Historia de alegría y desencanto de una trabajadora sexual.

“Soy chica trans y seguiré peleando por mis derechos”

Foto: Carlos Rodríguez

Foto: Carlos Rodríguez

En Tuxtla Gutiérrez existe un sector de la población, que vive una parte de su día en las penumbras, entre calles mal construidas del primer cuadro de la ciudad y tacones de 18 centímetros; dan un grado de complejidad. Travestis, transexuales, mujeres e incluso hombres, se dan cita en las calles del centro para ejercer un oficio con mitos y discriminación como es: trabajo sexual.

Una de las historias que darían ejemplo de ello sería “Fanny”, quien decidió hacer transformaciones en su cuerpo, para lucir bella como alguna vez soñó ser. Decisión que no fue tomada por igual en su círculo social, quien la llevó a problemas sociales, económicos e incluso familiares.

Me gane el respeto a golpes

Nacido bajo el nombre de Alexis Arguello Romero, primer hijo varón de un total de cinco hermanos. en la Colonia Hidalgo del municipio de Villa Comaltitlán, Chiapas, Familia formada patriarcalmente por su padre Addiel Arguello, quien fue un hombre que seguía estereotipos antiguos de las tareas que debía realizar un hombre y mujer.

—   ¿Cómo fue tu infancia?

— Desde la infancia venimos sufriendo un estigma y discriminación, porque mi preferencia era jugar con las niñas. Siempre he sido de las personas que me hacen algo y no me dejo, les pegaba a las compañeritas por lo que me decían o me gritaban: “Puto” o “Mampo”, me enojaba y las golpeaba. Siendo un niño, te encuentras en un proceso de aceptación, tu mente todavía no consolida lo que eres y no sabía qué hacer, me ponía a llorar al pensar, que, si mi padre lo sabría, me iba a matar.

En primaria, el problema era que los niños y niñas me gritaban cosas, pero yo ya traía ese coraje, me querían humillar o reírse de mí, ya estaba a la defensiva, agarraba una escoba y les pegaba, los maestros al darse cuenta me dejaban sin recreo y a mí no me importaba el castigo. Inclusive después de salir de clases los iba a buscar para que me dejaran de molestar; me iba ganando el respeto a golpes.

—   ¿Cómo fue la relación con tu padre?

— Mi papá se daba cuenta de que mi tendencia, decía: tú tienes que hacer esto porque eres hombre, no tienes que estar en la cocina, hijo de tu puta madre, eres un pendejo, porque tú no tienes que hacerlo, eso es para las mujeres, tú eres hombre tienes que agarrar un machete. Me golpeaba; no porque no me quisiera, lo hacía pensando que así iba a cambiar mi forma de ser. Él preguntaba: ¿qué no te gustan las mujeres? Y yo me quedaba callado, sin saber que responder, me ponía a llorar.

Mi papá fue comisariado del pueblo, se enojaba porque no quería que la gente o la familia mencionara que su hijo era “puto” o “mampo”, por eso decide ponerme trabajos pesados para que cambiara mi forma de ser: me mandaba al rancho, a limpiar monte bejucos. Cuando llegaba a mi casa le decía a mi mamá que ya no quería seguirlo haciendo, ella respondía: tienes que hacerlo porque tienes que aprender tú eres el mayor de los hombres.

Mientras sea escuela, donde sea

Foto: Carlos Rodríguez

Foto: Carlos Rodríguez

Por infortunio del destino su padre, don Addiel Arguello, quien era el único que cubría el sustento económico de la familia, muere debido a una neumonía pulmonar a unos meses de terminar su secundaria, causando conmoción debido a que no sabían cómo llevar el sustento a 5 personas, fue en ese momento, en que tuvo que tomarse en serio el futuro familiar y junto con su madre poder seguir adelante.

—   ¿Cómo reaccionas a la muerte de tu padre?

— Él quería que yo estudiara, cada vez que estaba tomado, me abrazaba y expresaba: tú vas a ser el único que vas a poner el ejemplo en esta casa, porque eres el mayor y como tal, sé que no te gusta el monte, pero quiero que me prometas que vas a terminar una carrera. Me lastimaba en juicio y a la vez, sentía aquel dolor que me causaba.

—   ¿Económicamente como afrontas el deceso de tu padre?

