Triquis de Tierra Blanca: 77 días sin hogar

Triquis de Tierra Blanca: 77 días sin hogar

Una comunidad triqui espera en la Ciudad de México que el gobierno federal le ayude a regresar a sus casas. Son víctimas de desplazamiento forzado. Iniciaron una huelga de hambre, fueron rociadas con gas el 8M y hasta ahora, lo único que tienen, son promesas de solución.

Texto y fotos: Daniela Pastrana de Pie de Página

CIUDAD DE MÉXICO.- Alma tiene nueve años y nació en Tierra Blanca Copala, Oaxaca. Estudia el cuarto año de primaria y quiere ser médica. Pero sobre todas las cosas, quiere que en su comunidad se dejen de pelear.

Conversamos mientras una fila de mujeres de huipil rojo ocupa la Avenida Reforma,. Es una larga manifestación que casi nadie voltea a ver, pero que demanda condiciones de seguridad para poder regresar a su comunidad, de la que fueron expulsadas a puntas de balazos el 26 de diciembre pasado. La niña, que usa una cachucha rosa de Barbie y compra chicharrones de harina, me dice que no conocía la ciudad, y que le gusta mucho. Espera regresar de nuevo.

¿Qué quieren?

— Justicia. Queremos vivir en nuestros pueblos. Que el presidente va a Tierra Blanca y si no acepta nos vamos a quedar

¿Tú estabas el día que los sacaron?

—Sí

¿Cómo fue?

—Echaron mucho balazo y dijeron: ‘salgan de su casa y no pueden quedar aquí’. Mi papá se quedó en Tierra Blanca y en la noche se vino mi papa y mi mamá también.

¿Te asustaste?

—Si, me asusté mucho

—¿Qué hacían tus hermanos?

—Mis tres hermanos no estaban la casa. Yo y mi mamá, mi cuñada estábamos. Nos metimos en otra casa chiquita que tenemos, no’scondemos

—¿Quieres regresar allá?

—Sí, mi mama mi dijo: ‘aquí está mi tía’. Y voy a vivir siempre con mi mamá donde está mi tía. No reconocer México pero ahora sí reconocer.

—¿Y te gustó la ciudad de México? ¿Te gusta estar aquí?

—Sí.

—¿Cómo es tu pueblo?

—Es poquito grande.

—¿Cuáles son los problemas por los que los sacaron?

—Porque quieren matarnos, gente… pero yo no sé mas.

¿Qué es lo tú más quisieras?

—Que no se peleen…

Los ojos de Alma, una niña triqui de Tierra Blanca, Oaxaca que quiere ser médica. Foto: Daniela Pastrana

 

Una historia de conflicto y muerte

Tierra Blanca es una comunidad de la mixteca oaxaqueña que, hasta finales de 2020, se había mantenido ajena a las añejas disputas de grupos paramilitares en una región donde las comunidades han perdido la cuenta de sus muertos.

El punto máximo de esa violencia fue en abril de 2010, cuando San Juan Copala y San Miguel Copala fueron tomados violentamente por la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) y una caravana de paz fue emboscada mientras se dirigía al centro ceremonial. Esa vez murieron Betty Cariño Trujillo, directora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), y el observador finlandés Jyri Jaakkola.

Desde entonces, las familias desplazadas de San Juan y San Miguel Copala viven en los portales del centro de la capital de Oaxaca, mientras que el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente (MULTI) acusa al Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) de sumarse a los grupos paramilitares.

“Son dos comunidades, San Miguel y San juan Copala, que siguen sin darles solución, y ahora se suma otra que es Tierra Blanca, que fue desplazada el 26 de diciembre. Es la misma situación de hace 10 años: grupos paramilitares, del mismo grupo que desplazó a las otras, que es el MULT, que despojan estas personas de su patrimonio, las secuestran por más de 7 días a punta de balazos, con armas, hubo cuatro personas asesinadas. Dos personas desaparecidas que afortunadamente logramos encontrar, una señora y su bebé», denuncia en la marcha Horacio Santiago.

“Este grupo actúa con total impunidad porque tiene respaldo politico. Trabaja en forma conjunta con el presidente municipal, Nicolás Feria, que está respaldado por Morena y a nivel estatal por el gobernador, Alejandro Murat, que es del PRI. Eso les permite actuar con total impunidad”.

Tierra Blanca no es una comunidad del MULTI, aclara. De hecho, la mayoría de estos indígenas están afiliados a la Confederación Nacional Campesina y muchos jóvenes han emigrado a Estados Unidos, según cuentan las mujeres en un castellano que a ratos me cuesta seguir.

