A cuatro años del feminicidio de Nazaria, los culpables continúan sin sentencia
Nazaria Iraís fue asesinada hace cuatro años mientras manejaba su taxi en San Jerónimo Tecuanipan; pese a que los tres responsables están detenidos y en prisión, siguen sin sentencia
#AlianzadeMedios | Por Aranzazú Ayala Martínez en Lado B
Ariadna Simón dice que la justicia es sólo una palabra que se lee en muchos lados, pero que no existe. Los tres hombres que asesinaron a su hermana Nazaria Iraís Simón Aguilar, el 24 de septiembre de 2017, están presos pero sin sentencia, y sin garantía de que serán enjuiciados por el feminicidio de la maestra de 34 años.
Apenas la semana pasada, a cuatro años del feminicidio, se llevó a cabo la segunda parte de la audiencia intermedia contra los asesinos de Nazaria, a la cual las agentes ministeriales a cargo del caso, que se supone que representan a la víctima, no se presentaron, negándole a su familia el acceso a la justicia.
La hermana de Iraís está sentada en el sillón de casa de su mamá, Juana Aguilar, quien está justo del otro lado del mueble; en medio de ellas hay una fotografía de Iraís y un cartel doblado, con un dibujo de la joven maestra de Ciencias sociales. Ariadna se disculpa por la tardanza, porque justo viene de otra entrevista. Ya está cansada de esto: van cuatro años que han pasado sin justicia, pero no puede detenerse, dice. “Agarro fuerzas quién sabe de dónde”.
Iraís daba clases en bachillerato, tenía pocas horas, apenas seis a la semana, pero le gustaba mucho, y completaba sus ingresos vendiendo cosas, tejiendo y manejando un taxi, todo para cuidar de su hijo, que ahora tiene 16 años.
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Frente al sillón está Ponchito, el perro de la joven. La difuntita, como dice su mamá con tristeza, siempre que iba a hacer un servicio en el carro se llevaba a Ponchito y muchas veces también la acompañaba su hijo.
“Ese día quién sabe por qué no se los llevó”, se pregunta, y su otra hija asiente. Nunca se explicarán que tres vecinos, conocidos de Iraís, la llamaron para un servicio, y mientras ella manejaba acabaron con su vida. Además, cuenta su hermana, en su Carpeta de investigación faltan evidencias, documentos, y donde la justicia, esa palabra que tanto se repite, no se ve por ninguna parte.
Otro feminicidio impune
El feminicidio ocurrió el 24 de septiembre de 2017, apenas una semana después del temblor que sacudió el centro del país. Por los daños a los inmuebles, las misas en la iglesia de San Jerónimo Tecuanipan eran en el atrio y ese día había celebración, así que todos iban a estar ahí.
La familia tenía una fiesta de cumpleaños, se vieron, comieron pastel, después fueron a la misa e Iraís atendió el llamado laboral, dijo que regresaba pronto. Pero eso no pasó.
Sus hermanos algo presintieron, cuenta Ariadna, porque empezaron a preguntar insistentemente dónde estaba, incluso antes de que pasara mucho tiempo sin volver. Le avisaron a los policías del pueblo, y buscaron por todas partes hasta que, al día siguiente, cerca de la una de la tarde, les avisaron que habían hallado el cuerpo de la joven cerca de su vehículo, “allá en el monte”, dice la señora Juana mientras mueve la mano y señala al horizonte afuera de su casa.
Pedro, Dylan y José Manuel, que tenían entonces 18 años, vecinos de la misma localidad, fueron detenidos al poco tiempo por el feminicidio y hasta ahora siguen presos. Pero en Tecuanipan, a partir de eso, brotó el miedo; la señora Juana cuenta que señoras mayores como ella que iban al campo solas ya no lo hacen, porque no les vaya a pasar lo mismo que a Iraís. Los tres amigos se llevaron la calma de toda una comunidad junto con la vida de Iraís.
Si en algo coinciden su hermana y su mamá es que Iraís era la más amable de la familia, la que trataba mejor a la gente, la que no tenía problemas con nadie, que amaba su trabajo pero sobre todo a su hijo, que ahora quedó huérfano.
Lo que cuentan Ariadna y Juana, la hermana y la mamá de Iraís, es una historia de horror y dolor que se repite una y otra vez: la Fiscalía no hace lo que debe, las revictimizan constantemente, tienen que pelear todos los días para que el asesinato de Nazaria Iraís no quede en la impunidad.
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Ambas relatan que al inicio la primera jueza que tenían estaba del lado de los tres detenidos, y que la defensa de la Fiscalía nunca ha hecho bien su trabajo. Entre toda la familia han tenido que hacer la vaquita, dicen, y contratar un abogado particular, que tuvo que llegar a hacer el trabajo que las agentes del ministerio público nunca hicieron.
La señora Juana se pregunta por qué tanta gente compadece a los asesinos. Han recibido comentarios donde les dicen que pobres muchachos, pero lo que nadie piensa es que ellos pueden salir de la cárcel y rehacer su vida como si nada. Pero Iraís no va a regresar, ella nunca va a volver, y la vida de su familia jamás va a rehacerse por completo, dice la mamá de la joven.
De los tres detenidos, dos están en el penal de Cholula y uno más en San Miguel, en Puebla; él, Dylan “N”, testificó, y la propia Fiscalía le ha dicho a la familia Simón Aguilar que es muy probable que salga.
“El Fiscal Israel Onofre nos dijo hace como dos años: ‘Dylan de que sale, sale, así que prepárense, vayan a un psicólogo, hagan lo que tengan que hacer’”, cuenta Ariadna. Pese a que el muchacho, que en el momento del feminicidio tenía 18 años, sigue detenido, no confían en que verdaderamente sea sentenciado por el feminicidio y su participación en lo ocurrido. Él ya declaró y varias veces le han dicho a la familia que es posible que salga libre, pues también asegura que pese a que estuvo ahí no le hizo nada a Iraís.
Los otros dos presuntos feminicidas, Juan Manuel “N” y Pedro “N” hasta ahora no tienen posibilidad de salir, pero el proceso ha sido tan lento que la familia tiene sus dudas.
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Ariadna hace un llamado al Tribunal Superior de Justicia, pidiendo que pongan un juez o jueza competente, que esté del lado de la verdad y que ayude a que realmente se castigue a los culpables.
“¿Quién realmente nos protege? Te apuesto a que en este momento está siendo asesinada una mujer en Puebla. Pero nada ni nadie nos va a callar”, sentencia Ariadna.
*Foto de portada: Olga Valeria Hernández
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