— Tenía 15 años, mi mamá era una mujer sometida por mi padre, como una típica mujer de campo, se le viene el mundo encima porque era una persona que no sabía nada. La decisión que toma mi madre es decirme: eres el mayor de los hombres, tienes que hacerte cargo de todo, y le comentaba que a mí no me gustaba estar en el campo, pero la situación económica no era favorable. Se nos hizo muy difícil, nuestra vida cambio. Económicamente mi papá nos daba todo.

A pesar de lo económicamente incierto que era la vida de la familia Arguello, la madre de “Fanny” decidió no interrumpir su estudio, que hasta ese momento ingresaba al nivel medio superior. Su posterior ingreso a la universidad en un municipio lejano y alejado de casa, como fue Tuxtla Gutiérrez, aunado a la vida pesada que viviría con su tía: quien por cuestiones económicas se quedaría a vivir con ella, la llevaría a cambiar radicalmente de pensamiento y a fortalecer su decisión de cómo vivir, por el resto de su vida.

—   ¿Cómo fue tu primer día de clases?

—Tenía la intensión de estudiar Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Chiapas, pero en ese momento ya había pasado la convocatoria para el ingreso, fue ahí cuando mi madre toma la decisión de meterme al Instituto de Estudios Superiores de Chiapas, una escuela privada. Cuando llego a la escuela veo que es muy grande. Me presentaron ante mi grupo, se quedaban viendo por la ropa que llevaba, por mis botines de campo que tenia, al salir de clases me fui a unas mesas, se me acercaron dos amigas, Janet Astrid Aguilar y Maira Solís, me dieron la bienvenida y las primeras palabras que surgen de su boca fue ¿tú eres mujer o hombre? Me saqué de onda, no supe que contestarles. Al reflexionar de la pregunta que me hizo pensé ¿me verán cara de mujer?

—   ¿Vivías a gusto con tu tía?

— Me trataba bien, pero en el momento en que tenía que lavar mi ropa, no me dejaba, decía que el recibo del agua venía muy caro y me mandaba a lavar. Escondía el shampoo o el jabón, porque les daba asco. No podía comer con ellos en la mesa, no me dejaba planchar, el punto fue, que yo llevé una vida muy pesada con mi tía. Desde que mi papá muere, el trato cambió. No aguanto más el trato, para mi fortuna llega mi tío Víctor de los Estados Unidos y decido irme con él a rentar en otra parte.

No son mujeres, son “mampos”

“Fanny” desde pequeña aprendió que las vidas se pueden regir de dos maneras: trabajo o estudio, siendo una promesa para su padre el llegar a concluir su carrera fue uno de los grandes pasos que pudo dar, además de descubrir lo que era una persona “transexual” y lo hermosa que podría ser, fue lo que complemento su vida y exponer a todos lo que en verdad es.

—   ¿Cuál fue tu primer acercamiento hacia la transexualidad?

— Al pasar un año de aguantar los tratos de mi tía, decido salirme de la casa junto con mi tío Víctor, casualmente en la vecindad donde vivía yo conozco a “Valeria”, “Salma” y “Tania” tres chicos transexuales. Veía que salían en la noche y me quedaba anonadada por su belleza, maquillaje, el cuerpo. En mi ingenuidad le pregunto a mi tío: ¿Qué guapas son esas muchachas?, responde: no son mujeres, son “mampos”. me quedé tan sorprendido en ese momento. A esa edad no tenía una aceptación concreta de mí, por el que dirán y lo que llegara a pensar mi madre. Debido a que nos llegan a robar en nuestros departamentos donde vivíamos, nos vamos a vivir a la Colonia Los Manguitos, junto con las chamacas (transexuales) y es ahí donde empiezo a conocerlas mejor.

En las noches veía como se transformaban, además de conocer un poco más de sus vidas, como “Valeria”; que había estudiado una Lic. En Contabilidad, con excelentes calificaciones y solo esperaba la entrega de su título. En una ocasión, me explicó que se paraban en una esquina, a ejercer el trabajo sexual. Al poco tiempo mi madre, me dice, que ya no podría sostener mis estudios, debido a la severa crisis económica que tenía. Justo en esos meses mis amigas travestis me invitaban a maquillarme, a ponerme rímel, cabellos artificiales, pero aún no me animaba por el mismo temor social.

—   ¿Cuál fue tu primer acercamiento a el trabajo sexual?

