Belém do Pará: a 20 años de creada, persiste violencia de género
Anaiz Zamora Márquez
Lejos de ser acatada, la Convención Interamericana contra la Violencia hacia la Mujer dio pie al Estado para que implementara una política de simulación e incumpliera las acciones contra esta problemática.
A 20 años de que el movimiento feminista del continente lograra que 35 países de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobaran la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), México se ha visto rebasado en el combate a esta problemática.
Académicas, defensoras de Derechos Humanos (DH) y activistas sostienen que el Estado mexicano lejos de acatar las obligaciones emanadas del acuerdo continental, mantiene una “simulación sofisticada de cumplimiento”.
Esto se evidencia –explican– con las agresiones cada vez más frecuentes y más brutales que a diario enfrentan las mexicanas.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), instancia encargada de velar por la transversalización de la perspectiva de género en las políticas públicas, recientemente reconoció que los homicidios dolosos de mujeres van en incremento, ya que hasta 2012 eran asesinadas al día en promedio 6.4 mexicanas, mientras que actualmente el promedio es de 7.1.
En un diagnóstico sobre la violencia de género en México, las especialistas Irma Saucedo González y Lucía Melgar Palacios detectaron un aumento constante en las tasas de violencia intrafamiliar y que el feminicidio se ha incrementado de manera progresiva desde 2004.
Las expertas afirman que también hay un aumento de la violencia sexual en todo el país, ya que en promedio se presentan 15 mil denuncias por año y existe un considerable número de mujeres que no acuden ante el Ministerio Público.
Igualmente, ambas destacan que también hay un alto número de mujeres y niñas víctimas de trata de personas. Según grupos civiles, se estima por ejemplo que más de 20 millones de personas (la mayoría de entre 12 y 24 años de edad) pueden ser víctimas de trata con fines de explotación sexual y trabajo forzado.
Aunado a lo anterior, en los últimos años se ha visibilizado que las mujeres migrantes también viven agresiones.
CONVENCIÓN DE PAPEL
El 9 de junio de 1994, durante el XXIV periodo de sesiones de la Asamblea General de la OEA, realizada en Belém do Pará, Brasil, los 35 Estados miembro reconocieron que todas las mujeres tienen derecho a vivir libres de violencia, por lo que se comprometieron a garantizar ese derecho y aprobaron la Convención Interamericana que lleva el nombre de esa localidad.
Y es que durante los años 70 y 80, feministas del continente buscaron incidir en el Derecho y en los sistemas de impartición de justicia para que se incluyera una visión de género, y se acabara con la idea de que los delitos contra las mujeres eran parte del ámbito privado.
“Por ejemplo, en las discusiones que se mantenían en torno a la violencia sexual, se consideraba que el bien protegido por el derecho debía ser la moral y no el cuerpo y la dignidad de las mujeres”, recuerda Saucedo, maestra en Sociología y experta en temas de género, quien testificó la creación de la Convención.
Es por ello que ahora resalta que Belém do Pará no fue una dádiva de los gobiernos, y que ayudó a crear un “paraguas continental” para proteger a las mujeres y obligar a los Estados a hacer cambios en su visión de hacer justicia.
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