Asumirse como mujer bisexual: entre la invisibilización y la discriminación
Activistas de distintos estados señalan que la bifobia persiste fuera y dentro del colectivo LGBTTTI, por lo que hacen falta espacios seguros donde no se invalide su orientación sexual.
Por Dafne García de Lado B
“Sí estoy muy harta de que se me diga que soy una lesbiana o una heterosexual confundida, que es una fase, o que si tengo una relación heterosexual nunca he sido bisexual”, dice la socióloga Iliana de Jesús.
El asumirse como mujer bisexual implica, primero, la propia aceptación, y después enfrentarse a situaciones que van desde la negación de la existencia de esta orientación sexual, hasta discriminación dentro del mismo colectivo LGBTTTI y la falta de información de temas relacionados a la bisexualidad.
Esto y otras cuestiones respecto a las mujeres y la bisexualidad fueron abordadas por distintas mujeres bisexuales durante el conversatorio “Bisexual, porque mi mamé me dijo que hay que comer de todo”, organizado por la organización Inspira A.C.
Si bien cada 23 de septiembre se celebra el Día internacional de la bisexualidad, y se organizan eventos y conversatorios para hablar más al respecto, hay una necesidad de tener más espacios de diálogo sobre el tema, no sólo como una red para quienes se identifican en este espectro de la sexualidad, sino también para darle visibilidad a esta orientación y derrumbar viejos mitos al respecto.
Bifobia e invisibilización
Iliana de Jesús, originaria de Puebla, explicó que, aunque ella salió del closet desde hace 12 años, visibilizar su orientación ha sido una lucha constante, pues considera que si ya de por sí las mujeres son invisibles dentro del colectivo de la diversidad sexual, identificarse como mujer bisexual aumenta esta invisibiliad.
Esta invisibilización de las mujeres fue ejemplificada con el hecho de que, durante el mes del orgullo LGBTTTI en México, los eventos generalmente se dirigen a hombres homosexuales, dejando de lado a las mujeres lesbianas, personas bisexuales, trans e intersexuales.
Además, dentro del mismo colectivo LGBTTTI hay un rechazo hacia las mujeres bisexuales, ya que persiste el mito de que “están confundidas” o “aún no deciden”. De Jesús recordó que en un ocasión una mujer con la que tenía interés de salir la rechazó diciéndole que sólo salía con “lesbianas de verdad”; una experiencia dolorosa para ella.
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Por su parte, Jessica Zambrano, licenciada en teatro y activista de Morelia, Michoacán, contó que una de las primeras veces que intentó salir del clóset con uno de sus amigos –que estaba dentro de la diversidad sexual también–, él la presionó para que ella “admitiera que era lesbiana”; Jessica se sintió muy incómoda, molesta y decidió decirle que no le gustaban las mujeres.
Otra de las experiencias de Zambrano fue que al contarle a su terapeuta de su bisexualidad, este le dijo que tenía que decidirse respecto a si le gustaban los hombres o las mujeres, que no podía tener atracción por ambos sexos.
La bifobia se extiende a entornos familiares y laborales, por lo que, afirmaron, a veces se han sentido inseguras de expresar su orientación sexual libremente.
Respecto a este punto, Karolyna Pollonera, activista de derechos humanos de Mexicali, Baja California, explicó que a ella le han dicho cosas como que ser bisexual es “quedarse en medio por miedo a elegir quién le gusta de verdad”.
Para Pollonera, parte de los prejuicios hacia la bisexualidad tienen que ver con que las personas piensan que la orientación sexual es elegida y que sólo hay dos opciones posibles: heterosexual (la establecida, la hegemónica), y homosexual (o lesbiana), dejando cualquier otro espectro de la sexualidad fuera.
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En la experiencia de Karen Morales, comunicóloga originaria de Tlaxcala y parte de Colectiva Bisexuala, salir del clóset ha sido un camino duro. Ella sabía desde los 12 años que le gustaban chicos y chicas, pero pudo decirlo a su familia hasta los 18, y aunque aparentemente lo tomaron bien, ella sentía que había esa esperanza de que ella, al final, “se inclinara por la parte heterosexual”, es decir que, para ellos, la bisexualidad no existe.
