Miseria de trabajadoras de la maquila las orilla a emigrar
Begoña Barbera Orozco, corresponsal
San Salvador.- La mala calidad de vida de las mujeres salvadoreñas que trabajan en las maquilas, fruto de los bajos salarios y las jornadas extenuantes, hace que muchas se planteen emigrar.
Pero la mayoría no lo hace por las dificultades para ahorrar la cantidad que piden los “coyotes” (traficantes de personas): no menos de 4 mil dólares (cerca de 52 mil pesos mexicanos).
María Magdalena y Noemí Carolina Monterrosa son hermanas. Viven con su madre, el hijo de Noemí, otra hermana y tres sobrinos en una casa de Santa Cruz Michapa, municipio del departamento de Cuscatlán.
Al padre lo mataron en el municipio de Suchitoto, en el mismo departamento, durante la guerra civil hace 28 años. Era patrullero.
María Magdalena, la mayor de las hermanas, no tiene ingresos desde hace meses. Nació con una discapacidad física fruto de las complicaciones que padeció su madre durante el parto, y eso, junto con haber pasado 16 años bordando, ha hecho que sus brazos ya no parezcan dispuestos a seguir trabajando.
“Se me duermen las manos y bordo algo torcido”, cuenta afligida. Nunca pudo trabajar en la maquila por su discapacidad. Ahora han dejado de encargarle bordados y vive de lo que ganan sus hermanas.
María Magdalena quiso emigrar a Estados Unidos hace 10 años. Allá vive un tío que le ofreció pagarle el pasaje para que pudiera llegar. Ella quiso, pero no le concedieron la visa estadounidense.
No se plantea viajar de otro modo, ya que dice que su discapacidad no le permitiría resistir el duro viaje por tierra, ni sus obstáculos. Pero las ganas de ir continúan.
También su hermana Noemí, de 33 años, desea emigrar al norte. Ella trabajaba en la maquila. Decidió dejarla temporalmente cuando su hijo empezó a tener problemas en la escuela.
Los horarios de las fábricas de producción textil hacen prácticamente imposible conciliar la vida laboral con la familiar, con unas jornadas de trabajo extenuantes de hasta 12 horas diarias. Ahora Noemí ayuda a bordar a una amiga.
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