Buscando humanidad entre la muerte: V Brigada Nacional de Búsqueda
#AlianzadeMedios | Por Aranzazú Ayala Martínez de Lado B
“Ya que se me dio la oportunidad de estar en la brigada dije, pues hay que ir. No siempre vamos a buscar a nuestros familiares detrás del escritorio, en la Fiscalía; realmente ni encontramos nada”, dice Victoria Rosales, mamá de Nadia Guadalupe Morales Rosales, desaparecida en Puebla en 2017.
Sentada a la mesa después de cenar, acompañada de cien personas más, el lunes 10 de febrero, Vicky había ido por primera vez a una búsqueda de restos humanos en campo, en el marco de la V Brigada Nacional de Búsqueda en Papantla, Veracruz.
Esta es la primera vez que un colectivo poblano “Voz de los desaparecidos en Puebla”, se suma a la brigada de búsqueda. Vicky, junto con Leticia de la Rosa, quien buscó a su padre desaparecido durante años, fueron en representación de más de 40 familias de Puebla. Para la V Brigada hay gente de más de 65 colectivos de 22 estados de la República.
“Yo siento que le vamos a llevar enseñanza al colectivo, que nos va a servir”, dice Vicky. Ella busca a su hija desde el 27 de octubre de 2017 y se sumó a “Voz de los desaparecidos en Puebla” tiempo después de su fundación, el 30 de agosto de 2018. Ahora ella y Lety, en la Sierra Norte de Puebla, están en la Brigada a nombre de todos los familiares que no pudieron ir.
El tercer día de actividades de la Brigada, el martes 11 de febrero, el equipo hizo otra búsqueda en campo. Ahora por información del hallazgo del cuerpo de una mujer en una localidad en la zona limítrofe entre Puebla y Veracruz. El predio estaba a pocos kilómetros de Villa Lázaro Cárdenas, Puebla, en una región donde los dos estados se confunden.
Un trayecto de menos de diez minutos en coche separaba la localidad veracruzana donde fue la búsqueda en campo del estado de Puebla. Una de las familiares que participó en la labor de ese día dijo que “esa zona era de las más peligrosas del estado”: ahí cerca encontraron hace no mucho a su hermano, desaparecido en Poza Rica.
Aunque la búsqueda fue intensa, la Brigada no halló nada ese día. Un día antes sí encontraron restos humanos en un predio cercano al visitado el martes, del otro lado de los mismos montes que apenas separan a Puebla de Veracruz. Después de encontrar positivos –restos humanos–, la Brigada sigue el protocolo de documentación y entrega, acompañado por autoridades federales encargadas del manejo de resto, entre ministeriales, forenses, peritos y la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).
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Las familias buscan
Del 7 al 22 de febrero cerca de 250 personas recorrerán penales, iglesias, escuelas, ayuntamientos, plazas públicas, montes, senderos y terrenos para buscar a sus desaparecidos. Aunque las actividades se concentran en Papantla, la Brigada se mueve a municipios aledaños y comunidades cercanas para hacer búsquedas en vida y en campo, y actividades de sensibilización.
“Aquí no venimos sólo a buscar a nuestros desaparecidos, sino a las personas que se han perdido en vida, que han perdido su humanidad”. Esa frase la repite constantemente María Herrera desde el inicio de la V Brigada Nacional de Búsqueda en Papantla, Veracruz. La señora María es líder del colectivo “María Herrera”, de Poza Rica, Veracruz, que impulsó el inicio de las brigadas de búsqueda de personas desaparecidas a nivel nacional. El recuperar la humanidad y la empatía es esencial para que la Brigada pueda obtener información y pistas de dónde buscar. Sin eso, no podrían empezar a caminar entre montes y predios.
María Herrera, originaria de Michoacán, tiene cuatro hijos desaparecidos. Ella y dos de sus hijos, Miguel y Juan Carlos, se han vuelto un referente en la búsqueda de personas en México. Desde hace cinco años iniciaron la brigada nacional junto con otras familias, haciendo la primera en Amatlán, Veracruz. Cada año el lugar donde se hace la brigada cambia, dependiendo de la organización de los colectivos.
La Brigada trabaja sobre varios ejes, el trabajo inicial de las familias y sus acompañantes es visitar escuelas, iglesias y plazas públicas, compartiendo sus testimonios y pidiendo la empatía y apoyo de la ciudadanía para obtener información que les permita saber dónde están sus seres queridos, y conseguir pistas de dónde buscar.
A partir de ahí se hace la búsqueda en campo en áreas específicas, elegidas después de recibir información de la gente local de un posible positivo, ya sea en superficie, enterrado o en algún cuerpo de agua.
Finalmente está la búsqueda en vida, que consiste en visitar lugares como cárceles, anexos y psiquiátricos, con las fotos de las personas que buscan para ver si algún familiar está vivo en esos lugares, sin poder comunicarse, o en un lugar diferente al de residencia.
Después de años son las familias quienes se han vuelto expertas en buscar y quienes han ido afinando cada año metodologías para ello.
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Con la iniciativa de organizaciones como Red de Enlaces Nacionales, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (PRODH), Reverdece y Marabunta, las familias crean cada año la Brigada para sumar esfuerzos.
Una de las mamás que ha estado desde el principio es Tranquilina Hernández, cuya hija, Mireya Montiel Hernández, desapareció en septiembre de 2014 en Morelos. En entrevista para LADO B, Lina, como la conocen, dijo que empezó yendo a un taller de identificación forense en el Centro PRODH, en la Ciudad de México, pero que no pensaba ir a la primer Brigada. Al final de los dos días de la capacitación, Juan Carlos, hijo de María Herrera, la convenció para ir, y terminó quedándose dos semanas en Amatlán, Veracruz.
Desde entonces ha estado en todas las brigadas y en otras búsquedas locales dentro de varios estados. Lina dice que es importante buscar a otras personas: ella sabe que no va a encontrar a Mireya en la zona norte de Veracruz, donde está ahora la Quinta Brigada, pero sabe que puede encontrar al hijo o hija de alguien más.
Encontrar es lo que mueve a todas las familias. No les interesa, dicen, buscar culpables. Solo quieren saber dónde están sus hijos, sus hermanos, sus padres. El grito de la brigada en cada evento, en cada marcha y cada manifestación recuerda la finalidad de las brigadas: “¿Por qué los buscamos? ¡Porque los amamos!”.
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