La pandemia ha incrementado la demanda de alimentos en la Tarahumara: Cedaín
De la Redacción/Raíchali
“La verdad, para nosotros pues es normal, porque allá estamos acostumbradas a tomar bebidas y puras bebidas tomamos. Y sí nos sorprendió (la pandemia de Covid-19) que estaba una enfermedad, nos sorprendió mucho pero ahí estamos. Más bien estamos preocupados por la gente que es artesana, que no tiene ni para comer. No hay turismo, no hay venta no hay nada”, explicó Lucía Rodríguez Batista, artesana rarámuri del seccional de Creel, municipio de Bocoyna.
Creel es una región cuya economía depende en gran medida del turismo. “Yo creo que ahorita mucha gente vive muy apenas, porque no hay nada, no hay apoyo. Hemos estado haciendo trueques y ahí la llevamos”, agrega Lucía Rodríguez, quien viajó el sábado pasado a la ciudad de Chihuahua para participar en el Waretón 2020, con cientos de piezas de artesanos de cuatro municipios: Urique, Bocoyna, Batopilas y Guachochi.
El Waretón es organizado por el Centro de Desarrollo Alternativo Indígena (Cedaín), que por 18 años han apoyado a las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara. Actualmente lo hacen en tres proyectos estratégicos: economía solidaria para generar autoempleos, ingresos dignos y desarrollo de capacidades; soberanía alimentaria en el que atienden temas de salud y desnutrición principalmente; y cuidado del medio ambiente y territorio.
Lucía Rodríguez trabaja tradicionalmente al pie de la piedra del Elefante, emblemática en la comunidad de Creel porque se encuentra cerca del lago de Arareko, uno de los más visitados por todo tipo de turismo.
La artesana rarámuri comenta que desde que llegó la pandemia a Chihuahua, les han prohibido realizar rituales, que realizan comúnmente para fortalecer a sus comunidades, a su territorio y para conservar la salud. “No los podemos hacer porque nos multan si los hacemos”.
Para mantenerse fuertes ahora, dice, consumen pinole, maíz, tortillas de maíz y frijoles.
“Nos manejamos tranquilamente, no nos preocupamos tanto como ustedes, porque primeramente Dios si nos pega, finalmente Dios sabe y si no, pues qué bueno. Ojalá que todo salga bien”.
La mayor preocupación es la falta de trabajo en sus comunidades. “La verdad no estoy ahorita tomando nada, simplemente pues me pongo a pensar yo misma: no tengo que tirarme a la cama, no tengo que estar deprimida porque esta enfermedad es simplemente que va a pasar y no es tanto para que nos afecte. No tengo que estarme deprimida, tengo que seguir adelante”.
Lucía tiene cinco hijos, tres de ellos asisten a la escuela. Dos de sus hijas están en uno de los internados de la Tarahumara y por ahora, ya tienen varios meses en la casa.
“Nuestros hijos están trabajando en casa, nos mandan trabajo por WhatsApp o vamos al internado por los trabajos que se están haciendo. Ahorita los niños están estudiando en las casas. Yo tengo dos hijas en el internado también y es pesado tenerlos ahora en casa porque una mamá no es igual que una maestra.
“Es estarles explicando y hay que tener mucha paciencia. Ellos saben más que uno y una como mamá, aparte yo no estudié y se me hace difícil porque tengo de secundaria y me preguntan inglés. Y me preguntan: ‘oye mamá, ¿qué es esto?’ y pues no sé, les digo. No sé inglés, pero ellas siguen estudiando”.
Los hijos e hijas de Lucía tienen 20, 18, 15, 10 y 8 años. Los últimos tres asisten a la escuela.
“Ahorita es muy estresante porque no me había sentido así, ahorita me siento deprimida, no quiero hacer nada, será porque no hay venta. No quiero hacer nada pero tengo ánimo, me tengo que animar, tengo que seguir haciendo aunque no haya venta, prepararme para el día que haya turistas”, comparte.
Ella se levanta a las 6 de la mañana para hacer el desayuno a la familia, para “poner” el maíz, tienen gallinas y temprano debe sacar los pollos y alimentarlos.
Lucía vive en uno de los seccionales que tienen más acceso a servicios básicos y está preocupada porque hay muchas familias más desfavorecidas entre las 850 que atiende Cedaín. Llamó a la gente de Chihuahua a que acudan cuando escuchen que habrá Waretón, porque es una forma de apoyar la economía y la alimentación de quienes habitan la Sierra Tarahumara durante esta pandemia.
“Apoyamos 850 familias, somos muchos y llevamos a la gente de menos recursos porque veo que no hay recursos allá y hay mucha hambre. El Waretón sí es un paso. Es bueno apoyar y ojalá que haya más gente que nos apoyara”, invita.
