Omisiones, grasas y aceites: la historia (no) oficial entre Bafar y el Río Chuvíscar
La procesadora de alimentos cárnicos Grupo Bafar obtuvo el permiso para descargar sus aguas tratadas sobre el Río Chuvíscar en mayo de 2018. Desde entonces, la evidente contaminación ha generado una ola de quejas, denuncias y estudios de laboratorio, documentos obtenidos por Raíchali y analizado en este reportaje.
Texto y fotografías por Raúl Fernando en Raíchali
La contaminación en el Río Chuvíscar ha sido denunciada por grupos de vecinos al menos desde el 2019, después de que Grupo Bafar comenzó a descargar las aguas residuales de la planta tratadora sobre este.
Su apariencia cambió. Los vecinos de diferentes colonias aledañas al Parque Industrial Bafar comenzaron a ver espuma sobre el agua y en sus peores momentos sólo se podía ver una capa de materia color marrón similar al lodo.
La calidad del agua ha sido analizada por distintos laboratorios desde entonces, con resultados dentro y fuera de lo permitido por la ley.
Los últimos estudios independientes realizados por el Centro de Calidad Ambiental S.C. revelaron que el agua residual de la planta tratadora de aguas de Grupo Bafar tienen una concentración de 28.76 miligramos (mg) de grasas y aceites por litro de agua residual descargada, superando el límite máximo permisible de 25 mg/L establecido en la norma oficial mexicana de aguas residuales de 1996 (NOM-001- SEMARNAT-1996).
Esto quiere decir que las aguas vertidas en el río por Grupo Bafar, una procesadora de alimentos cárnicos, tienen un exceso de ácidos grasos ya sea de origen animal, vegetal o de hidrocarburos de petróleo, que podrían ser perjudiciales para la salud y el medio ambiente.
Los colectivos ambientalistas Salvemos los Cerros de Chihuahua, Fridays For Future CUU y Cooperación Ecológica A. C. realizaron bazares y colectas ciudadanas para reunir los más de 20 mil pesos que costó el estudio independiente por el laboratorio certificado por la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), por lo que estos resultados tendrían validez ante una corte en México.
El laboratorio realizó el muestreo directamente de la descarga del tubo de aguas residuales de Grupo Bafar entre el 28 y el 29 de julio de 2021, siguiendo los parámetros requeridos por norma de aguas residuales vigente.
En su artículo 120, la Ley de Aguas Nacionales establece multas que van de 1,950 a 26,000 Unidades de Medida y Actualización (UMA), es decir, entre 174 mil 759 y 2 millones 330 mil 120 pesos mexicanos, tomando en cuenta la UMA de 2021, en caso de incumplir con las obligaciones a de los permisos de descarga o contaminar cuerpos de agua superficiales o subterraneos.
La NOM-001- SEMARNAT-1996 fijó los parámetros permisibles de distintos elementos en aguas residuales descargadas en ríos en México y ha permanecido vigente desde entonces, a pesar de que la ley establece que esta norma debe actualizarse cada cinco años.
A finales de agosto de 2021, el Comité Consultivo Nacional de Normalización de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Comarnat) aprobó la nueva NOM-001-SEMARNAT-2021, la cual reemplazaría a la norma anterior, pero sigue pendiente su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
Un comunicado de prensa publicado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), declara que los límites de la norma vigente “no solo son obsoletos, sino que además no corresponden a la problemática actual de la calidad del agua en México, vulnerando con ello el derecho humano de la población de contar con agua de calidad”.
Se espera que esta nueva norma disminuya drásticamente los niveles máximos permisibles de diversos contaminantes en las aguas tratadas, por lo que Grupo Bafar también tendría que reducir sus niveles de contaminantes y así mantener su derecho de descarga y evitar futuras multas millonarias.
En su reporte anual ante la Bolsa Mexicana de Valores en 2019, Bafar advierte a los inversionistas que la regulación ambiental y su interpretación “ha evolucionado rápidamente en los últimos años” y que es posible que “en el futuro la Compañía esté sujeta a normas ambientales aún más estrictas”. Esto, dice el reporte, podría “tener importantes efectos adversos en las actividades, los resultados de operación y la situación financiera de la Compañía”.
Una larga historia de quejas, olores y parámetros normales
El problema de la contaminación en el Río Chuvíscar por parte de Grupo Bafar no es nuevo. De acuerdo a fuentes hemerográficas y a documentos obtenidos por Raíchali mediante la plataforma de transparencia, diferentes grupos de vecinos lo han denunciado desde al menos hace dos años.
