Unen voces contra la tortura hacia las mexicanas
Anayeli García Martínez
Detenciones arbitrarias, insultos, golpes, humillaciones, violencia física, pero además violencia sexual son las imágenes que definen la tortura, según relataron sobrevivientes de este flagelo; mujeres que acusan al Estado de ejercer un control represivo a través de militares, marinos y policías.
En conferencia de prensa y al conmemorarse ocho años de los operativos policiales del 3 y 4 de mayo de 2006 en San Salvador Atenco, Estado de México, un grupo de mujeres sobrevivientes de tortura sexual se unieron para denunciar que si bien la tortura es una práctica que busca acallarlas, no será una causa para amedrentar sus luchas.
Afirmaron que el Estado sigue utilizando la tortura sexual como una práctica para silenciar a las personas y a los movimientos sociales, pero dijeron que también se convirtió en una estrategia para obtener confesiones y obligar a las personas a no desmentir a las fuerzas de seguridad.
Nueve mujeres compartieron su historia. Valentina fue violada en 2002 por militares; Italia fue atacada sexualmente en 2006 por policías federales; Verónica fue torturada por agentes en 2011; Miriam fue agredida en 2011 por soldados, y Claudia fue violada en 2012 también por militares. Para todas ellas la tortura fue una táctica deliberada.
Edith Rosales, una de las mujeres de Atenco, dijo que a pesar de que los casos son diferentes en todos hay coincidencias: mujeres detenidas, golpeadas y violadas. “Estuvimos en la misma situación, parece que fuimos detenidas por las mismas personas. Eso es porque es una estrategia”, aseveró.
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