Román Ramírez, con los ojos vendados y claras señales de tortura. Los otros cuatro desaparecidos; los señores Héctor Arroyo Delgado, Nicolás Mendoza Villa, Efraín Amates Luna y Gregorio Dante Cervantes, lograron escapar de sus captores. Posteriormente se tuvo conocimiento de que Jimmy Castrejón, el último de los desaparecidos, había logrado escapar el mismo día de la captura, pero que por miedo se mantuvo oculto. Más tarde, durante el mismo 3 de junio de 2013, el activista Héctor Arroyo Delgado, una de las personas que logró escapar, se comunicó vía telefónica con el defensor de derechos humanos Bertoldo Martínez Cruz diciéndole que habían asesinado al ingeniero Hernández Cardona el día siguiente a la desaparición y que él se iría de Iguala pues temía por su vida. La Procuraduría General del Estado de Guerrero da inició a la Averiguación Previa;HID/SC/01/0758/2013.
Pero nada pasó. Abarca siguió en el poder.
El alcalde oscuro y su impunidad de hierro
El sobreviviente Nicolás Mendoza Villa declaró muchas veces: ante la Procuraduría estatal de Guerrero, ante un notario particular en 2013, y ante la prensa. En todas acusó directamente a Abarca. Pero nadie lo detuvo, no hubo investigación. Abarca y su esposa siguieron reinando en Iguala.
La Unión Popular se disolvió. Los sobrevivientes huyeron uno por uno de Iguala.
Para marzo de 2014, la entonces Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) atrajo el caso. Mendoza Villa también declaró ahí. De nuevo no pasó nada. El caso permaneció en punto muerto y Abarca continuó gobernando al lado de su esposa… hasta el 26 de septiembre de 2014, cuando 43 normalistas fueron desaparecidos.
Un mes después, el 24 de octubre, la Siedo por fin emitió una orden de aprehensión por el caso Hernández Cardona.
Ayotzinapa y Hernández, destinos unidos
Hernández Cardona era un hombre reconocido en todo Guerrero. El 3 de junio, cuando la gente todavía no sabía del desenlace, las organizaciones sociales marcharon para exigir que aparecieran con vida en el centro de Iguala. Vinieron activistas de varias partes del estado, entre ellos los normalistas de Ayotzinapa.
Sofía, era pareja de Hernández Cardona en ese entonces. Durante la manifestación recibió una llamada anónima: le sugerían ir al Semefo, ya que ahí se encontraban tres cuerpos. Sofía fue, y constató que eran ellos. La noticia se esparció inmediatamente, y cuando llegó a los manifestantes reunidos, las cosas se salieron de control. Normalistas rompieron los vidrios de la presidencia municipal.
Dicen que Abarca nunca los perdonó. Para noviembre de 2013, cuando algunos estudiantes regresaron a esa ciudad, los recibieron a balazos. Aquella vez no pasó a mayores, pero los estudiantes de Ayotzinapa fueron amenazados en diversas ocasiones, Abarca les había “prohibido” acercarse a Iguala.
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