A través de su subsidiaria Proyectos Inmobiliarios Carne Mart S.A. de C.V., Grupo Bafar obtuvo el permiso de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para descargar 300,000 m3 anuales de aguas residuales en el Río Chuvíscar por un plazo de diez años a partir del 21 de diciembre de 2017, cuando Kamel Wadih David Athie Flores era director de este organismo federal en Chihuahua.
En junio de 2019, los olores se volvieron insoportables para las colonias colindantes. El Comité de Vecinos de Granjas Agropecuarias en Labor de Terrazas se quejó ante la Dirección de Desarrollo Urbano y Ecología (DDUE) por una descarga de agua proveniente del parque industrial Bafar sobre el arroyo Las Ánimas, afluente del Chuvíscar.
Dicha descarga también contaminó la noria de la cual la colonia se abastece de agua potable, pues el muro de filtración había sido dañado por las labores de construcción del ecoparque “El Encino”, como quedó constatado en una queja ante la DDUE en 2017.
Preocupados por la calidad del agua de la que ellos beben, un vecino solicitó tres análisis al laboratorio Biolab, resultando en niveles de coliformes totales y fecales que exceden los límites establecidos por la NOM-127-SSA1-1994, la norma oficial mexicana que regula la calidad del agua para uso y consumo humano.
El conteo de coliformes totales incluye diferentes bacterias como la Citrobacter koseri o la Hafnia alvei, mientras que los organismos coliformes fecales se refiere sólo a la Escherichia coli. Estas bacterias pueden causar malestares estomacales, fiebre, diarrea y otros síntomas si se consumen en grandes cantidades.
La laguna artificial del complejo industrial resultó con niveles de 9,600 NMP/100 mL en su cuenta total de coliformes totales y más de 1,100 NMP/100 mL en su cuenta de coliformes fecales; el límite máximo permisible es de 2 NMP/100 mL para la cuenta total de coliformes totales y no se deben detectar coliformes fecales.
La muestra obtenida del agua del Río Chuvíscar resultó en niveles de 36,720 NMP/100 mL en su cuenta total de coliformes totales y de 290 NMP/100 mL en cuanto a organismos coliformes fecales. De nuevo, estos niveles deberían de ser de 2 y 0, respectivamente.
El agua de la noria, de donde bebe la colonia, mostró niveles de 1,980 NMP/100 mL en su cuenta total de coliformes totales y de 1,100 NMP/100 mL.
En los tres casos, el laboratorio Biolab determinó que las muestras no eran aptas para consumo humano, y que era necesario “someter el agua a un proceso de cloración o filtrado para conseguir su potabilización”, tomando en cuenta los límites establecidos por la norma de agua para consumo humano.
Estos resultados también exceden los límites establecidos por la norma de aguas residuales, siendo 1,000 el número más probable (NMP) de esos organismos por cada 100 ml el límite máximo para el promedio mensual y 2,000 NMP/100 mL para el promedio diario.
Aunque sus resultados son alarmantes, el laboratorio no cuenta con la certificación de la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA) y existen múltiples explicaciones a los niveles alarmantes de estos contaminantes en los cuerpos de agua. Este y otros análisis independientes sin la certificación necesaria eventualmente llevaron a las organizaciones a buscar un laboratorio acreditado por la EMA.
Un químico bacteriólogo parasitólogo consultado por Raíchali, quien pidió el anonimato, explicó que esa agua tendría que estar en contacto con heces fecales para resultar en números tan altos. Además, en el área es posible ver ganado y caballos, por lo que el agua se pudo contaminar de distintas maneras.
Sin embargo, las inspecciones realizadas por la DDUE a las instalaciones del complejo industrial de Bafar por las quejas de los vecinos sugieren la responsabilidad de la empresa en esta historia.
El 10 de julio, un inspector de esta dependencia ordenó la suspensión de todas las descargas de aguas residuales de parte de Bafar. Seis días después, otro inspector ordenó la limpieza inmediata del arroyo por parte de la empresa y la suspensión temporal total de toda agua tratada hasta asegurar que se cumpliera con la norma.
En este último reporte, fechado el 16 de julio de 2019, se lee:
“A simple vista por observación se deduce que el material del arroyo es muy similar al que se presenta en el tanque de contacto dentro de las instalaciones de Bafar. Se le informa que después de hacer el análisis de laboratorio y comprobar que se trata del mismo material se impondrá multa de 500 UMAS”.
