La preliberación por coronavirus en Italia causa revueltas y excarcelación de mafiosos

La preliberación por coronavirus en Italia causa revueltas y excarcelación de mafiosos

La preliberación de personas privadas de la libertad para evitar contagios en las cárceles italianas causó decenas de revueltas por el miedo que tenían muchos de contagiarse dentro. Y en las liberaciones que comenzaron a hacer las autoridades, también salieron mafiosos

Texto: Cynthia Rodríguez

Foto: video Gazzeta Di Modena / youtube

MILÁN, ITALIA.- El mes de marzo fue especialmente complicado en Italia. Mientras la emergencia sanitaria a causa del coronavirus iba aumentando en número de muertes y contagios, en las cárceles italianas comenzó otra crisis debido a la interrupción de las visitas a los presos con el fin de no convertir a estos centros de detención en nuevos focos de infección.

Sin embargo, esta medida dio pie a decenas de revueltas en muchos de los centros penitenciarios de todo el país por el miedo que tenían muchos de contagiarse dentro. Y en las liberaciones que comenzaron a hacer las autoridades, también salieron mafiosos.

Al día de hoy se cuentan más de 4 mil presos que alcanzaron la libertad condicional a raíz de la emergencia sanitaria. De éstos, hoy se sabe, liberaron también a 376 mafiosos: 61 en Palermo (Sicilia), 67 en Nápoles (Campania) , 44 en Roma (Lazio), 41 en Catanzaro (Calabria),  38 en Milán (Lombardía); 16 en Turín (Piemonte). Todos por riesgo de contagio del covid-19.

Este hecho de la liberación de mafiosos ha ocasionado una gran polémica en el país, e hizo que apenas el 1 de mayo, Francesco Basentini, jefe del Departamento de Administración Penitenciaria (DAP), renunciara a su cargo, pues entre las excarcelaciones hay nombres de personajes peligrosos como Raffaele Cutolo, capo de la Nueva Camorra Organizada; Pasquale Zagaria, capo de los Casalesi, quien padece de cáncer.

Aún con ello, su excarcelación provocó grandes críticas hacia Basentini por parte de los magistrados que habían logrado su captura y condena, además de las asociaciones anticamorra.

Ayer, el ministro de la Justicia, Alfonso Bonafede, ordenó formar un grupo de trabajo para examinar caso por caso y así que los mafiosos puedan regresar a sus celdas, pues la emergencia ya pasó.

Esta es la historia de las revueltas…

El sábado 7 de marzo, 16 días después de que se declarara la emergencia sanitaria al norte de Italia por coronavirus ocurrió lo inesperado.

En las cárceles de Módena y Pavia comenzó la revuelta porque, ese día, miles de familiares de presos de todo el país se quedaron esperando poder entrar.

Las visitas habían quedado interrumpidas a causa del covid-19.

Para esa fecha se contaban apenas 5 mil 61 personas positivas al virus y sólo 233 muertos, pero en las prisiones ya se habían tomado precauciones.

El domingo 8, un día después, las protestas de los encarcelados y sus familiares continuaron en las prisiones de Nápoles, Salerno y Frosinone, una ciudad cercana a Roma, cuando ya la de Módena había sido prácticamente destruida por los internos.

Hasta ese momento no se reportaban detenidos enfermos por coronavirus, pero las noticias que venían de afuera, eran cada vez más angustiantes.

El domingo 8, un día después, las protestas de los encarcelados y sus familiares continuaron en las prisiones de Nápoles, Salerno y Frosinone, una ciudad cercana a Roma, cuando ya la de Módena había sido prácticamente destruida por los internos y se comenzaban a contabilizar los primeros muertos.

Cinco internos que habían tomado por asalto la enfermería y se habían suministrado drogas hasta provocarse una sobredosis mortal.

Mientras los guardias de seguridad narraban que los presos habían inundado los pasillos y roto los cables para que cuando pasaran, quedarán ahí electrocutados, aunque por fortuna, al improviso la corriente ya había saltado…

Afuera, las cifras de infectados y muertos por el coronavirus crecían.

Hasta ese momento no se reportaban detenidos enfermos por coronavirus, pero las noticias que venían de afuera, eran cada vez más angustiantes.

Para el 24 de marzo, en un sólo día, se registraron 16 casos de positivos al coronavirus entre los detenidos y el miedo comenzó a crecer.

Pocos días después los contagios se multiplicaron y antes de que acabara marzo, ya se registraban 40 infectados entre los detenidos y el personal de custodia.

De norte a sur, las revueltas en las diferentes prisiones continuaron hasta alcanzar 20 de las ciudades más importantes: Roma, Milán, Palermo, Nápoles, Foggia, Módena, Brindisi, Bari, Terni… por decir algunas.

