Cuando amar se confunde con violencia
Mely Arellano/ladoB
-¿Tu pareja te dicho puta, hija de la chingada, cabrón; tu novio o novia revisa tu celular, tu computadora, tu correo o te dice cómo vestirte, o que te ves muy gorda o vas muy escotada, o no quiero que salgas así o no quiero que salgas con tus amigos?, responder estas preguntas puede hacer que te des cuenta del abuso de poder que tiene el otro, tu pareja, sobre ti.
La voz del otro lado del teléfono es la de Ale del Castillo, periodista y coautora del libro Amar a Madrazos, quien recomienda:
-Cuando algo está mal, tu cuerpo te lo dice. Te sientes incómoda, sientes un golpe en el estómago, te sientes ahogada, frustrada. Es importante hacerte caso a ti, a tu cuerpo, eso es lo primero. Porque no hay un patrón del “madreador”. Es más, suelen ser los más encantadores, los que son el alma de las fiestas.
El tema ha sido puesto sobre la mesa a raíz del episodio ocurrido en el campus de la Universidad Ibero, donde el pasado jueves un joven hirió a su novia y luego intentó suicidarse, sin embargo nunca ha dejado de estar vigente, y lo sucedido la semana pasada nos obliga a voltear a ver un asunto que, como sociedad, deberíamos estar mirando todo el tiempo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (Envinov, 2007) el 15 por ciento de las y los jóvenes han experimentado al menos un incidente de violencia física en su relación. De ese 15 por ciento, el 61.4 por ciento es mujer; es decir que se ejerce mayor violencia física del hombre hacia la mujer.
-Sí, es más probable que un hombre ejerza violencia física sobre la mujer, pero la mujer ejerce violencia psicológica. La mujer nunca pone una mano encima pero también puede acabar con la autoestima del hombre –apunta Ale del Castillo.
Según la Envinov en cuanto a violencia psicológica lo mismo la ejercen hombres que mujeres. Este tipo de violencia es entendido como el abuso emocional, verbal, maltrato y menoscabo de la estima hacia una o varias personas. Los resultados indican que el 76 por ciento de los y las jóvenes son víctimas de la violencia psicológica.
Sobre la violencia sexual, entendida como el acto de tratar de forzar o forzar a alguien a tener relaciones sexuales, dos de tres personas que afirmaron haber sido violentadas son mujeres y la agresión ocurrió en su casa. El 16.5 por ciento de las jóvenes entrevistadas señaló haber sufrido un evento de violencia sexual por parte de su pareja.
-Una de las consecuencias de la violencia en el noviazgo es que la víctima se queda sola. Y cuando eso pasa no halla a quién pedirle ayuda. Porque desde antes hubo las amenazas de “no le hables a tus amigos” o “no me cae bien fulana, no te juntes con ella”. Y cuando llegan a recurrir a un amigo o amiga, si estos no tienen la información puede suceder que le digan “te pega porque te quiere”, o “es normal”.
La Envinov reporta que 62.5 por ciento de quienes han sufrido violencia física ha recurrido a alguna persona en busca de ayuda, principalmente los amigos (33 por ciento), otros familiares (9.2 por ciento) y la mamá (14 por ciento).
El círculo violento
-La violencia se da a partir del control del otro: “no quiero que salgas, quiero que seas mía”, y al no poder controlar al otro, la frustración se concentra y decanta en un acto violento. Y entonces se forma el círculo de violencia: se va generando tensión, hay un acto fuerte de violencia, luego viene la luna de miel de “perdóname, te juro que no quise hacerlo, yo te amo, te juro que no volverá a pasar, etc.”, el perdón y otra vez se vuelve a la violencia.
El riesgo es que ese círculo de la violencia puede durar años y quizás sólo se detendrá cuando la víctima sienta que está en riesgo su vida, pero para llegar a ello ya pasó por un periodo de violencia grave. En Amar a Madrazos, Ale del Castillo recoge historias que van del chavo que toleró un solo golpe, hasta la señora que padeció 25 años de tortura física y psicológica.
-Además, la violencia no discrimina. En las clases sociales altas se oculta por un asunto del “qué dirán”, y personas con cierto nivel académico lo ocultan por vergüenza: “yo soy una chava de licenciatura o maestría y permito que me peguen”. Pero la verdad es que no importan la edad, ni la clase social, ni el nivel académico, ni el género.
Y explica que hay otros tipos de violencia que no considera la Envinov: la violencia económica, que radica en controlar a través del dinero; y los micromachismos, o microabusos, microviolencias.
-Es cuando el novio tiene actitudes de excesiva caballerosidad: carga la mochila, abre la puerta del coche, paga todo, cede el paso, son pequeños actos de control con los que demuestra de muchas formas que la mujer le pertenece y que está bajo su control, entonces “como te pago todo, tienes que acostarte conmigo”, o “te traje a un buen lugar y en retribución tu deberías devolverme un favor sexual”.
Para Ale del Castillo antes de hablar de consecuencias de la violencia en el noviazgo habría que analizar las causas, y entre ellas señala la falta de educación sentimental que nos permita hacer un ejercicio crítico de conciencia para reconocer que cuando alguien te ama, no te hace daño.
Sin comentarios aún.