Teniendo en cuenta la cantidad de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) de 2019, esto equivaldría a 42,245 pesos mexicanos.
En los meses posteriores a estas quejas, Grupo Bafar entregó a la DDUE y otras dependencias los resultados de análisis de laboratorio de sus aguas residuales con niveles normales y permisibles dentro de la norma oficial mexicana de 1996, estudios solicitados por ellos mismos a los laboratorios Intertek + ABCAnalitic.
Un año después, el 4 de septiembre de 2020, un grupo de vecinos del fraccionamiento Campestre del Bosque, donde se encuentra el parque “Los Llorones”, se quejó ante la DDUE por el mismo desagüe de Grupo Bafar.
“Los olores son fuertes, olor a drenaje o a químicos”, se lee en la queja.
Como respuesta y para evitar seguir descargando sus aguas residuales sobre el arroyo las Ánimas, el cual pasa entre el complejo industrial y el fraccionamiento Campestre del Bosque, Grupo Bafar solicitó a la DDUE su aprobación para instalar una tubería que llevara el agua directamente de su planta tratadora al Río Chuvíscar.
“Con lo anterior, se estarían eliminando conflictos con los vecinos de dicho fraccionamiento y se estaría dando cumplimiento de entubar la descarga autorizada por la Comisión Nacional del Agua” se puede leer en el oficio dirigido a la DDUE.
Pocos días después, los vecinos de la Col. las Ánimas también emitieron su queja “por los olores sumamente fétidos que despide la tratadora de aguas negras” de Bafar.
“Los olores son tan mal olientes que si estamos comiendo nos causan náuseas y también hemos observado que desde que comenzó su funcionamiento nuestros árboles no dan frutas y se están secando”, se lee en la queja recibida por la DDUE.
Como respuesta registrada ante la DDUE, la empresa señala que recubrió sus equipos con una “estructura metálica y láminas para reducir al máximo los olores que pudieran emanar de la misma” y que realizaron mejoras en la operación de su planta tradadora de aguas residuales “para reducir aún mas olores que pudieran afectar a nuestros vecinos” (sic).
Estos conflictos escalaron y aparecieron en medios de comunicación locales, como se puede apreciar en cartas que Gabriel Valdez, director de desarrollo urbano y ecología, envió a Conagua, la Junta Municipal de Agua y Saneamiento y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.
Como respuesta, el entonces director ejecutivo de la JMAS, Roberto Lara Rocha, llamó la atención a Valdez por la contaminación de BAFAR y aclaró que a la empresa ya se le había cancelado su conexión a la red de alcantarillado municipal por incumplir con la norma de aguas residuales locales.
“…personal de este organismo realizó un recorrido por la zona de la demanda testificando que efectivamente la empresa Proyectos Inmobiliarios Carne Mart SA de CV (BAFAR), se encuentra descargando aguas residuales crudas con un gran exceso de sólidos y grasas al arroyo Las Animas y arroyo Las escobas, afectando también predios particulares”, se lee en el oficio firmado por Lara Rocha.
También especifica que, aunque la empresa cuenta con un permiso de descarga de aguas residuales a bienes nacionales otorgado por la CNA, “se puede observar claramente el incumplimiento” de la norma oficial mexicana de aguas residuales, la ley de aguas nacionales y su reglamento.
Esta carta fue firmada por Lara Rocha el día 8 de diciembre de 2020, un día antes de que dejara su cargo en la JMAS para buscar la candidatura a la alcaldía de la capital del estado, la cual no obtuvo.
Un año antes, cuando Lara ya era director ejecutivo, la JMAS entregó a la DDUE los resultados de un estudio de la descarga de aguas residuales con resultados normales en todos los parámetros establecidos por la misma JMAS.
La instalación de la tubería evitó que descargaran sus aguas residuales sobre los arroyos las Ánimas y las Escobas, pero trasladó el lugar de descarga directamente al Río Chuvíscar, a sólo unos cuantos metros de diferencia.
Omiten fallo de planta tratadora y derriban 115 álamos
En febrero de 2021 la asamblea vecinal de la Col. Esperanza denunció ante autoridades y medios de comunicación que una tubería recientemente aparecida estaba descargando aguas negras sobre el Río Chuvíscar al grado de que en lugar de agua se podía observar una gruesa capa de materia marrón sobre el río, además de los olores fétidos.
Para dar una respuesta ante la sociedad, Gabriel Valdez, declaró en entrevista con Antena Radio que la planta tratadora de aguas residuales de Grupo Bafar había fallado.
