Cihuatlanqui: la casamentera en Cuacuila
René Esteban Trinidad/Radio Expresión
“Enséñale la cocina, porque ella todavía no sabe dónde se encuentran las cosas en la casa, y le dirás que es lo que tiene que hacer porque ella no sabe cómo hacerlo” Discurso ritual de la Cihuatlanqui recogido en Cuacuila Por Marie Nöelle Chamoux.
En Cuacuila, Puebla, todavía se acostumbra la petición de mano como ceremonia ritual. Anteriormente el oficio lo desempeñaba la cihuatlanqui o casamentera, generalmente era una anciana que sabía manejar el lenguaje sagrado. Chamoux en su libro sobre Cuacuila titulado “Nahuas de Huauchinango”, señala que la cihuatlanqui utilizaba un incensario y llevaba aguardiente a los padres de la novia, la petición se hacía en el tlecuilli, junto a las piedras llamadas en náhuatl tenamaztli. La petición se volvía a repetir varias veces antes de que el padre de la muchacha diera su consentimiento. El discurso ritual iniciaba: “Aquí estamos viniendo, está llegando su sombrero, su chamarra, viene percibiendo a su hija, a su hermosa hija”.Si la joven rechazaba la propuesta del compromiso, la cihuatlanqui interrogaba ¿por qué no quieres aceptar el compromiso?, ¿por qué no quieres hija mía? Por lo tanto, colocaba una silla de cabeza y cerraba la puerta para que nadie volviera a pedir la mano de la muchacha. Hubo casos que ante la insistencia de la cihuatlanqui los padres asentían el casamiento. También se platicaba que en dónde huele a incienso, es porqué están pidiendo a una muchacha. En la actualidad se ha desplazado el oficio de la cihuatlanqui, pues el papel lo ejerce la mamá del novio pero sin utilizar el lenguaje ritual.
Tetlahuantiya, Tepanhuiya
(Emborrachar y llevar el pan)
Antes cuando se hacía la ceremonia del compromiso se llevaban regalos tlapalolli a los padres de la muchacha. Por lo regular, los padres de la prometida otorgaban el permiso recibiendo cartones de cerveza, panela, algunas rejas de refresco y botellas de refino que les lleva el pretendiente. Aquí el novio y sus familiares generalmente los tíos y las tías de la vía paterna como la vía materna ayudaban al prometido para organizar y llevar el tlapalolli. También en esta ceremonia del compromiso se llevaba el pan o tepanhuiya; la cantidad a llevar era solicitada por la futura esposa, en ocasiones son más de quinientas piezas de pan de “bollo” un tipo de pan en forma de rombo con azúcar y de color rojo que se reparte entre los familiares de la futura mujer, también recibir el pan de “bollo” sigue siendo la invitación de la boda futura, pues la gente platica que “si recibes el pan de bollo estás obligado a cooperar en la boda”, si no recibes el pan de bollo y se lo das a los perros, a la novia le irá mal en su noviazgo.
A finales de los 60’s y principios de los 70’s para la ceremonia del compromiso según Marie Noëlle se “debía de invitar a la gente con 20 días de anticipación y repetir la invitación cuatro días antes de la ceremonia. Antes de la fiesta, el novio mandaba hacer pan de dulce para regalar a sus futuros suegros el día de la ceremonia del compromiso. Este pan se repartía a los invitados cuatro días después de la fiesta”. En la ceremonia del compromiso al son de violín y la guitarra “son del borracho” o llamado en náhuatl comotlahuancazon, se bailaban los regalos tlapalolli y las cajas de pan o pancuhcalli al mismo tiempo se intercambian collares de flores o xochicozcatl. Los familiares de la novia recibían el tlapalolli; generalmente no cooperaban con cerveza o aguardiente, sólo recibían ya que son los que tienen que emborracharse en este momento del ritual se le sigue llamando quintlahuantiya. Chamoux menciona que la cihuatlanqui, presidía el ritual, se dirigía hacia las piedras del fogón. Ahí, las dos familias intercambiaban collares de flores.
En la actualidad en Cuacuila la fiesta de petición de mano se sigue celebrando aunque ha sufrido algunos cambios, ya no se utiliza el discurso ritual enfrente del fogón, sólo se sahúma y se bendice a los novios con agua bendita. El fogón era el principal testigo de los acuerdos que se tomaban, entre el novio y la novia, por ejemplo: se mencionaba cuáles eran los días para visitar a la novia, y hasta qué horas eran permitidas las visitas, también se establecía la fecha de la boda, en frente del fogón se aconsejaba la novia y el novio. Me han contado que en Naupan, las piedras tenamaztli, son arrojadas a una barranca como parte de la ceremonia, esto para que la futura esposa permanezca en el hogar.
Hoy día es muy raro que la ceremonia de compromiso se lleve a cabo, existen muchos factores que han desplazado el ritual. Uno de los principales es la economía ya que en la ceremonia de compromiso los gastos pueden ascender hasta 50 mil pesos. Otro de los factores es el cambio religioso. Cabe señalar que en Cuacuila la mayoría de los habitantes son católicos, aunque existen otras alternativas religiosas, entre los que encontramos a Los Bautistas, La Luz del mundo, Pentecostales, Testigos de Jehová, Iglesia Católica Apostólica Romana Tradicional (conocidos localmente como “Puruaranes” porque la sede se encuentra en Puruarán, Michoacán).
Actualmente también algunos jóvenes que emigran a Estados Unidos les dicen a sus padres que les “pidan” a una muchacha para que cuando regresen de allá, se casen. El vínculo y arraigo con la comunidad no se pierde. No obstante, algunos jóvenes emigrados encuentran pareja en Estados Unidos, en estos casos hay una disrupción del ritual del pedimento.
Por otro lado, cuando el noviazgo fracasa los padres de la novia están obligados a regresar el tlapalloli en dinero o en especie. Hubo un caso en el que la novia huyó con otro joven después del primer ofrecimiento del tlapalolli. El padre avergonzado por no contar con los recursos para pagar, tuvo que ofrecer a la hija menor de 13 años. De esta manera mantuvo su honor pues los padres del novio y la cihuatlanqui aceptaron la inusitada solución.
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