— Nunca había tenido relaciones sexuales plenas como homosexual, me fui a vivir hacia el centro, para mi sorpresa había muchos más chicos travestis. En una ocasión, me prestaron ropa de una vecina, me maquillaron y al ponerme un espejo enfrente de mí: me veo bellísima, siento que había otra persona en mí. Así me invitaron a salir a la calle, una de ellas me dice: vete con él, te va a dar dinero, el conductor me dice: ¿A qué hotel nos vamos? No sabía a lo que iba y me puse a llorar, me confiesa: Es que yo, ya le di 500 pesos a la muchacha por tus servicios. Para mí fortuna, él se portó muy amable, solo platicamos mencionándose, que el dinero dado a la muchacha, me lo diera a mí. Me dieron 300 pesos, los cuales me resultaron una fortuna. A la próxima semana, le comenté a mi amiga, que me volvieran a maquillar para volver a salir y así comencé.

Nadie sabía que el gerente se vestía de mujer

Foto: Carlos Rodríguez

Foto: Carlos Rodríguez

Al terminó de mi carrera en 2006 como Lic. En Administración de Empresas, la mamá de “Fanny” llega a Tuxtla, para organizar una pequeña fiesta, para ese, ya era un persona totalmente independiente y sobre todo satisfecho por cumplir la promesa que le había hecho a su padre. Al poco tiempo de haber salido de la carrera, recibe una propuesta de trabajo de parte su amigo Salvador “Valeria” que había llegado a la gerencia de una empresa de gas en Salina Cruz, Oaxaca. Fue su vida laboral y personal terminaría por definir lo que hoy, finalmente es.

—   ¿Cómo fue primer trabajo profesional?

— Me quede en una pequeña sucursal en Pochutla, Oaxaca. La empresa estaba en decadencia, los empleados hacían lo que ellos querían, entonces pasaron casi siete años donde caminamos de mejor manera. Curiosamente, a la par, empecé a conocer a los chicos gays de ahí. Nadie sabía que el gerente se vestía de mujer, me iba a una zona donde había mucho tránsito, ahí, lo hacía tanto por el dinero como por el placer.

—   ¿Cómo fue tu experiencia travesti en Oaxaca?

— Empecé a enrolarme con las chicas “trans” y gays de la costa de Oaxaca. Conozco la tradición de “Las velas muxes”, en Juchitán, iba cada año: según la tradición, aceptan al muxe o homosexual, como un integrante clave en la familia porque es él que mantiene a la familia. Veía a unas chicas “trans” que bajaban de la Ciudad de México, sumamente bonitas. Las mujeres autóctonas, con operaciones de bubis y caderas diminutas, aquel rostro tan precioso. Comencé a tener una amistad solida con algunas: una de ellas era Jessica Ninel, que fue la que me invitó a mi primera intervención quirúrgica.

—   Tú primer cirugía ¿cómo fue?

— Empiezo con la cosquilla de operarme la nariz, entonces vuelo un viernes desde Puerto Escondido a la Ciudad de México, con el pretexto de que mi mamá se encontraba enferma; y si lo estaba. Fi a una consulta y directo me dijo: ¿Ya estás lista para que te opere? Te cobro 20 mil pesos y te opero la nariz, pongo bolsas de bichat y una liposucción de papada. No lo pensé dos veces y me aventure a hacerlo y le pague el dinero en efectivo. Entré a quirófano y me dieron una pastilla sublengual que funcionaba como anestesia local, ni análisis me hicieron, me empezó a inyectar, estaba consiente de todo lo que hacía el doctor. En el último instante fue la intervención de la nariz, pero me dijeron que no respirará por ahí, sino que tenía que hacerlo por la boca: entonces la sangre circulaba, sentía temor porque tenía que estar tragándome sangre en el mismo instante que respiraba, era muy doloroso. Salgo como a las 7 de la noche toda madreada pasó ese día y de manera precipitada me regreso el domingo a Puerto Escondido para que el día lunes me presentara a trabajar, todos se sorprendieron porque estaba vendada e hicieron muchos rumores como el que me habían pegado.

—   ¿Te afectó laboralmente?

— En ese instante, tenía que un mes de haber cambiado de jefe, llegó a hablar conmigo; todavía tenía moretones, me cuestiona al decirme: ¿Por qué te lo hiciste? Eres hombre, te das cuenta de lo que estás haciendo ¿piensas hacerte más modificaciones? Él sabía que era gay. Una estrategia para ellos, fue realizar una auditoria; sabia positivamente que todo estaba en regla, con normalidad. Al no encontrar nada irregular, me pidieron la cartera de clientes, pasaron a visitar a compradores que tenía, para saber el trato que les brindaba; no hubo ningún cliente que se hubiera quejado, pero existía una señora, que era un poco conflictiva y ella fue la gota que derramo el vaso para que me despidieran el 20 de Julio del 2012.

