“No va a desaparecer el impreso, pero tenemos que evolucionar a lo digital”

Reporteros de Chilpancingo durante una cobertura en estos días de pandemia. Fotografía: José Luis de la Cruz.

Los medios tradicionales de Guerrero sucumben en esta crisis económica y social derivada de la Covid-19, algunos, a marchas forzadas, se adaptan a las nuevas circunstancias. Otros, menos resilientes, han dejado de trabajar

Texto: Vania Pigeonutt de Amapola 

Chilpancingo

Flora Fernando Castillo lleva doce años como voceadora en Chilpancingo. Ella, junto a otros cincuenta, máximo sesenta voceadores, del doble que son, mantienen viva en la capital, la tradición del periódico impreso en estos días de pandemia por la Covid–19.

La voceadora, de voz dulce al teléfono, porque las comunicaciones en persona son cada vez más restringidas y complicadas, comparte que ésta es la peor crisis que ha vivido su gremio, que depende de lleno de la impresión de periódicos. Otra sacudida fuerte fue en 2013, durante la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, hubo varios días sin ventas, pero no como ahora, cuenta Flora, quien se siente vulnerable.

“No hay casi recurso para nosotros, una como tiene niños chiquitos piden y no hay”, suelta a casi dos meses de sortear en las calles el peligro de contraer la infección, yendo y viniendo con sus periódicos. Tiene que hacerlo, aunque las ventas le hayan disminuido hasta un 70 por ciento y le lleve buena parte del día colocar ejemplares.

Los pocos Diarios y Vértices que vende la alivianan el día a día. Le afectó cuando hace un mes dejó de imprimir El Sol de Chilpancingo, pero al menos de esa empresa, dice, recibe una despensa cada martes que le ayuda a hacer la comida para ella y sus tres hijos: una niña de tres años, otro de siete y otro varón de 10, que perdió el tercer año de primaria y confía que para el próximo ciclo escolar pueda inscribir.

Flora tiene 44 años y es madre soltera. Cuenta que estos meses no han dejado de trabajar el Diario de Guerrero y Vértice, dos de las publicaciones con mayor número de ventas en Chilpancingo. A pesar de que los recoge todos los días desde las seis de la mañana, le ha alcanzado el mediodía sin que haya vendido cinco.

Uno de sus compañeros, cuenta, murió por la Covid–19. Fue muy triste porque sólo se enteraron que su familia fue a recibir las cenizas al Servicio Médico Forense (Semefo), pero nadie puedo acompañar a la viuda. Era un líder nato de voceadores, cada comida, gestión de impermeables y otras actividades era organizada por su compañero, recuerda. “No pudimos acompañar a la familia y nos quedamos con temor”.

Con los días ha visto una disminución de las actividades de los voceadores, por el mismo riesgo de contagios, explica. Ella ha tenido que resistir, sube de la colonia Omiltemi a la PRD parte Alta y otras, porque no tiene opción “tengo que hacer la lucha por mis hijos. Ellos se quedan encerrados, yo tengo que ir al mercado y así al otro día”.

Flora reparte de lunes a sábado. “Las personas luego me dicen que me lo van a pagar en la semana, pero hay unas que no están, voy los sábados y no los hallo, para la otra semana ya son dos semanas, a veces que me pagan un poco más, pero si hay pérdidas”.

Por andar mucho tiempo de su día en la calle se ha perdido de las listas de apoyo de despensas que ha entregado el ayuntamiento y sus vecinos no han sido solidarios. Ve en estos días que cada quien agarra por su lado. No se preocupan por la situación del otro. “Hacen listas y sólo les dan despensa a algunas personas, cuando tenemos todas mucha necesidad, no nos avisan que están anotando nombres a los que trabajamos”.

Desde las cinco y media que baja en la combi, de una colonia de la periferia de Chilpancingo, donde vive con sus hijos, se arriesga. Narra que baja con un cubrebocas de tela que compró y un gel antibacterial. No tiene otra arma para defenderse de la Covid. Ve que la combi de esa hora va llena, pero no le queda más que bajar y hacer la lucha diaria por colocar la mayoría de sus diarios.

