Con música exigen justicia para los hermanos González Moreno y alto a la violencia
Frente a Palacio de Gobierno en el centro histórico de la ciudad de Guadalajara, amigos y amigas de José Alberto González Moreno tocaron sus instrumentos y entonaron melodías de música clásica para exigir justicia para su compañero chelista, quien junto con sus hermanos Ana Karen y Luis Ángel fueron desaparecidos el 7 de mayo y localizados sin vida un par de días después en el estado de Jalisco.
En la protesta pacífica participaron integrantes de la orquesta de cámara de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) a la que José Alberto, “Teto”, pertenecía, así como demás músicos y músicas solidarias que se sumaron a la demanda de justicia y alto a la violencia.
“Que las sonrisas regresen a nuestras casas, a nuestra ciudad y a nuestro país, ya no queremos vivir con miedo, hoy con música recordamos a aquellos a quienes amamos y queremos respuestas de las autoridades para evitar que este tipo de tragedias sigan pasado” exclamaron.
Por Dalia Souza / @DaliaSouzal y Darwin Franco / @DarwinFranco de Zona Docs
“José Alberto debería estar aquí tocando con nosotros” reclamaban los carteles que, sus compañeros y compañeras de la orquesta de cámara de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), colgaron sobre los pedestales que también sostuvieron las partituras con las que entonaron melodías para exigir justicia por su asesinato y el de sus hermanos.
José Alberto, “Teto” como le decían con cariño sus amigos, era estudiante de Geografía en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y chelista desde hace más de siete años en la orquesta de cámara de la UAG. Él junto con sus hermanos Ana Karen y Luis Ángel fueron desaparecidos de su casa en la colonia San Andrés en Guadalajara la noche del 7 de mayo, luego de que sujetos armados se los llevaran violentamente; apenas un par de días después, en el marco de la celebración del Día de la Madre, sus cuerpos fueron localizados sin vida con huellas de violencia.
“Hoy marcho porque ni en casa estamos seguros” podía leerse en una de las cartulinas con las que otros estudiantes y jóvenes marcharon desde La Glorieta de La Normal hasta Palacio de Gobierno, donde ya les esperaban las y los amigos de “Teto” y demás músicos y músicas solidarias de la Escuela de Música de la UdeG, de la Sinfónica Juvenil de Zapopan y de la Orquesta Higinio Ruvalcaba, quienes se sumaron al reclamo.
La indignación y la rabia, el desconcierto, la desesperanza, el dolor de la pérdida y las ansias de respuestas, así como la demanda de alto a la violencia, fueron algunos de sentires que externaron quienes participaron en la movilización pacífica.
“Cómo ciudadana me pega, pero como madre, me duele más” dijo una mujer que acudió junto con su hija a la protesta. Y es que, desde la empatía reconoció que “Si a mí me pasara, me gustaría que todo Jalisco me acompañara”. Sin pensarse tan alejada del contexto de violencia que enfrentan las y los ciudadanos del estado, advirtió que las autoridades continúan sin asegurar condiciones mínimas de vida digna y segura “a mí no me importaría si no tuviera qué comer, si el gobierno me asegurara que mi hija va a regresar con bien a casa, pero no es así”, dijo.
Por su parte, Karina, amiga de José Alberto y quien sumó su instrumento musical a la exigencia de justicia, expresó lo lamentable que resulta que “una persona que siempre se esforzó tanto por tener lo que quería y lo que merecía, le hayan arrebatado así la vida”.
Karina conoció a “Teto” hace siete años, cuando él se integró a la orquesta de cámara de la Universidad Autónoma de Guadalajara, “era un muchacho con muchos sueños, un muchacho que había tenido que dejar la música temporalmente para dedicarse a trabajar y poder continuar sus estudios”, compartió en entrevista.
Para ella, para sus amigos y compañeros resulta increíble lo que le sucedió “no tenemos palabras, tenemos mucha impotencia, mucha rabia porque no merecía eso que le pasó”, afirmó. Recientemente, el año pasado habían conformado un quinteto musical con el que buscaban “crecer como músicos”, pero, sobre todo, había afianzado su relación como amigos:
“Recientemente habíamos formado un quinteto el año pasado, la intención era pedagógica para nosotros crecer como músicos, compartíamos aparte de la música una amistad muy bonita, era un quinteto en el que éramos amigos además de ser compañeros, que nos acompañábamos mutuamente, en el que nos escuchábamos y es lamentable que nos lo hayan arrebatado así”.
Tras haber sido despojado de su compañero de sonatas, sólo exige para José Alberto y sus hermanos, Ana Karen y Luis Ángel que exista justicia, “que no quede impune el caso, que indaguen lo más que puedan, que no quede en el olvido este nombre, y que no sea una cifra y ya”.
Luego de tocar un breve concierto, frente a las puertas de Palacio de Gobierno, las y los amigos de Luis Alberto, de sus colegas músicos, dejaron sus instrumentos a un lado y con sus manos sostuvieron carteles con demandas que reclamaron a la autoridad “más música y menos violencia”.
“Que las sonrisas regresen a nuestras casas, a nuestra ciudad y a nuestro país, ya no queremos vivir con miedo, hoy con música recordamos a aquellos a quienes amamos y queremos respuestas de las autoridades para evitar que este tipo de tragedias sigan pasado. Recordaremos siempre a nuestros amigos: Luis Ángel, Ana Karen y a José Alberto y con música les lloraremos siempre”.
“La música hoy se encuentra de luto” señalaron entre consignas, no obstante, el gremio ya había sido lacerado por la violencia.
Ya en abril de 2019, apenas un mes después de la desaparición de Ángel García Trejo, joven violinista de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan y de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Guadalajara, sus amigas y amigos músicos protestaron con sus instrumentos a las puertas de Palacio de Gobierno para demandar la aparición de su compañero concertista y, con ello, solicitar la ayuda del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.
La noche del 24 de marzo de 2019, el joven violinista pretendía viajar a su ciudad natal, sin embargo, fue desaparecido en las inmediaciones de la Central Camionera de Zapopan, antes de abordar el transporte que lo llevaría a su destino.
Sin embargo, a dos años de estos eventos, no hay avances en la carpeta de investigación, señaló su madre, la señora Patricia Trejo, quien, además, advirtió en entrevista para ZonaDocs, que ésta se encuentra en el “punto cero” y que no hay ningún funcionario público de alto rango que conozca si quiera el caso o que, en su defecto, la atienda para atender sus exigencias.
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