Mi ropa de hombre “a la chingada”

Foto: Carlos Rodrígue

Foto: Carlos Rodrígue

Después de ser despedida por la empresa “Vendo Gas del Pacifico S.A de C.V” y solo otorgarle una indemnización de 4 mil pesos por los 7 años trabajando ahí, “Fanny” comienza a sufrir una discriminación laboralmente, debido a la operación que tenía en su rostro, al punto de atender un restaurant, vender comida y salir a las calles para poder salvar deudas, enviar dinero a su familia y considerar una segunda intervención quirúrgica. Es 2013 cuando regresa nuevamente a la capital chiapaneca sin ningún peso.

—   ¿Cómo fue tu regreso a Tuxtla?

— Le hable a una amiga llamada “Benji” para pedirle asilo y confesarle que regresaría a las calles porque me estaba muriendo de desesperación al no tener dinero. El primer día descansé, pero en el segundo, bajé al centro, a la una de la mañana y encuentro a muchas chicas; cosa que no existía antes cuando en el 2005 éramos como 10. Algunas se me vinieron encima por no conocerme, me vieron algunas viejas amigas, cuando le comentan que fui una de las primeras que estuvimos trabajando en las calles. Me empezó a ir bien, al pasar de los meses, ganaba muy buen dinero y mi ambición por verme bella, me hizo juntar 25 mil pesos para ponerme los implantes de pechos.

—   ¿Por qué volverte a operar?

— Por vanidad, me operé en Monterrey, Nuevo León, el 9 de mayo del 2014 y al terminar y verme con los implantes, mi vida cambió, nadie sabía, fue una decisión que yo tomé, pese a las consecuencias de la aceptación de mi familia. Económicamente me quede igualmente, sin un peso, me quede en la ciudad 20 días, comencé a trabajar en las calles para poder regresarme a Tuxtla. Fue una cirugía muy complicada, por la decisión de tal vez perder a mi familia, a mis amigos, ya no era un niño, oficialmente ya era una mujer transexual.

—   ¿Cómo se enteraron tus familiares?

— Yo empiezo a vivir mi vida como transexual, como una mujer: pum, mi ropa de hombre la mande a la chingada yo ya no la quiero. Entonces le digo a mi amiga “Valeria”, que me acompañara un 24 de diciembre a mi casa, pero antes, le había hablado por teléfono a mi mamá. Se me hizo muy difícil dar ese paso, llegar a mi casa para decirle: mami, soy yo, Fanny, me deja de ver un año y de repente verme con blusa, aretes, cabello más largo. Me reprocho por haberlo hecho, entonces acordamos, con alguna resistencia, llegar a la Colonia, porque me valía madres como me vea la gente. Llegamos, entró y veo a mi mamá llorar, de una manera distinta. Mi mamá se decepciono como persona, ella sabía que yo era el ejemplo de la familia al haber terminado con una carrera. Pensó que con la operación había terminado con mi vida.

“Yo estoy viviendo, como quiero vivir, me siento feliz, no voy a vivir como la gente quiera que viva, porque la gente no vive la vida de los demás, cada uno elige su camino, soy una mujer transexual y así quiero ser toda la vida” fue la frase que, para ella, sintetiza su modo de vivir y de ser.

Actualmente Alexis “Fanny” Arguello, es la presidenta de Diana Sakayan A.S, que es una asociación con 74 personas: entre transexuales y travestis, que ha tratado de defender los derechos a la par de hacerlos respetar. Respaldada por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y al mismo tiempo trabajando con el Gobierno Municipal para poder dar nuevas oportunidades de un empleo.

Debido a nuestros prejuicios, damos por hecho, que las personas que se dedican al trabajo sexual son por gusto o el dinero, pero no vemos la realidad. La discriminación ha sido el peor mal que han podido tener las personas con preferencias e identidades sexuales distintas.

Según cifras de la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) en su informe en el 2010 sobre la diversidad sexual indica que:

Una de cada dos personas lesbianas, homosexuales o bisexuales considera que el principal problema que enfrenta es la discriminación, seguida de la falta de aceptación y las críticas y burlas.

Escucha la entrevista completa en:

https://soundcloud.com/andres-dominguez-449125242/entrevista-con-alexis-fanny-arguello

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