Flora pide despensas al gobierno del estado, al ayuntamiento, al sector empresarial solidario, porque no ve que esto termine pronto. No ven para cuándo. Varios compañeros tienen alguna discapacidad, otros ya tienen más de 50 años de edad y siguen en la calle.

 

La crisis más álgida

Reporteros protestan en el periódico Pueblo ante falta de pagos. Fotografía: Jesús Guerrero

El Sol de Chilpancingo nació el 24 de marzo de 1964. Pedro Julio Valdez Vilchis, hijo del fundador Remberto Valdez Ortega, retomó el periódico en 1979 cuando su padre enfermó. Lo empezó a administrar y a dirigir. Por su custodia ha pasado la formación de decenas de periodistas, ha visto llegar e irse a gobernadores de Guerrero; presidentes del país, alcaldes y diputados. Él mismo ha incursionado en la política.

En las páginas del periódico se han impreso las noticias del acontecer contemporáneo más importante de México y Guerrero: la masacre de Aguas Blancas, la de El Charco, Ayutla; las dos etapas de la guerrilla en el estado, la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, entre otras.

Valdez Vilchis es contundente: es la peor crisis que ha a atravesado el sector desde el nacimiento de su periódico.

Como director general de El Sol de Chilpancingo comparte que la decisión más difícil que tomó junto a otros miembros del periódico, sobre todo su hijo, Carlos Valdez Téllez, gerente general del mismo, fue dejar de imprimir y trasladar la publicación diaria al terreno digital. Tuvieron que apresurar ese proceso que veía en puerta, pero la pandemia aceleró.

“Ha tenido algunos altibajos, pero creo que esta vez es la etapa más complicada y más difícil que hemos tenido que enfrentar. Ha habido algunas veces que por circunstancia política hemos tenido que enfrentar, situaciones de retiro de publicidad, problemas que no faltan en todos los periódicos, pero se han ido superando”, comparte.

El Sol de Chilpancingo, a sus 56 años de edad, es uno de los periódicos más longevos del estado.

Otras publicaciones cuya clientela se concentra mayormente en la burocracia, al ser Chilpancingo sede de los poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo, son El Sur, que lleva 27 años en circulación, Diario de Guerrero, Vértice, Pueblo, Expresión Popular, Diario Objetivo y otros semanarios impresos como No que no y Trinchera que resisten al esquema del papel.

–¿Cómo enfrenta El Sol de Chilpancingo la pandemia?

–Decidimos dejar de imprimir, nunca había ocurrido en mi gestión, primero por la situación de confinamiento de un gran número de personas, provoca que no haya venta de impresos. Implementamos la estrategia de manejarlo vía digital. Lo decidimos porque consideramos que era riesgoso para los voceadores, para el personal seguirlo sacando.

Hablamos con los voceadores y convenimos que ellos en lugar de venderlo impreso iban a vender suscripciones en 100 pesos, se lograron unos talonarios, se les dieron y se están vendiendo suscripciones digitales, no solamente de El Sol sino de los dos periódicos, también La tarde.

Se venden los dos al mismo tiempo en una suscripción, el importe de esa suscripción que es de 100 pesos y es totalmente para los voceadores. Cada suscripción va íntegra para ellos. Se acordó que así fuera el primer mes de mayo y la parte final de abril. Convenimos que cada semana se les iba a dar una despensa.

Esa es la situación, nosotros seguimos sacando el periódico en su versión digital, lo distribuimos por WhatsApp, manejamos la información en Twitter, pero la situación es muy complicada, hablamos con los voceadores, con los reporteros, ellos accedieron a sólo un mes recibir una reducción de sus salarios. También personal de talleres y administrativos. En junio se recuperarán sus sueldos.

–¿Cuál es la enseñanza del esquema de negocios de periódicos?

–Esto nos ha enseñado a que tenemos que replantear cuál es el papel de vinculación del periódico con nuestros lectores. Todavía no tenemos muy claro cuánto tiene que pasar, pero tenemos que evolucionar al periodismo digital. No va a desaparecer el impreso, pero si se va a tener que replantear, a lo mejor privilegiaremos más las versiones digitales que impresas. Eso implicará otro tipo de periódicos, otro más versátil, más rápido, más instantáneo, con información de minuto a minuto.