El MULTI, dice Santiago, sólo les ha dado acompañamiento, porque las familias desplazadas que lograron huir de la agresión, la mayoría niños, mujeres y ancianos, llegaron al pueblo cercano de Yosoyuxi, en el municipio de Juxtlahuaca, en donde les dieron refugio en un centro escolar que tiene dos galeras con camas de madera.

“El gobierno estatal federal de las administraciones anteriores, han politizado el tema y han dicho que es un enfrentamiento entre dos organizaciones lo que ha desatado esta violencia. No es así, Tierra Blanca ni siquiera era militante del MULTI, y lo que hace el MULT es meterse, capturar a su líder y pedirles que se alinien a su organización. Nosotros no podemos quedarnos al margen, como observadores, y por eso estamos apoyando. Lo que hemos pedido al gobierno es crear un plan de solución, pero no desde las organizaciones, sino desde las victimas las personas que han sido violentadas a sus derechos humanos. Tomarlas en cuenta para que con base en sus peticiones podemos crear un plan para que vuelvan a su comunidad”

Los desplazados de Tierra Blanca acusan al MULT de crear violencia en la región para mantener el control político y recibir las mayores partidas presupuestales, tanto federales como estatales.

Desde su perspectiva, este problema añejo se debe a que “a falta de un marco regulatorio de los recursos federales 28 y 33, lo que hacen los del MULT es que se meten de intermediarios entre las comunidades y la presidencia municipal. Y entre más comunidades poseen más recursos reciben”.

Roxana, de 2 años, acompaña a su madre a las marchas, Aunque a ratos se aburre y prefiere dormir. Foto: Daniela Pastrana

Las peticiones

En enero, el presidente Andrés Manuel López Obrador, instruyó al subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, que atendiera el problema.

“Nosotros al principio acudimos a la autoridad estatal, pero en lugar de ayudar desmintió todo lo que estábamos diciendo. Por eso venimos a la Ciudad de México para que la federación interviniera”, dice Horacio Santiago.

“Lo que planteamos, desde la primera reunión, fue que ingrese la Guardia Nacional para que sea un ente que propicie la estabilidad y que se garanticen las condiciones mínimas del regreso de las familias desplazadas. Otro punto fue que, ante la desconfianza de las personas de la fiscalía estatal, se pedía la intervención de la Fiscalía General de la República para poder judicializar estos crímenes, porque usan armas exclusivas del Ejército. Encinas se comprometió a que acudiría la Guardia Nacional y que tendría una base permanente. También dijo que gestionaría con la Fiscalía nuestra petición. Y hace unas semanas acudieron a la comunidad. Trataron de entrar pero no pudieron. Iban cuatro patrullas, 35 elementos en total, con representantes de Gobernación pero el grupo puso piedras y alambres en camino, y eso fue lo que impidió a la Guardia Nacional entrar. Dijeron que no había condiciones y se regresaron”.

De acuerdo con el gobierno federal, el 4 de febrero de se instaló una Base Interinstitucional en la comunidad de Concepción Carrizal, para atender las necesidades de seguridad de la población de la zona, a partir de un plan estratégico.

Sin embargo, el gobierno estatal no ayuda nada. Por el congiró orden de aprehensión contra Marcos García de Jesús, líder de los indígenas de Tierra Blanca.

“En la segunda minuta de acuerdos Encinas se volvió a comprometer y fue a Oaxaca, pero solo se queda en eso, en promesas. No ha habido avances”, lamenta Santiago.

“El problema es que quieren que todos nos sentemos en una mesa a firmar una minuta de paz, pero el problema no es ese, la paz no se va a dar con un documento, la paz se tiene que construir . Entendemos que la Guardia Nacional no va a solucionar el problema, pero al menos va a general la certidumbre en cuanto al tema de no más enfrenamientos, La justicia es un punto fundamental. Aunque seas militante de una organización, si cometes un delito tengas que pagar por ello que se genere la impartición plena de la justicia. Podemos ir generando todo eso, pero primero tienen que dar la certidumbre de que pueden regresar”.

Alma y las demás mujeres triquis siguen viviendo en el Zócalo. El 8 de marzo, en la marcha de mujeres, fueron gaseadas por las fuerzas del orden. Unos días antes habían anunciado una huelga de hambre. Pero su demanda, parece invisible en esta ciudad.

Las niñas triquis de Tierra Blanca llevan dos meses fuera de sus casas. Salieron con lo que pudieron y algunas lograron llevar a una compañera de viaje que les acompaña en las marchas. Foto: Daniela Pastrana
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