Lucía denunció que aún en esta pandemia han sido discriminados. “Estuvimos en Cuauhtémoc y nos veían raro porque piensan que tendremos la enfermedad. Pero yo me pongo a pensar: bueno, yo creo que nosotros estamos más sanos. Yo digo que somos sanos porque somos fuertes y fácilmente no nos dejamos caer”.
SE HA INCREMENTADO LA DEMANDA DE ALIMENTOS EN LA TARAHUMARA: CEDAÍN
La demanda de alimentos en las comunidades de la Tarahumara ha incrementado con el confinamiento por Covid-19, debido a que las presidencias municipales han implementado medidas drásticas para protegerlos, dio a conocer Jéssica García, directora administrativa de Cedaín.
“Ha sido complicado en el tema de alimentos, se ha incrementado la demanda en las comunidades. Hemos tenido que generar una comunicación y organización con las presidencias municipales porque tuvieron que tomar medidas drásticas para proteger a la gente, por la vulnerabilidad en la que están, por no contar con clínicas suficientes, bien equipadas, etcétera. Para evitar cualquier contagio.
Jéssica García explicó que las presidencias municipales de las comunidades que atienden (Bocoyna, Urique, Batopilas y Guachochi) optaron por cerrar carreteras y caminos, “nadie entra y nadie sale”, pero las necesidades de las comunidades están latentes.
“Hemos generado más organización y comunicación con las presidencias para poder hacer llegar los materiales para las obras y proyectos que estamos implementando o para hacer llegar los alimentos del centro de trueque, o para los trabajos de empleo temporal que también implementamos en las comunidades”; agrega Jéssica García.
Cedaín se rige en su labor, basado en el respeto en usos y costumbres de las comunidades de la Sierra Tarahumara, durante los 18 años que han trabajado con ellas han logrado confianza y un diálogo fluido, detalla la directora administrativa.
En ese sentido, abunda Jéssica García, tienen cercanía con las autoridades tradicionales, con los gobernadores indígenas. Por ejemplo, cuando inauguran algún proyecto acuícola u otro, los gobernadores convocan para hacer la fiesta, danzan y realizan sus rituales para ofrecer todo a Onorúame (dios).
“Nos basamos en el respeto a sus usos y costumbres y ahora, debemos tomar en cuenta las reglas que nos dictan las presidencias municipales y porque nos preocupa su seguridad, por el bien de ellos. Por eso tuvimos que buscar otros caminos para organizarnos con las presidencias, con otros actores de gobierno y otras áreas, sin descuidar la atención y satisfacer las necesidades que ellos nos estaban demandando”, explicó.
Aceptó que los pobladores de aquellas regiones están un poco alarmados, pero su vida en las comunidades sigue. “Ellos siguen con su vida diaria, con su trabajo en el campo, tienen su propia metodología, su propia organización y nosotros como organización, el reto era hacerles llegar todos estos apoyos, lo hemos logrado hacer de esta manera”
El problema más grave que tienen ahora, es que no tienen trabajo. La mayoría de ellos es artesano y por lo menos en el municipio de Urique y Bocoyna, salían a vernder al Lago de Arareko y al Divisadero Barrancas del Cobre, dos sitios turísticos muy concurridos. Tampoco pueden asistir a ferias o a espacios concurridos para comercializar.
“Eso nos incrementó notablemente en el centro de trueque la demanda de alimento, ‘si no tengo otra alternativa para ir a vender, pues hago más para llevar al centro de trueque’, es lo lógico”.
El Waretón que se efectuó este fin de semana en la ciudad de Chihuahua, tuvo bastante éxito. Cuidaron la sana distancia, pidieron a la gente acudir con cubrebocas para evitar contagios y apoyar de manera efectiva.
La actividad de Waretón la realizan desde 2014 para llevar alimento a la Tarahumara, como un programa del centro de trueque que tiende 850 familias artesanas, quienes intercambian sus productos por alimentos a un precio justo, explicó García.
Los centros de trueque están dispersos en 16 puntos de la Tarahumara, donde captan entre 8 y 10 mil piezas al mes, por lo que deben generar estrategias de venta para lograr las metas o bien, generar el mismo trueque para seguir llevando alimentos. “El Waretón permite captar en especie los alimentos para distribuirlos en la Tarahumara. Hay 37 comunidades en 148 rancherías, todas con alta o muy alta marginación, que es a las que estamos acompañando”.
Durante la pandemia, realizaron otras actividades de Waretón en tiendas departamentales, donde intercambiarán wares, mantel de mesa, jarrón sotol, fruteros, paneras, entre otros productos artesanales, por alimentos.
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