Salir a encontrar la vida
Fotocrónica del Colectivo Tragameluz del tercer día de la Caravana Migrante 2018 en México, elaborada de manera colaborativa por Marie-Pia Rieublanc e Isaac Guzmán.
Sorprende la energía y aplomo del #ÉxodoCentroamericano. Las y los periodistas que acompañamos su caminar les seguimos el paso con cierta dificultad. Caminando al lado de ellas y ellos, podemos atestiguar y sentir el rayo del sol sobre nuestras cabezas, en una larga fila que avanza sin respiro.
Niñas y niños caminan de la mano de sus padres, a ratos van en brazos y a ratos las familias se detienen unos minutos a la sombra del camino para permitir que descansen y se recuperen. Desde luego cuando lo hacen, son inmediatamente rodeados por periodistas que, en el mejor de los casos, buscan darle un rostro humano a la multitud.
A pesar del recibimiento —con vallas, gases lacrimógenos y golpes— que este fin de semana les dió gobierno de Chiapas en el puente federal Suchiate 2, entre las voces emocionadas que corean “¡Viva México!“ y “¡Gracias México!” se puede distinguir también la voz de las y los coordinadores de la Caravana que recuerdan siempre caminar al lado de la línea amarilla de la carretera: “No queremos obstruir el paso de los carros, queremos avanzar respetando las leyes de México”.
De vez en vez, el helicóptero de la Policía Federal sobrevuela nuestras cabezas. Algunos levantan la mirada, otros le ignoran; ha acompañado el camino de la Caravana desde el inicio. Un niño le observa sin bajar la cabeza, levanta los puños y desde la tierra le da pelea al pájaro de metal. Después de un rato detiene la confrontación y sigue caminando a la par de miles de pies que avanzan y avanzan.
Desde que la Caravana ingresó a México, cientos de mexicanos han salido a su encuentro. Les saludan, les aplauden, vitorean. Pero no se detienen ahí, decenas de personas que viven en las comunidades y ejidos cercanos a la carretera que recorre la costa chiapaneca han salido a su encuentro. Les ofrecen agua y alimentos. Algunos han salido a recibirles con música y baile.
En diferentes partes del camino, decenas de vehículos se detienen para ofrecer un raite a las y los caminantes. Si no fuera por los rostros de cansancio, parecería una desfile. Carros particulares, camionetas y camiones se llenan de colores, gritos y aplausos, mientras avanzan entre el río diverso de gorras, sombreros, cobijas y miradas llenas de esperanza.
A su llegada a Tapachula la caravana va instalándose en el mero centro. En el piso se extienden las chamarras, cobijas y playeras para recibir a las niñas, niños y adolescentes que buscan descanso y refugio en los brazos de su madres y padres quienes, en una decisión de vida o muerte, han accedido a traerlos consigo, aprovechando el cobijo de la #CaravanaMigrante y la seguridad que la misma les brinda.
Este lunes, antes de que salga el sol, las cobijas y chamarras que cubren el centro de Tapachula habrán desaparecido. La larga línea de caminantes serpenteará de nuevo por la carretera costera en un avance lento pero seguro hacia adelante, siempre adelante. La Policía Federal se mantendrá de silencioso testigo. Decenas de periodistas seguirán el camino hasta donde el cuerpo aguante.
Sorprende la energía y aplomo del #ÉxodoCentroamericano. Sorprende también la empatía y solidaridad con que los chiapanecos reciben, acogen y animan a las más de 5 mil personas que decidieron salir a encontrar la vida, la tranquilidad y la alegría, lejos de su terruño.
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