Casi la dinámica de redes sociales a un periódico formal. Porque también la rapidez con la que se producen las noticias y la obsolescencia de ciertas noticias exige mayor dinamismo. Lo que es noticia ahorita, dentro de tres horas ya no lo es. Obliga a que los periódicos tengamos que estar trabajando en esa dinámica y darle información de manera más instantánea.

Hay una modificación de los medios con sus lectores, como de los medios con sus anunciantes. La relación de los medios con el gobierno también. En esta etapa también, el gobierno ha tenido, por ejemplo, aquí en el estado, que hacer uso de herramientas digitales como Facebook, por un lado.

Durante la entrevista, Valdez Vilchis resume que han perdido parte de sus anunciantes comerciales, por lo que implica el colapso de la economía, los acuerdos con el gobierno del estado, los municipales, que han decidido pagar penalizaciones y suspender la publicidad oficial. Las agencias de publicidad también están quebrando.

 

 

Despidos, austeridad y falta de pagos de salarios

A inicios de mayo, en el contexto del Día internacional de la libertad de expresión, reporteros capitalinos protestaron ante las reducciones salariales, despidos y falta de pagos que hay en estos días en varios medios digitales, electrónicos y también impresos.

Es el caso de Olivia Ortiz, quien lleva como editora del periódico Pueblo 18 años. Gustavo Salazar, el dueño de esta publicación y hermano del secretario general de Gobierno, Gustavo Salazar Adame, le debe a ella y a otros nueve compañeros cinco quincenas. Es la única que decidió exponer su caso ante la Procuraduría Auxiliar del Trabajo y Previsión Social y el jueves 21 de mayo protestaron en ese diario que tiene un mes sin salir en ninguna vía.

«El argumento ahorita es que es por la crisis del coronavirus, pero este problema venía de más atrás. Anteriormente ya nos habían hecho lo mismo, pero lo solventó”, cuenta.

En un principio, Gustavo Salazar sí le decía que no había dinero y a partir de que llevó un documento a la Procuraduría Auxiliar del Trabajo, ahí ya dejó de contestarle las llamadas, los mensajes. Cuando le contestó le dijo que ya no podía hablar con ella después de la denuncia. Tuvo que hacerlo el jueves, por la presión de la protesta, y se comprometió a pagarle la próxima semana.

Olivia cuenta que en total eran cinco trabajadores de la redacción, mismo número a quienes les adeuda, además de otros cuatro trabajadores de otras áreas. Les debe a varios reporteros y a los de la imprenta. Al prescindir de sus servicios es el propio Salazar quien sube a sus redes sociales boletines de prensa del gobierno de Guerrero y otras mínimas informaciones.

La situación para los empleados de Pueblo, como la de otros colegas que han perdido sus fuentes de empleo es tan difícil que, cuenta Olivia: “hablé con una de las compañeras y estaba llorando bien desesperada. Dice que se enfermó hace unos días, también le deben como cinco quincenas. Dice que le hablo a don Gustavo para que le pagara aunque sea algo… y él le dijo que luego se comunicaba”.

Ella le dijo varias veces al dueño que le preocupaba su hija adolescente, a la que tuvo que dejar de llevar a sus clases de inglés, porque no tuvo dinero. También tiene que pagar la colegiatura del Tecnológico de Chilpancingo, donde su hija estudia su educación superior y no tiene dinero.

Le parece extraña la falta de transparencia y vive estresada. Comparte que tiene un tic nervioso en el ojo y está en la zozobra e incertidumbre de cuándo cumple con sus obligaciones Gustavo. Duda que él o su familia pasen por la misma situación de precariedad que ella y los otros empleados atraviesan.

“Le dije desde hace tiempo que queríamos saber la situación financiera. Quizá es mucho más preocupante y usted nos la está ocultando. No me dijo nada. Pero dejó de emitir facturas, a mi me tenía que dar unas facturas para cobrar unos convenios publicitarios que tenía con el ayuntamiento de Tixtla y no me quiso facturar”, denuncia.