La enfermedad causada por el Covid-19 había, de nuevo, puesto en evidencia el gran problema de sobrepoblación en las cárceles italianas donde viven 57 mil 590 presos en celdas donde los lugares son sólo para 48 mil, es decir, 10 mil lugares menos.

Daniela de Robert, garante de los derechos de las personas detenidas, señaló en entrevista que “Atrás de estas revueltas está el problema de la sobrepoblación, la necesidad de descontar las penas de manera alternativa. Peticiones legítimas de las que no se les ha dado respuesta hasta ahora”.

Para finales de marzo, en Italia se seguían sumando los números negativos y las cárceles ponían los suyos: Los resultados eran 13 muertos entre detenidos y custodios, y 35 millones de euros en daños.

Después de las revueltas, las autoridades reaccionaron. A las afueras de las prisiones colocaron tiendas de control sanitario, las llamadas Pre Triage, para verificar casos sospechosos de contagio entre los detenidos y el personal carcelario.

El 11 de marzo, el Ministro de la Justicia, Alfonso Bonafede, compareció ante el Parlamento para explicar los hechos:

“En la ilegalidad y en la protesta se debe de hablar sólamente de actos ilegales… Es evidente que tantos detenidos se hayan preocupado ya con la sobrepoblación con el impacto del coronavirus”.

Ese mismo día el Ministro anunció otras medidas preventivas: la liberación de presos para quienes les faltara un año de pena y poder llevar a cabo el arresto domiciliario. Para quienes les faltaba un año y medio, podrían salir solo si tienen que llevar un brazalete electrónico..

Edmondo Bruto Liberati, ex magistrado de la Procuraduría General de Milán, reflexiona sobre este problema.

“En el 800 cuando se construyeron las grandes cárceles en Italia como Regina Coeli en Roma, o San Vittore en Milán, para separar a todo aquel que violaba la ley, era muy distinto a como es ahora”.

“Las cárceles”, dice el ex magistrado, estaban fuera de las ciudades, pero ahora han quedado al centro, ya no se trata más de otro mundo. Están entre nosotros y ahora están llenas de todo tipo de personas, entre los que se encuentran toxicodependientes provenientes de familias que han vivido el drama de no haber podido ayudar a sus hijos a salir de esa espiral, o personas por delitos económicos y de corrupción, provenientes de buenos ambientes”.

Para el ex magistrado una solución que debe dar el Estado actualmente frente a la crisis sanitaria del coronavirus es comenzar a dar salida a todos los que siguen dentro por penas menores para contrastar la sobrepoblación.

Sin embargo, con el país en emergencia, las cosas para los detenidos eran más lentas.

El pasado 2 de abril, Italia registró su primer muerto dentro del Instituto Boloñés de la Dozza por coronavirus. Un detenido de 76 años de edad acusado por delitos de mafia que había sido trasferido a terapia intensiva después de que sus condiciones fisicas fueron rápidamente empeorando.

“Antes o después tenía que ocurrir”, señaló Gennarino de Fazio, del sindicato de la policía penitenciaria, quien también dijo que el detenido sufría de otras patologías.

Estos hechos ocurrieron pocos días después de que los sindicatos denunciaron que en la cárcel de Parma ya había una entera sección en cuarentena, donde además, cinco agentes habían resultado positivos al virus.

Hasta el 9 de abril se contaban en total 37 presos contagiados de coronavirus, al igual que 158 agentes.

En más de un mes de emergencia sanitaria, y gracias al decreto Cura Italia, hoy en las cárceles italianas ya se han liberado a más de 4 mil detenidos.

De acuerdo con datos del Departamento de Administración Penitenciaria, el número de presos hoy en libertad condicional alcanza los 4 mil 93 que se vieron beneficiados ante la posibilidad de un contagio en las cárceles italianas.

Entre las primeras liberaciones hubieron 4 mujeres beneficiadas que vivían con sus hijos. Antes de la pandemia, en las cárceles italianas vivían 55 niños menores de tres años que han nacido dentro.

MAFIOSOS

De los 376 mafiosos que salieron de prisión por la emergencia, los que están descontando condenas definitivas y fueron transferidos en detención domiciliaria o entregados a los servicios sociales, son menos de la mitad, es decir, 180.

Los otros 196 salieron con arresto domiciliario, entre ellos Cataldo Franco, un viejo boss de Cosa Nostra de 85 años, quien descuenta una pena a vida por haber sido el encargado de disolver en ácido al niño Giuseppe Di Matteo en 1994, cerca de Palermo por orden de los Corleonesi.

El descontaba su pena en la cárcel Ópera de Milán pero lo dejaron salir el pasado 28 de abril por ser un detenido de alto riesgo.

El es uno de los cinco detenidos bajo el régimen 41 bis, es decir, con el régimen más duro en prisión. Los otros son el camorrista Pasquale Zagaría, los mafiosos Franceso Bonura y Antonio Sudato,  y el ‘ndranghetista Vincenzo Iannazo.

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