“Lo atendimos a través de la subdirección de ecología y lo que nosotros tenemos en el registro es que hay una descarga de agua tratada que tiene una autorización por Conagua, por supuesto, pero sufrió una falla que ya estaban atendiendo para evitar esto. Es decir, hay una descarga que tienen un tratamiento previo de una empresa ahí colindante y que falló”, dijo Valdez en entrevista.
Sin embargo, en el expediente oficial de la DDUE obtenido por esta redacción, no se encontró ningún indicio de esta falla, ni en los reportes de inspección ni en oficio alguno.
Cuando se le preguntó al respecto a la subdirectora de ecología, la Lic. Claudia Alejandra Alarcón Acosta, esta negó dar una entrevista por teléfono.
Uno de los primeros reportes de las inspecciones realizadas por la DDUE declara que la contaminación es observable y pide a Grupo Bafar “aplicar las medidas necesarias para la limpieza y la disposición de los residuos de forma adecuada inmediatamente, así como el mantenimiento periodico y permanente de la tuberia proveniente de la planta tratada”, así como había hecho en 2019.
El mismo documento dice que dichas aguas residuales cumplen las normas vigentes sobre la descarga a cuerpos de agua y no ordena ninguna clase de muestreo o análisis de laboratorio para confirmarlo.
El inspector Fco. Manuel García S. describe “una espuma muy densa de color amarilla lo cual se está limpiando al momento con una maquinaria pesada” y exhorta “a la persona encargada de la limpieza cuidar la flora existente al realizar las acciones”.
A pesar de la advertencia, en el reporte fechado el 19 de febrero de 2021, once días después del primer reporte, el mismo inspector declara que realizó un recorrido por el área afectada junto con Joel Galindo, encargado de la empresa Grupo UCY México contratada por Bafar, y que pudo constatar que la maquinaria derribó 115 álamos.
“…fueron arrancados y aplastados, dichos árboles oscilan entre los 10 y 50 cm de diámetro al pecho. Por lo anterior se le notifica deverá dar remediación al sitio, continuar con la limpieza y hacer la reposición de los árboles, se otorga 5 días hábiles para manifestar lo que su derecho convenga”.
Un par de días después, la máquina Deere 200C que limpiaba el río amaneció quemada.
El expediente de la DDUE no incluye reporte alguno después de este incidente y no especifica si hubo alguna remediación o multa que aplicar a Grupo Bafar.
También se le preguntó a la directora de ecología si Grupo Bafar había sido penalizado por el derribo de los álamos o por todas las denuncias acumuladas desde el 2019 por contaminar el río, sin embargo, evitó responder a esta redacción.
Grupo Bafar es propiedad del empresario y político Eugenio Baeza Fares, quien fungió como alcalde suplente de la ciudad de Chihuahua entre 2015 y 2016. Este conglomerado impulsó sus propias marcas y adquirió otras de grupos tan grandes como Nestlé, tales como Sabori, Campestre, Montebello, Guisy, Ponderosa, Meat Market, Value Market, Burr, Bafar, Parma, Pery, Tres Castillos, All American, Carnes Bif, CarneMart y Fres-ke-cito.
Otras fuentes de contaminación
El Río Chuvíscar nace en la Sierra Azul y se adentra a la ciudad desde el poniente. Antes de llegar a la presa del mismo nombre, el río atraviesa varios asentamientos humanos y recibe agua de arroyos afluentes, como Las Ánimas y Las Escobas.
En esta área también hay corrales de actividad ganadera y mataderos, algunos propiedad del mismo Baeza Fares.
En julio de 2019, la Col. Campestre del Bosque y el Fraccionamiento Granjas Agropecuarias en Labor de Terrazas se quejaron ante la Conagua por la descarga de aguas residuales sin tratar desde los nuevos fraccionamientos construidos cerca del río y de la Universidad del Valle de México, esta última construida por la rama inmobiliaria de Grupo Bafar.
Después de detenerse en la histórica y ensolvada Presa Chuvíscar, las aguas del río continúan su camino y atraviesan la ciudad hasta unirse con el Río Sacramento. En el punto de unión entre estos dos ríos también se ubica otra tubería que vierte aguas residuales y que no ha sido estudiada de manera independiente.
Esta descarga pertenece a la Papelera de Chihuahua S.A. de C.V. y el permiso fue otorgado por Conagua en 2008.
Además, también la Junta Municipal de Agua y Saneamiento tiene permiso para realizar descargas en este cuerpo de agua.
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