Santa Cristina García, migrante de Guatemala que es asesinada en México
Dentro de 28 días, Santa Cristina García Ramírez cumpliría 20 años de edad, pero soñaba que cuando llegara ese día, ya estuviera trabajando en Florida, para pagar la deuda que contrajo su familia para el viaje, que fue truncado cuando estaba a 3 mil kilómetros donde lo esperaba su amiga. Este viernes, el cuerpo de la joven llegó a su tierra en el municipio de Comitancillo, Guatemala en el departamento de San Marcos, ubicada a unos 100 kilómetros de la frontera con México. Ahí le lloraron sus padres y sus hermanos.
Durante los últimos meses del 2020, la joven a la que recuerdan como a una muchacha amorosa y amable, trabajó en una tienda de Zacapa, Guatemala, distante a 380 kilómetros de su hogar, pero se atormentaba porque con el salario que percibía, difícilmente podía ayudar a sus padres para operarlos de los ojos y pagar la cirugía para corregir el labio leporino a su hermanita Ángela de un año y cuatro meses de edad. Soñaba con construir con una casa de cemento y piso reluciente.
Aunque sabía de algunas tragedias que habían ocurrido a sus paisanos, en su tránsito por México, ella tenía la esperanza de llegar a Florida, donde la esperaba una joven como ella con la que a veces conversaba y le contaba que en una sola hora de trabajo se podía ganar entre 10 a 12 dólares, que es casi el salario de un día en Guatemala.
Así, a finales de diciembre, Santa Cristina habló con su padre Ricardo García Pérez, para decirle que se iría a buscar trabajo a los Estados Unidos, pero el problema era que él no tenía primer adelanto para el pollero, pero unas horas después le dijo a su hija que ya tenía los 20 mil quetzales (unos 53 mil pesos mexicanos), que consiguió con un prestamista a cambio de las escrituras de la casa.
Con ese dinero, Ricardo le compró a su hija algunas prendas de ropa, una mochila y un teléfono. La mañana fría del 12 de enero la joven llegó acompañada de su padre, al centro de Comitancillo para esperar al pollero que los llevaría a México.
Minutos después aparecieron su primo Anderson Marco Antulio Pablo, de 16 años de edad y el mayor de un matrimonio de nueve hijos y el joven Iván Gudiel Pablo Tomás, de 22 años de edad, con los que intercambió comentarios, sonrieron y minutos después se despidieron de don Ricardo.
Antes de subirse al vehículo, Santa Cristina le dijo a su padre, que aunque ella sabía de las tragedias que le habían ocurrido a algunos de sus connacionales, en su tránsito por México, ella no le pasaría nada y prometió que intentaría trabajar de día y noche, con tal de pagar la deuda y luego reunir el dinero para operar a Ángela.
Cuando cruzó la frontera Guatemala-México, la joven se comunicó a su casa en Tuilelén, para decirle a sus padres que ya iba a salir rumbo a la frontera norte, pero la segunda ocasión que se llamó desde Puebla, contó que habían sido asaltados por un grupo de criminales.
Su hermano Óscar García, asegura que Santa Cristina mandó un audio por WhatsApp, el 20 de enero, para decir que a “sus compañeros” que iban con ella, los “estaban asesinando”. La versión de las autoridades es que la masacre ocurrió el 22 de enero.
Fue hasta el día sábado 23 de enero, cuando las familias de los 19 migrantes guatemaltecos supieron que esos muchachos que anhelaban buscar trabajo en los Estados Unidos, habían sido asesinados en Camargo, Tamaulipas. La amarga noticia se propagó por Comitancillo.
Este viernes 12 de marzo, 59 días después que Santa Cristina se despidió de su padre en el centro de Comitancillo, su cuerpo irreconocible regresó para ser sepultado en la aldea de Tuilelén.
A Comitancillo llegaron los cuerpos 14 jóvenes originarios de este municipio.
Además de Santa Cristina, Anderson Marco Antulio Pablo e Iván Gudiel Pablo Tomás, llegaron a Guatemala los cuerpos de Marvin Alberto Tomás Tomás, de 22 años, Rubelsi Elías Tomás Isidro, 17 años, Elfego Roliberto Miranda Díaz, Urber Feliciano Vázquez, Edgar López y López,
Simona González, Ribaldo Danilo Jiménez Ramírez, 18 años, Osmar Neftaly Miranda, David García Ramírez, Mádelyn García Ramírez y Adán Coronado Marroquín.
Los cuerpos de dos muchachas que eran originarias del departamento de San Marcos, de los municipios de Concepción Tutuapa y Sipacapa, Dora Amelia López Rafael y Paola Damaris Zacarías Gabriel.
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