“Hay una visión occidental de los pueblos indígenas”
El Estado mexicano aún tiene una deuda pendiente con los pueblos indígenas, dice en entrevista el investigador Zósimo Hernández. A 26 años de que la ONU declarara el Día de los Pueblos Indígenas, reconoce avances, aunque lentos, en el reconocimiento de los derechos de los pueblos. Lo que falta ahora es que se hagan realidad
Texto: Kau Sirenio Pioquinto de Pie de Página
Fotos: Especial
Se cumplen 26 años de que la Organización de las Naciones Unidas declaró el 9 de agosto como el Día de los Pueblos Indígenas. En México ha habido avances, pero son lentos y se quedan en lo formal, dice el profesor e investigador Zósimo Hernández Ramírez.
Nacido en Ilamatlán, Veracruz, con licenciatura en educación indígenas por la Normal Veracruzana, Hernández Ramírez ha sido catedrático por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y asesor del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Desde esa perspectiva, considera que, si bien los avances jurídicos para el reconocimiento de los pueblos indígenas en México alcanzaron la Constitución, aún no se ha diseñado instrumentos confiables para que estas normas se implementen en las instituciones y órganos de procuración y administración de justicia.
En entrevista con Pie de Página, repasa los avances, retrocesos y pendientes de la agenda nacional e internacional de los pueblos y comunidades indígenas.
Primero, nombrarlos
Pero antes de empezar, Hernández Ramírez cuestiona la narrativa que algunos investigadores, académicos e intelectuales usan para referirse a los pueblos indígenas:
“Ahora resulta que los indígenas somos originarios, cuando ese discurso paternalista, lo único que busca es despojarnos de nuestros derechos colectivos como pueblos indígenas”, dice.
“Quitar de tajo la palabra indígena en el vocabulario es renunciar el debate en la ONU que llevó años para reconocernos como pueblos con derechos particulares, de ahí la Declaración Universal de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas”.
No sólo es un tema de forma, sino de fondo, pues desde su perspectiva, despojar a los pueblos de la palabra indígena le quita también la peculiaridad de los derechos colectivos.
“Decir pueblos originarios es aceptar que los que nacieron en Polanco de la alcaldía de Miguel Hidalgo tienen los mismos derechos colectivos como los pueblos indígenas, cuando hay enorme diferencia entre lo uno y lo otro. Los pueblos indígenas tienen su sistema de cargos basado en los usos y costumbres”.
Avances reales y formales
Después de plantear su preocupación sobre el uso y desuso del lenguaje, el académico retoma el tema que se le plantea y enumera los avances que los pueblos indígenas han tenido en estos años, en las leyes mexicanas, y en el cumplimiento de los objetivos de milenio para el 2030:
“Hay avances. En 1985 no se hablaba de los pueblos indígenas. Aún no se hablaba del derecho indígena. Recién había salido el informe final se denominó Estudio del problema de la discriminación contra las poblaciones indígenas presentado entre 1981 y 1984, que expuso en más 800 páginas. El antecedente del tema indígena en México, era campesinos”, dice.
Pero también aclara: no son los esperados. Y en todo caso, son avances que los pueblos indígenas han conquistado.
“Hablamos de tantos planes y objetivos en la ONU, pero en los pueblos seguimos con las mismas carencias de hace 50 años (…) En el terreno formal no podemos negar que hay avance, incuso, la primera reforma constitucional del 1992, luego la reforma con Fox».
Eso, sin embargo, no ha sido suficiente para que cambien las condiciones de los 14 millones de personas indígenas en México. El investigador lo expone así:
«No hay avance sustancial, pero tampoco hay retroceso. Lo cierto es que hay avances formales y avances reales, hay que separarlo para entender mejor la historia de los pueblos indígenas”.
El EZLN
Por su activismo como maestro rural y oponerse al cacicazgo en su comunidad natal fue encarcelado y liberado en 1988, cuando Amnistía Internacional lo consideró como preso de conciencia y ejerció presión para que lo dejaran libre.
Al recobrar su libertad, Zósimo Hernández estudio etnohistoria en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y desde ahí impulsó la crítica a la historia nacional. También se unió al debate sobre derechos y cultura indígenas que pugnaban los indígenas miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Ahora recuerda: “Después del surgimiento de EZLN, vino el acuerdo de San Andrés Larrainzar, Chiapas, luego la marcha del Color de la Tierra en 2001, cuando los indígenas hablaron en la más alta tribuna de la nación para argumentar la ley que impulsó la Comisión para a Concordia y Pacificación en Chiapas. (Vicente) Fox firmó el decreto que dejó insatisfechos a todos porque no era lo que queríamos”.
En 1997, Hernández Ramírez se integró como observador de Asuntos Indígenas para la ONU en la misión de paz de Guatemala; años después se incorporó a la investigación sobre la discriminación social, cultural y jurídica que llevan a cuestas los indígenas de este país.
El investigador cuenta los vericuetos que los pueblos indígenas tuvieron que sortear para que se les reconocieran los derechos colectivos en el plano internacional; habla de los alcances que lograron con el Convenio 169 de la OIT, que fue un parteaguas para que en México se lograran reformas sustanciales en la Constitución. Y concluye:
“A 26 años de que la Organización de las Naciones Unidos declaró el Día Internacional de las poblaciones indígenas, el Estado mexicano aún tiene una deuda pendiente con los pueblos indígenas”.
Insiste: “Hay avance sustantivo, legal, ojo, ha sido parcial, lo digo desde la lectura del convenio 169 la OIT; otro avance es la declaración de Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas. Son herramientas en defensa del territorio de las comunidades indígenas, por eso digo que hay avance legal, formal, parcial, porque falta reconocer varios derechos de los colectivos de los pueblos indígenas”.
El reconocimiento en México
Hernández Ramírez explica que en 2003 se avanzó en la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, y luego, en 2011, con la reforma al artículo primero constitucional en materia de derechos humanos, que, un siglo después de formada la nación, permitió el reconocimiento constitucional de los indígenas mexicanos.
“Son poco, pero ahí la llevamos. En la reforma del año pasado se reafirma la unidad nacional y se reconoce la multiculturalidad del país, con esto se reafirma algunos derechos que habíamos planteado, pero aún falta mucho por alcanzar”, dice el investigador.
“La propia institución no implementan acciones que genere condiciones favorables a favor de los indígenas. En la Comisión Nacional de Derechos Humanos no conocen el tema de los derechos de los pueblos indígenas y no tienen una perspectiva de derechos colectivos en general, ni siquiera la cuarta visitaduría (que es sobre pueblos indígenas)”.
Derechos colectivos, el gran pendiente
¿Qué falta? Hernández Ramírez no tiene duda: Los derechos colectivos de los pueblos indígenas.
“Desde mi perspectiva y experiencia, es una asignatura pendiente porque no sólo no hay conocimiento generado en torno a los derechos colectivos, sino que hay poco personal que sepa sobre el tema», dice.
Y agrega:
«Las instituciones no toman en cuenta a los indígenas en la solución de problemas, a pesar de las constituciones estatales y de la comisión nacional en la materia. Todavía hay una lectura occidental de los derechos”.
Las instituciones, dice el investigador, no han implementado acciones que visibilicen a los pueblos indígenas, y ninguno de los poderes -ejecutivo, legislativos y judicial- vigila que los derechos legales se hagan realidad.
“Tenemos más problemas serios, más significativos, cuando no se aplican (los derechos). Pero no se respetan porque hay un desconocimiento generalizado de los derechos colectivos”.
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