Para que las miradas sigan encendidas se requiere Ocote

Foto: Marco Girón

 “…estoy convencido de que el público plantea al arte exigencias mucho más diferenciadas, interesantes y también más sorprendentes que lo que suelen creer quienes deciden acerca de la difusión de las obras de arte. Por eso, cualquier concepción de arte, hasta la más compleja y elitista, puede encontrar un cierto eco en el público, aunque a veces éste sea modesto. Es más, está condenado a ello. Por el contrario, el debate sobre si la obra de arte determinada es comprensible “para la gran mayoría”, esa mayoría mítica, sólo añade confusión sobre la verdadera relación entre el artista y su público o, lo que es lo mismo, su tiempo.”

Andrei Tarkovsky Esculpir en el tiempo. Reflexiones sobre el arte, la estética y la poética del cine

 

Hace poco escribía  sobre el surgimiento de un cine en uno de los municipios tseltales, una iniciativa local que un joven de 24 años abría en Bachajón, Chilón; ese hecho aparentemente menor me hizo recordar y detenerme a reflexionar sobre la importancia de la proyección del audiovisual, llamémosle sólo cine.

El cine tiene una objetivo ineludible, llegar al público, pero no siempre ese público está al alcance, no siempre ese público está definido, es más, es bueno que ese público sea indefinible y diverso, también es menos frecuente que las películas estén disponibles para todo público, que el cine esté al alcance de todo el público ¿hay exclusión y racismo en la construcción de públicos en el cine? Yo pienso que sí , que el cine no llega igual a todos lados y que no está pensado en todas las personas, en un país tan diverso y multicultural se hace necesaria una proyección diversa igualmente.

Aunque las salas de cine y las proyecciones en Chiapas datan de una larga historia, más de un siglo, es real que dichas salas de cine no llegaban a zonas rurales e indígenas, que las películas antes del siglo XXI, difícilmente eran realizadas por pobladores indígenas. En Chiapas hoy eso es más una realidad, pequeña, en crecimiento, pero poderosa, lo mismo es la proyección de éste y otros cines en los Alto y zonas colindantes, fundamentalmente en San Cristóbal de Las Casas.

A finales del siglo pasado el cine y el audiovisual también se usaron para la emancipación, cada quien entendiéndola desde su trinchera, la iglesia progresista, las Organizaciones No Gubernamentales, los activistas, las instituciones del Estado, las asociaciones políticas, en fin, que había diversos actores proyectando cine y con fines distintos (aunque parecieran iguales), este uso ideológico político del cine y el audiovisual dejaba fuera muchas narrativas, muchas de las producciones industriales e independientes.

Pero dónde quedaba la diversidad creativa y la divergencia de puntos de vista en esas proyecciones, siempre en segundo plano o en el plano de las rivalidades, cine comercial vs cine político, cine de arte vs cine comercial, cine documental vs cine institucional. Y dónde quedaban los creadores y creadoras locales; a finales de los 90´s no había tantos, de hecho había muy pocos, lo que se miraba en pantallas, en monitores, en proyectores, en salones y salas, cine clubs casi todo era hecho por gente de “afuera”; el cine local era incipiente y desconocido, pocos grababan, menos filmaban.

A principios del siglo XXI sucedieron varios eventos que marcaron una nueva ruta o punto de quiebre, el lugar de cruce fue San Cristóbal de Las Casas, el cine hecho en Chiapas comenzaría a despabilarse, a mostrarse un poco más y a comenzar una carrera de producción nunca antes vista, consecuencia de muchas cosas pero una fundamental, la masificación de las videocámaras y su accesibilidad económica; lo que permitió que las propuestas de formación local fueran mucho más posibles y sostenibles.