Por la cercanía con el secretario general de Gobierno y Pueblo, la mayoría temió represalias o que se quedaran sin esta fuente de empleos, pero ella decidió continuar y denunciar por la vía administrativa su situación, a la espera de que le resuelva, como se comprometió ante decenas de colegas reporteros, a pagarle la próxima semana.

El periódico Vértice, por su parte, cuenta uno de los editores y reporteros de más confianza de este diario de Chilpancingo, también es precaria a pesar que junto al Diario de Guerrero, no ha dejado de imprimirse.

“Sí estamos viniendo todos, el 30 de mayo es la tercera campaña de sanitización, el periódico rentó a unos fumigadores y este sábado es la tercera fumigación, se trata de que no paremos, por eso el dueño está estricto, mandó a fumigar. Seguimos imprimiendo normal”, cuenta.

Dice que sí ha habido “un bajón de voceadores y ha habido claramente una baja en tiraje de ediciones. No sé exactamente el número, pero si ha habido menor afluencia y se ha tirado menos periódico a causa de la pandemia. Básicamente hemos bajado al 60 por ciento, esa ha sido la afectación”.

Dice que en Vértice están viendo la manera de tener préstamos externos, no hay certezas, pero la dirección busca, con un plan de austeridad y recorte de insumos, a lo máximo, poder mantener salarios y su dueño, platica Pablo, no quiere llegar a despedir.

 

Confían en una recuperación por ser Chilpancingo ciudad de burócratas

El gerente de El Sol de Chilpancingo, Carlos Valdez, desglosa el problema que enfrentan todos los impresos en estos días en Guerrero. Tiene una claridad esquemática a la hora de puntualizar uno a uno los problemas que tienen que superar para sobrevivir.

–El primero, el más palpable, visible, es el económico. La cadena de valor alrededor de los medios de comunicación va en función de los ingresos de publicidad, en nuestro caso del periódico. La venta del periódico como tal, buena parte del publico que compra el periódico está en las oficinas de gobierno, la burocracia que es nuestro principal cliente, sobre todo en El Sol de Chilpancingo y en La tarde nuestro principal cliente, allí se divide, entre transporte público y comerciantes.

Estos tres sectores que están en sus casas buena parte: baja la distribución, por otro lado en La Tarde nos pegó mucho que el transporte público haya bajado en cantidad de unidades y una buena parte de los comercios: nuestros clientes son los cajeros, la gente que está en mostrador porque es un periódico más de entretenimiento.

Entre que hubo una reducción de personal importante, hay menos ingresos, tienen más carga laboral, hay menos esparcimiento, los dueños de los negocios prefieren no gastar en productos no esenciales.

Por otro lado, la publicidad, que está dividida en tres: la publicidad local, prácticamente se murió, el 90 por cierto de nuestros clientes nos dijeron no nos sostenemos, porque no puedo seguir pagando. Mi negocio tiene otras prioridades, necesitamos subsistir. Los que se quedaron son los que tenían contratos publicitarios más largos. Que tenían pagos por adelantados y demás. No ha habido en los últimos dos meses, una sola contratación de publicidad local.

También la publicidad corporativa de empresas como Liverpool, el Grupo Carso, Telcel, Telmex, Clarovideo, los mismos bancos, las agencias de coches, todas aquellas que se manejan a través de presupuestos anuales, que van dosificando mes con mes. Se detuvo casi por completo la actividad publicitaria. Y por último, la publicidad oficial, en donde tenemos contratos de difusión de actividades de información, diferentes dependencias del área de los gobiernos municipales, estatales y demás.

De esta última tienen pagos detenidos. No están fluyendo.

En el caso de El Sol de Chilpancingo han tenido que recurrir a préstamos para poder sostener la nómina, la cual es su prioridad. Aunque el panorama es adverso, confía en que la capital, al no tener industria y depender en un gran porcentaje de la burocracia; el 10 por ciento de la población trabaja en oficinas de gobierno, puedan reactivar su economía pronto.

Considera que la recuperación hasta llegar a las utilidades es un tema de mediano plazo. La prioridad es subsistir y con el esquema emergente, que requiere de mucha interacción con los lectores y con la población en general que recibe desde otras vías La Tarde y El Sol, puedan superar ésta, la peor crisis que se ha vivido en la época neoliberal.

 

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