Jóvenes “sobrecalificadas” tienen que emigrar

JOVENES

Ante la falta de oportunidades laborales, económicas y de educación en México, mujeres preparadas se van a otros países en busca de un mejor futuro.

Aunque la matrícula femenina en universidades, maestrías y posgrados supera la de los varones, las mexicanas altamente preparadas pocas veces encuentran oportunidades de empleo que se adapten a su perfil, les permitan desarrollar sus capacidades, mejorar sus condiciones económicas, o continuar con su preparación.

Según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, en posgrados la matriculación de las mujeres es de 50.4 por ciento, y en especialidades de 51 por ciento, mientras que en maestrías la cifra llega a 51.2 por ciento.

En consecuencia, muchas jóvenes altamente calificadas se trasladan a países desarrollados en busca de mejores oportunidades, lo que representa para México un desperdicio de recursos invertidos en su educación y la falta de potencial para desarrollarse en áreas como ciencia, investigación y tecnología, según estudios al respecto.

NO SON PROFETAS EN SU TIERRA

“Romina” se convirtió en madre soltera a los 23 años de edad, justo cuando terminó sus estudios de licenciatura en Biología en la Universidad Autónoma de Yucatán. Actualmente, para solventar los gastos familiares vende artículos orgánicos, materia en la que ella es especialista.

Su situación de empleo informal y precariedad no siempre fue así. Pese a que su condición de madre soltera le representaba una mayor carga laboral, “Romina” se empeñó en seguir sus estudios. En México realizó una especialidad en Ingeniería del Hábitat y luego se fue a Estados Unidos para especializarse en Agronomía y Sustentabilidad.

“Su época más productiva”, como ella la llama, ocurrió fuera del país al cursar el Doctorado en Psicología Biocultural en la Universidad Wageningen, en Holanda. Lo que la convierte en una de las pocas mujeres especializadas en México en innovación tecnológica para el medio ambiente y la alimentación saludable.

Su vida en el extranjero “era más sencilla, ganaba dinero por estudiar y hacer investigaciones”; la beca incluía la educación de su hija.

Pero problemas familiares la trajeron de vuelta a México en 2011. Aunque buscó emplearse en dependencias de gobierno, era como si sus certificados de estudio y de posgrado no valieran. Por lo que se empleó como consultora independiente y después emprendió un negocio de huertos familiares y productos orgánicos, porque en México, dice, “no importa la investigación”.

Es de mencionar que aunque el presupuesto 2014 para investigación y tecnología en el país aumentó 12 por ciento comparado con el de 2013, apenas es de 81 mil 818 millones de pesos, es decir sigue siendo inferior al 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto.

Por ahora, “Romina” lucha por una plaza en un instituto tecnológico en Oaxaca; también impulsa a su hija, de ahora 12 años, a que continúe sus estudios y a que busque la posibilidad de vivir “en un país que realmente valore la educación”.

Cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo) reflejan que cada vez más mujeres calificadas llegan a EU. El número de personas mexicanas viviendo en ese país y que tienen un posgrado fue de 130 mil 582 para 2011, cifra que se incrementó en un 110 por ciento con respecto a la cifra del año 2000 cuando el número era de 62 mil 13 personas.

Conapo estima que la presencia de mexicanas con posgrado en EU  está cobrando relevancia con respecto a los varones: en 2005 el 42 por ciento de las personas con posgrado en EU eran mujeres de nuestro país.

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