Junto a ésto llegaron nuevos sujetos, otras personas interesadas en proyectar cine y ver el cine local; aunque en San Cristóbal desde los 80´s hubo una gran actividad de promotores culturales que promovían el cine, inevitable es mencionar a los hermanos Ubrina, Pancho y Luis, mencionar al cine en La Galería o en El Puente, luego en La ventana, la misma Sna Jtz’ibajom Lo’il Maxil que producía y proyectaba, y más adelante, el Foro Cultural Independiente Kinoki; pero con todo no es hasta el siglo XXI que se comienza a intencionar el encuentro de la comunidad que produce, realiza, arma y ama el cine local y la proyección del cine.

Proyectar cine parece poca cosa, pero como mencionaba arriba, es fundamental para que los públicos lleguen al cine y el cine a los públicos, construir públicos es una ardua tarea que precisa de continuidad, persistencia, dedicación, y por qué no, un poco de ternura y locura. Sobre todo si de proyectar cine fuera de las grandes ciudades se trata. Como mencionaba la masificación, la disminución del costo de la producción audivisual trajo tmabién tras de sí el crecimeinto del número de producciones cinematográficas, lo que se refleja en los festivales (no del todo porque los festivales son un filtro que a veces concentra el interés en un reducido número de producciones); en este siglo es necesario mencionar que hay un “boom” de festivales, según el anuario 2018 de IMCINE en México se realizaron 155 festivales, es un número sin precedente en la historia.

¿Pero un festival en San Cristóbal, donde se asentó al formación de cineastas locales o videastas, según cada proyecto, era posible? Sí y no, lo que nos encontramos, después de diversos intentos de diversa índole fue una Muestra de Cine en Chiapas Ocote, mirada encendidas. Un festival sin practicas de festival, sin premios, sin competencia, la muestra de cine es la conjunción de diversas voluntades en torno a la cultura audiovisual, tanto formación, producción, proyección y otros quehaceres colindantes, también convoca a los y las amantes del cine y muchos de ellos son pequeños empresarios, empresarias que han estado desde siempre poniendo el hombro; Ocote es una especie de comunidad de comunidades.

La Muestra de Cine en Chiapas Ocote cumple 10 años de haber nacido, 5 ediciones, y a diferencia de la primera edición hoy cuenta con una basta producción de cine hecho en Chiapas y con una manufactura relevante, el cine se ha posicionado en una nueva generación de realizadoras y realizadores que ya están en su punto de madurez. La Muestra de Cine Ocote que se realizará en la ciudad de San Cristóbal a partir del 5 y hasta el día 20 de noviembre convoca al disfrute del cine, al encuentro, al diálogo, al intercambio y no a la competencia, ni a la alfombra roja.

En esta ocasión, como en otras destaca la producción de realizadores de San Andrés, de San Pedro Chenalhó, de Zinacantán, de San Cristóbal, de Tuxtla Gutiérrez, de Rayón; habrá videoclips, habrá reflexión sobre diversos temas que son, han sido y seguirán siendo debates importantes en el campo cinematográfico local; habrá talleres y actividades infantiles, así como cine para infancias. Este año la Muestra de Cine en Chiapas Ocote también tendrá sede con actividades programadas en San Juan Chamula, Tenejapa, San Pedro Chenalhó, Tonalá y por supuesto en su sede nativa, San Cristóbal de Las Casas.

Habrá también películas invitadas, una que no deben perderse es Nudo mixteco de la consagrada Ángeles Cruz de Oaxaca, cortos infantiles Mapuches, Pequeño paraíso perdido del regiomontano Pablo Chavarría que se proyectará en Tonalá, lugar donde el personaje de la historia nació.

La Muestra de Cine en Chiapas Ocote, es hoy una fulgurante luz para toda la comunidad local que necesitábamos, requeríamos, de una evento que nos provocara al encuentro, a la reflexión, a la acción, al disfrute y a seguir en la construcción de cinematografías locales con narrativas que nos contemplan y nos interpelan, hacer, ver y reflexionar el cine desde lo local sin perder de vista lo global.

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