Comunitarios de Guerrero restringen accesos ante la pandemia
Con el temor de que el COVID-19 se extienda dentro de su territorio, la comunidad ñuu savi de Cuanacaxtitlán impuso obligaciones para visitantes y comerciantes que lleguen al pueblo. La policía comunitaria se encargará de que las medidas se cumplan
Texto y foto: Kau Sirenio de Pie de Página
El día que el gobierno federal anunció la puesta en marcha de la Fase 2 de la contingencia de de COVID-19, la comunidad ñuu savi de Cuanacaxtitlán acordó en una asamblea comunitaria restringir accesos como medidas de salubridad para contener la pandemia.
Los asambleístas acordaron que visitantes y estudiantes de la comunidad provenientes de Chilpancingo, Acapulco, Guadalajara, Puebla y Ciudad de México deben de acudir a centro de salud para que chequeo médico y se ordene su aislamiento.
Cuanacaxtitlán tiene 3 mil 700 habitantes que en su mayoría se dedican a la agricultura y en pequeña escala a la ganadería. Pero vive principalmente de las remesas de más de 3 mil paisanos que emigraron tanto a otras entidades de México como a Estados Unidos.
Una parte trabaja en Sinaloa, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Nuevo León, Sonora, Baja California, Baja California Sur, Estado de México y Ciudad de México. Otros, en el país vecino, desde 1998.
El comisario municipal de Cuanacaxtitlán, Jose Luis Bautista Nava, asegura que las medidas preventivas buscan evitar las experiencias de epidemias en años anteriores, que fueron fatales.
“A los visitantes o ciudadanos que vengan de otra ciudad, estado de la república a la localidad, tienen que pasar al centro de salud de ocho de la mañana a dos de la tarde, para recabar sus datos. Con el fin de saber qué cuadro de salud presentan: gripe, tos, fiebre o diarrea. Es muy importante la información que vamos a recabar porque nos va a ayudar a aislar a los adultos mayores, si así fuese el caso”, señala el representante comunitario.
Los proveedores de la cervecera Grupo Modelo; así como las refresqueras Coca Cola y Pepsi Cola sólo podrán ingresar al pueblo un día a la semana, los miércoles.
Lo mismo para comerciantes de abarrotes y muebles, siempre y cuando lleguen con el protocolo de salubridad impuesto por la Secretaría de Salud federal.
“Les pedimos a los transportistas que tomen las medidas de prevención. Asimismo informar a los ciudadanos que vengan de otra ciudad o estado reportarse al centro de salud. Más si presentan síntomas del coronavirus. La prevención -agrega- es responsabilidad de todos”.
Los filtros de sanidad se instalarán a partir del próximo miércoles 1 de abril en las principales vías de comunicación de Cuanacaxtitlán, en los dos accesos que comunican con los centros comerciales de la región. Al oriente, en la salida a Azoyú, y al poniente a San Luis Acatlán.
“La policía comunitaria se encargará de que se cumplan las medidas de salubridad. Para evitar cualquier problema que se nos avecina” dijo el también concejero de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitaria (CRAC).
A través de redes sociales,como Facebook y WhatsApp, los lugareños exhortaron a sus paisanos que se encuentran en otras ciudades donde hay casos confirmados a que no vayan a la comunidad.
“Hagamos conciencia y preventiva para que se abstengan de viajar al pueblo durante la contingencia”.
El histórico azote de pandemias
María Pioquinto dice que es la primera vez que saben de una epidemia o (pandemia) en su comunidad gracias a los medios de comunicación. Pero que están en la condición de tomar medidas de salubridad.
Asegura que años atrás nadie sabía de qué se moría la gente. Recuerda que en 1976 murieron alrededor de 50 niños por una epidemia de sarampión.
“Por si fuera poco, un año después pasó la tos ferina a rematar a los pocos sobrevivientes que quedaban”, lamenta.
La mujer de 70 años habla de otro ataque epidemiológico en “Cuana” como lo conocen los lugareños: “En 1988, murieron muchas personas en el pueblo, eso fue por el cólera que atacó a señores de edad. Recuerdo esa vez que el centro de salud no daba abasto, porque eran muchos los enfermos. Diario había campanada de luto”.
Por si fuera poco, esta comunidad ñuu savi sobrevivió a las plagas: de langostino en 1930; la de nigua (que afecta principalmente la piel de los pies) en 1940; y la de piojillo blanco en 1960.
“En ese entonces –agrega María Pioquinto–, no había forma de contener las enfermedades o las plagas; al sarampión lo atacaban con mezcal y aceite de oliva, a la tosferina con sangre de iguana; pero a las plagas como la de nigua y piojillo sólo con el agua caliente y cal. Hasta que en 1978 tuvimos el centro de salud. Sólo así pudimos acabar con estos males”.
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