En ese sentido, Morales considera que además de la bifobia, las mujeres bisexuales también se enfrentan a la lesbofobia, cuando las personas aprueban sus relaciones o comportamientos sólo mientras sean consideradas como heterosexuales.
En ese sentido, Iliana de Jesus mencionó que cuando empezó a salir con una mujer tuvo que salirse de su casa, ya que su familia le pedía que se escondiera para que los vecinos no dijeran cosas. Esto no sucedía cuando salía con chicos.
Asimismo, la activista Rubí Chavarría enfatizó que la bisexualidad, al estar rodeada de estereotipos –estar confundida, ser promiscua, ser infieles– las hace “vulnerables y un blanco de problemáticas muy específicas, [entonces] nuestra tarea ahorita es visibilizar que existimos, que [la bisexualidad] es real”.
De Jesús consideró que, además, en Puebla se está haciendo poco a poco el trabajo de la inclusión de la comunidad bisexual gracias a, por ejemplo, la Colectiva Bisexualas, y Vida Plena. Esta última organización incluyó, por primera vez, temas de bisexualidad en la última edición de su escuela de derechos humanos y diversidad sexual.
La importancia de tener espacios seguros
Después de ocultar su bisexualidad por un tiempo debido a los prejuicios, a Karolyna Pollonera le ayudó a sentirse libre su acercamiento al activismo.
“Creía en cierta forma que estaba haciendo algo malo, entonces a través del activismo me fui sintiendo poco a poco más a gusto, más libre. Empezamos a abrir nuestros espacios acá en Mexicali. De no haber nada o un [solo] grupo, ahora hay varios y tenemos nuestra [propia] agenda política”.
Además, ante la falta de representación de mujeres bisexuales en el colectivo LGBTTTI, Pollonera considera que es muy importante tener espacios específicos: “Para mi sí es importante que se nos visibilice. Por ejemplo, la persona que organizó el primer pride acá [en Mexicali] era una mujer bisexual y nadie habla de ella”.
Otra de las razones importantes por la cual se deben tener espacios exclusivamente para mujeres bisexuales es, como mencionó Ana Calderón de Inspira A.C. –en Ciudad de México (CDMX)–, porque estos son lugares seguros para ellas ante la bifobia que pueden experimentar por parte de la misma comunidad gay o lesbiana.
En Puebla, Karen Morales cuenta en entrevista para LADO B que la Colectiva Bisexualas surgió a partir de que hace dos años el Comité Orgullo convocó a una reunión para la realización de una agenda política del colectivo, y aunque había mujeres bisexuales presentes, se dieron cuenta que no había como tal una organización que las representara.
“En esa misma tarde fue como: ‘Ok, vamos a hacer una reunión y vemos qué sale de eso’. Las que asistimos acordamos hacer una especie de ciclo de reflexión y [después] hicimos muchas reuniones más (…) encontramos que teníamos muchas vivencias similares”, agregó Morales.
Fue así que conformaron la Colectiva Bisexualas y, a partir de ahí, organizaron actividades como ciclos de cine, talleres, círculos de reflexión y algunas acciones, como la realizada en septiembre del año pasado en el zócalo de Puebla, donde las acompañaron las chicas de la batucada de Tlaxcala e hicieron carteles con frases como: “Mi bisexualidad no es una etapa”, “Estoy confundida pero NO sobre mi orientación sexual”, “Soy la B en la LGBT+”.
Y aunque debido a la pandemia ya no han organizado nuevas actividades presenciales, desde la página de Facebook de Colectiva Bisexualas suben información como notas, artículos y videos relacionados con la bisexualidad.
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Puedes consultar el el conversatorio “Bisexual, porque mi mamé me dijo que hay que comer de todo” aquí:
*Foto de portada: Peter Salanki | Creative Commons
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