Comunidad otomí demanda diálogo al gobierno de la Ciudad de México
La comunidad otomí demandó al gobierno de la Ciudad de México establecer las condiciones mínimas para retomar las mesas de trabajo; además de cumplir con la publicación del decreto para expropiar un predio destinado a viviendas. «No tenemos nada que celebrar», dijeron
Texto y fotos: Belén Kemchs en Pie de Página
CIUDAD DE MÉXICO.- En el marco del 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la Comunidad Otomí de la Ciudad de México, considera que no hay nada que celebrar, pues a pocos días de cumplir 10 meses en la toma del edificio del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) sus principales demandas como vivienda, salud y educación no han sido atendidas por el gobierno de la Ciudad de México.
En una conferencia que se realizó este lunes a las 11:00 de la mañana afuera de las instalaciones del INPI, ubicadas en la colonia Xoco, cuatro mujeres indígenas sentadas en una mesa, con al menos otras 15 mujeres de pie detrás de ellas a manera de guardia, todas ellas con sus indumentarias tradicionales, otorgaron un discurso dirigido principalmente a Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la CDMX, y a Martí Batres Guadarrama, nuevo titular de la Secretaría de Gobernación, para que les atiendan con carácter de urgente.
“Los pueblos indígenas son herederos de una gran diversidad lingüística y cultural, así como de costumbres y tradiciones ancestrales. A pesar de su diversidad, la mayoría de los pueblos indígenas comparten aspectos comunes importantes. Entre ellos, la forma de relacionarse con sus territorios tradicionales y su entorno, así como la voluntad de preservar sus formas de organización, sus valores culturales, sociales y económicos que con frecuencia son diferentes a las normas que predominan en las sociedades en las que viven” dicta la Asamblea General de las Naciones Unidas; pero para la Comunidad Otomí esto no es más que palabras que fortalecen «la simulación, el desprecio, el racismo y la discriminación».
A partir de esto, las mujeres cuestionaron: si los pueblos indígenas son los “herederos de una gran diversidad lingüística y cultural”, por qué se les está exterminando; si se reconoce su “forma de relacionarse con sus territorios tradicionales y su entorno”, por qué se les despojan de su tierra y recursos naturales; si se reconoce “la voluntad de preservar sus formas de organización, valores culturales, sociales y económicos”, por qué se les impone megaproyectos como el Tren Maya o Corredor Interoceánico o el Proyecto Integral Morelos.
Demandan publicación de de creto de expropiación
La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, no ha respondido personalmente a la toma del INPI y envió en su representación al entonces secretario de Gobierno, Alfonso Suárez del Real, quien ya fue sustituido por Martí Batres en julio pasado.
Las mujeres otomíes recordaron que desde el pasado 12 de octubre de 2020, la comunidad otomí tomó las instalaciones del INPI sin que las autoridades locales, ni federales atiendan sus demandas de salud, alimentación, trabajo, educación, justicia y cultura.
Al mes siguiente, tras 21 días de la toma del INPI, la comunidad Otomí residente en Ciudad de México instaló una mesa de diálogo con autoridades federales y locales. Los manifestantes demandaron vivienda digna y se pronunciarron contra la gentrificación, tanto en la Ciudad de México como en el pueblo de origen de buena parrrte de la comunidad: Santiago Mexquititlán, Querétaro.
Aquella tarde, las autoridades reconocieron la legitimidad de sus exigencias y expresaron voluntad para resolverlas.
Uno de los compromisos adquiridos en esos encuentros fue la expropiación de uno de los predios para destinarlo a vivienda. Por ello este lunes la comunidad otomí exigió la publicación del decreto de expropiación del predio de Roma 18, esquina con Londres 7, en la colonia Juárez de la alcaldía Cuauhtémoc, el cual fue anunciado el 24 de noviembre de 2020, mediante el Oficio No. SG/824/2020, firmado por el anterior secretario de Gobierno de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real, y que había sido propuesto como una expropiación presidencial, al ser el lugar donde se ubicó la República Española; aunque en 2019, fue extrañamente reclamado como propio por la inmobiliaria Eduardo SA.
La Comunidad Otomí busca ser recibida a la brevedad por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el nuevo secretario de Gobierno Martí Batres, para que hagan valer su premisa de gobierno, respecto a que la Ciudad de México es una “Ciudad de Derechos”.
También reiteraron su vocación de resistencia y rebeldía, pues durante más de 30 años han exigido el derecho de una vivienda digna y decorosa, tal como lo establece el Artículo Cuarto de la Constitución Mexicana, sin que esto les haya sido concedido.
“Hoy abrazamos a todas las luchas, hoy desde aquí, desde la toma del INPI, les decimos que no están solos, que no están solas, que estamos con ellos, que estamos con ellas, y que vamos a seguir en la lucha”, declara Isabel, una de las mujeres indígenas sentadas en la mesa que tomó el micrófono para cerrar el discurso.
El 12 de octubre de 2020, indígenas otomíes de Ciudad de México tomaron las instalaciones del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas en demanda de vivienda, salud, trabajo y educación. Provenían de cuatro predios que antes habían ocupado: Zacatecas 74 y Guanajuato 209 en la colonia Roma; otro en el 1324 de la calzada Ignacio Zaragoza en la colonia Juan Escutia de Iztapalapa, además del mencionado de la calle Roma 18, en la colonia Juárez.
El 20 de diciembre de 2020, siete personas que tomaron las oficinas del INPI fueron detenidas por policías de Ciudad de México. Momentos después, por no existir delitos o acusaciones en su contra que acreditaran la detención, fueron liberados. El diálogo con las autoridades y la comunidad otomí se estancó.
Finalmente, a nombre de toda la comunidad, Isabel abrió la invitación a todxs quienes se quieran unir este viernes 13 de agosto, día en que se cumplen 500 años de la rendición de México-Tenochtitlán, para realizar una marcha, con sana distancia, del Hemiciclo a Juárez al Zócalo Capitalino para “seguir resistiendo”.
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